Kosovo, un polvor¨ªn a punto de estallar
La tensi¨®n inter¨¦tnica en la regi¨®n entre serbios y albaneses hace temer el estallido de una nueva guerra balc¨¢nica
ENVIADO ESPECIALSi alg¨²n signo externo sirve para explicar el abismo al que se dirige Kosovo, la regi¨®n del sur de Serbia de mayor¨ªa albanesa, no hay otro m¨¢s relevante que una visita a la escuela Dardania, en Pristina, la capital provincial. Tiene unos tres mil alumnos de primaria, casi 2.500 albaneses y el resto serbios. Entran y salen por puertas diferentes, no coinciden ni se mezclan nunca en el gimnasio o en los recreos. Los ni?os tampoco se ven por los pasillos, porque a lo largo del moderno edificio de dos plantas los serbios construyeron en 1992 un definitivo muro interior que ha cegado todo posible encuentro. Este apartheid europeo podr¨ªa ser igualitario si la parte serbia no ocupase dos tercios de las instalaciones -amplias, limpias y bien dotadas- y la albanesa no estuviera confinada en el tercio restante, en condiciones imposibles de escasez y hacinamiento.
"No s¨¦ cu¨¢ntos alumnos hay en la parte albanesa", dice el director serbio, Bogi Gogic, en un despacho soleado. Los 600 suyos hacen dos turnos, entre las siete y med¨ªa de la ma?ana y las cuatro de la tarde. Dibujos de reyes y h¨¦roes serbios decoran los fregados pasillos. Al otro lado del muro, Sedat Ramadani, el director alban¨¦s, se sienta en una de las dos mesas de cesante instaladas en el cub¨ªculo que le sirve de oficina. Tras mirar el estadillo, explica que la superpoblaci¨®n de sus alumnos le fuerza a cuatro turnos, entre las siete de la ma?ana y las siete de la tarde. Cada director ignora el plan de estudios del otro. Los ni?os albaneses no aprenden serbio. Los serbios ignoran el alban¨¦s. Al se?or Gogic le paga Belgrado. Al se?or Ramadani, el Gobierno paralelo alban¨¦s, que tambi¨¦n fija las asignaturas.
?Es Kosovo el lugar donde, tras Bosnia, se producir¨¢ la pr¨®xima explosi¨®n balc¨¢nica? Los dirigentes albaneses creen que ser¨¢ as¨ª de no variar Belgrado su rumbo. La tensi¨®n inter¨¦tnica en la regi¨®n -dos millones de habitantes, el 90% de los cuales de origen alban¨¦s- no ha cesado de aumentar en las ¨²ltimas semanas, sobre todo despu¨¦s de varios incidentes armados que se saldaron con seis v¨ªctimas, un alban¨¦s y cinco serbios. Un alzamiento alban¨¦s en Serbia arrastrar¨ªa a Macedonia y Albania. Con Grecia y Turqu¨ªa a la gre?a, la pesadilla estar¨ªa servida.
Cada nacionalismo tiene su sue?o. Y el de los albaneses de Kosovo, no confesado oficialmente, es el de conseguir alg¨²n d¨ªa formar parte de una Gran Albania que englobar¨ªa a seis millones de personas. Los algo m¨¢s de tres millones que viven en Albania, sumados a los casi dos millones de la vecina Kosovo y el medio mill¨®n que en Macedonia reclaman autogobierno. Hay otros centenares de miles entre el norte de Grecia y, Montenegro. Los albaneses de, Kosovo han sido b¨¢sicamente pac¨ªficos desde 1989, en que el presidente serbio Slobodan Milosevic aboli¨® violentamente la amplia autonom¨ªa concedida por Tito, cerr¨® su Parlamento y les mand¨® a su ubicua polic¨ªa y al Ej¨¦rcito para mantenerles a raya.
"Nunca cederemos Kosovo", asegura Radivoje Papovic, responsable de la Universidad de Pristina, donde lleg¨® a haber 45.000 alumnos y ahora apenas hay 8.000. El rector Papovic considera improcedente decir cuantos de ellos son albaneses, pero es contundente al afirmar que "Albania nunca conseguir¨¢ imponer aqu¨ª su sistema educativo". Acusa amargamente a EE UU y Aleman¨ªa de haber hecho posible la situaci¨®n actual.
A pocos kil¨®metros de Pristina, se alza el monumento que conmemora la derrota de los serbios en la batalla. de Kosovo a manos de los turcos, en 1389. S¨®lo han pasado seis a?os desde que Milosevic, en el apogeo de su belicismo nacionalista, descendiera en helic¨®ptero sobre esta inmensa planicie para predicar al medio mill¨®n de serbios aqu¨ª congregados que todos vivir¨ªan juntos en un solo Estado. La guerra en Croacia y Bosnia cornenzar¨ªa poco despu¨¦s.
Kosovo tiene resonancias muy fuertes para el nacionalismo serbio, pero la demograria es implacable. Los albaneses de Kosovo, mayoritariamente musulmanes, son el 90%, y crecen a una tasa del 3%, la m"" alta de Europa. "Los serbios se est¨¢n yendo de aqu¨ª, hacia el norte", dice Ljubica, una refugiada serbocroata que huy¨® (le la Krajina en agosto pasado, cuando las tropas de Franjo Tudjman reconquistaron el basti¨®n (le los rebeldes serbios en Croacia. Milosevic intenta detener el irreversible ¨¦xodo de los suyos instalando a refugiados serbios de Bosnia y Croacia.
Los albaneses de Kosovo funcionan desde 1990 con una Administraci¨®n paralela. Tienen un presidente (Ibrahim Rugova), un Gobierno (en el exilio) y un Parlamento sumergido. Y sus propios medios de comunicaci¨®n. Es un poder pol¨ªtico imaginario, un Estado clandestino, pero tolerado, controlado por la Liga Democr¨¢tica de Kosovo, el partido principal, y que lidia b¨¢sicamente con la organizaci¨®n educativa, swnergid,2. tambi¨¦n a partir de la ense?anza primaria. La secundaria y la universitaria se imparten en casas particulares, por profesores albaneses expulsados cuando Belgrado liquid¨® la autonom¨ªa de la regi¨®n. Su sueldo, en primaria o secundaria, es de unas 12.000 pesetas mensuales, explica Vlera, una profesora veintea?era que da clase a unos 30 alumnos en el s¨®tano de su casa. Esta realidad virtual se financia malamente con el porcentaje que cada alban¨¦s en Serbia y de la nutrida di¨¢spora detrae de sus ingresos y entrega para la causa.
La regi¨®n es casi homog¨¦nea y los dirigentes albaneses esperaban que tras la guerra de Bosnia la atenci¨®n internacional se volcar¨ªa en este polvor¨ªn. No ha sido as¨ª. EE UU, el ¨²nico patr¨®n de la zona, ha advertido firmemente a Milosevic que no hay ninguna posibilidad de reintegraci¨®n plena a Occidente mientras no respete los derechos humanos en Kosovo y negocie una autonom¨ªa para la regi¨®n. Pero, a la vez, tanto Washington . como la Uni¨®n Europea tienen claro que no habr¨¢ alteraciones de fronteras en Europa. Los albaneses de Kosovo, por ahora, deber¨¢n abandonar sus aspiraciones independentistas y encontrar, junto con Belgrado, un camino alternativo.
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