"Escribir es la ¨²nica oportunidad que tengo de ser como un dios"
Antonio Lobo Antunes (Portugal, 1942) escribe muy lentamente. Para el autor de El orden natural de las cosas (Siruela), que dedica 13 horas diarias a escribir, la literatura es un trabajo dif¨ªcil y divertido a la vez. "Es la ¨²nica oportunidad que tengo de ser dios porque me permite inventarme un mundo", asegur¨® ayer el autor de moda en Europa a su paso por Madrid para promocionar su ¨²ltima novela.Lobo Antunes escribi¨® su primer libro a los 13 a?os. Se trataba de poemas que ¨¦l define como muy malos, pero su producci¨®n, a partir de entonces, no par¨®. Una tuberculosis le mantuvo en la cama duran te mucho tiempo: " ' Todo el mundo entraba y sal¨ªa y yo no ten¨ªa nada que hacer. Mientras escrib¨ªa burlaba ¨¦l destino", asegura al referirse a sus primeras obras que acabaron en la papelera. "Nunca pens¨¦ publicar mis libros. Ahora tengo un agente que se ocupa de todo y que hace de puta por m¨ª a cambio de un l5%".
Pese a su precocidad, su primera novela no se public¨® hasta 1979. Durante a?os comparti¨® la profesi¨®n de escritor con la de psiquiatra. S¨®lo hace 10 a?os decidi¨® dejar la psiquiatr¨ªa y entregarse de lleno a la literatura. Cada obra de este escritor, que fue propuesto para el Nobel el pasado a?o, es recibida por la cr¨ªtica como una lecci¨®n del bien narrar. La unanimidad alrededor de su obra le trae sin cuidado. Para el autor de El tratado de las pasiones, el ¨¦xito es relativo.
Los personajes que aparecen en El orden natural de las cosas, un mon¨®logo de 10 voces desde la soledad y el dolor, son una mezcla de crueldad y ternura.
Lobo Antunes confiesa que hay temas recurrentes que aparecen en toda su obra, porque "no se puede vivir sin obsesiones y los hombres no somos muy distintos los unos de los otros". El agua, los peces y los p¨¢jaros son referencia constante en su obra y en su vida. Dej¨® de vivir Berl¨ªn porque de noche so?aba con el mar y se march¨® de Par¨ªs porque se sent¨ªa tremendamente solo. Y para ilustrar la desolaci¨®n de los pueblos del Tercer Mundo cuando se sumergen en el primero cuenta la siguiente an¨¦cdota: "Un d¨ªa que circulaba por Par¨ªs en un taxi. cuyo ch¨®fer era espa?ol le pregunt¨¦ que c¨®mo pod¨ªa ¨¦l soportar que le trataran como a un perro. 'Me vengo con sus mujeres', fue la respuesta que me dio aquel hombre".
El orden natural de las cosas es una obra realizada alrededor de su t¨ªa, a la que califica como su verdadera madre, y la agon¨ªa de ¨¦sta. "La escrib¨ª para poblar su sufrimiento y el m¨ªo tambi¨¦n. Falleci¨® de c¨¢ncer y su muerte fue lenta y dolorosa. Es horrible ver c¨®mo una mujer bella se va transformando por la degradaci¨®n f¨ªsica. Al final, cuando perdi¨® totalmenente la belleza y se le hab¨ªa ca¨ªdo el pelo, consegu¨ªa verla como siempre cada vez que sonre¨ªa. En ese momento se abr¨ªan todas las ventanas de su cuerpo". Convertir a su t¨ªa en personaje no fue una casualidad: "Partes siempe de personajes y cosas verdaderas. Nunca he inventado nada.".
La obsesi¨®n de este escritor, que arrasa en su pa¨ªs, es el lenguaje. La forma es la protagonista absoluta de sus novelas. Dedica mucho tiempo a corregir los textos, hasta que encuentra lo que quiere decir verdaderamente. "El lector no puede sentir el esfuerzo del autor, para ¨¦l debe fluir como un r¨ªo; si se siente la dificultad, el libro no es bueno. Hago muchas correcciones porque siempre desconf¨ªo. Las cosas hay que conquistarlas. Me es dif¨ªcil creer en la prosa f¨¢cil lo mismo que en las mujeres f¨¢ciles".
Para este autor de culto, escribir -lo hace a mano porque le gusta el contacto f¨ªsico con el papel y dise?ar las letras como si fuera un bordado- es un acto neur¨®tico que le ayuda a mantener el equilibrio. "Escribir no me da placer, pero cuando no escribo es mucho peor. Es como si los libros justificasen la vida", asegura.
Babelia
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