Votar para debatir en el Uster
23 partidos compiten hoy para ocupar un sitio en el foro negociador
Los cajeros autom¨¢ticos que funcionan en casi todas las oficinas bancarias, los autom¨®viles ¨²ltimo modelo y las estupendas carreteras que comunican la regi¨®n pueden confundir a cualquiera. Pero Irlanda del Norte no existe plenamente en este agonizante siglo XX, sino en alg¨²n remoto rinc¨®n de la historia. Esta es la opini¨®n, al menos, de las candidatas de un nuevo grupo pol¨ªtico norirland¨¦s, la Coalici¨®n de Mujeres, que aspira junto a otros 22 partidos a conseguir alguno de los 110 asientos en el foro de debate que eligen hoy 1.170.000 norirlandeses. La batalla tradicional entre las dos comunidades que viven enfrentadas en el Ulster, cat¨®licos y protestantes, puede verse siquiera ligeramente alterada con este nuevo enfoque no sectario de los problemas de la regi¨®n."Estamos todav¨ªa en manos de los dinosaurios", dice Helena Schlindwein, se?alando con una mirada los carteles propagand¨ªsticos de la Coalici¨®n de Mujeres -todos ellos con dibujos de dinosaurios- que ha presentado 68 candidatas a ese foro de debate pol¨ªtico. "Yo me siento europea y creo que en Europa tiene menos sentido este enfrentamiento que nos tiene amarrados al pasado. Mucho lenguaje pol¨ªtico, mucho hablar de derechos humanos, pero en todos los partidos el porcentaje de mujeres es muy bajo y entre los altos cargos casi inexistente".
A los 53 a?os y con un t¨ªtulo de doctora en Sociolog¨ªa reci¨¦n obtenido, Schlindwein se ha embarcado en la causa de la pol¨ªtica con sorprendente entusiasmo. "Si la gente no vota a la Coalici¨®n, entonces no habr¨¢ mujeres en el foro, ni en la mesa negociadora sobre el futuro de Irlanda del Norte". Lo cual ser¨ªa, a, su juicio, enormemente grave. "Esta es una sociedad machista hasta extremos inconcebibles. Todo el d¨ªa est¨¢n con las pistolas a vueltas. Las mujeres no contamos nada".
A un paso de la espl¨¦ndida aunque destartalada oficina de la Coalici¨®n, en Shipquay Street, en el coraz¨®n hist¨®rico de Londonderry, varias lunas de escaparates agujereadas, cuando no literalmente pulverizadas, muestran las huellas de pasadas batallas. Londonderry, Derry para los republicanos, no dispone de hoteles en el centro desde los tiempos terribles del Bloody Sunday y no parece que la industria tur¨ªstica se est¨¦ revitalizando.
Richard Dallas, uno de los dos ¨²nicos concejales del Partido Unionista del Ulster, teniente de alcalde de la ciudad, es consciente de la situaci¨®n. "Se han hecho muchas cosas de tipo social desde 1993. Aqu¨ª hay m¨¢s tolerancia que en otras partes del Ulster, pero todav¨ªa queda much¨ªsima tarea por delante", dice Dallas. Candidato al foro de 110 miembros, del que ser¨¢n elegidos los integrantes de la mesa negociadora que a partir del 10 de junio discutir¨¢ el futuro de Irlanda del Norte, este protestante de 27 a?os no parece demasiado inquieto por las perspectivas de una Irlanda unida. "Es matem¨¢ticamente imposible. Los protestantes somos mayoria -59% frente al 41% de los 1.600.000 habitantes- y el crecimiento demogr¨¢fico de los cat¨®licos est¨¢ decreciendo despu¨¦s del boom de los setenta".
Es todo un estilo, el de los l¨ªderes protestantes, que no parece encajar con el siglo. "No es que los nacionalistas tengan m¨¢s dotes pol¨ªticas", se defiende el joven teniente de alcalde. "Es que tienen m¨¢s dinero. ?Sabe usted cu¨¢l es el presupuesto de mi partido? 100.000- libras (unos 20, millones de pesetas) el a?o pasado, mientras el Sinn Fein, s¨®lo en Estados Unidos, recaud¨® un mill¨®n de d¨®lares (128 millones)".
Mejor ser¨¢ no preguntarle a Richard Dallas qu¨¦ opina de la Coalici¨®n de Mujeres. Su compa?ero de, partido, el veterano Ken Maginnis, dicen que coment¨® con horror al enterarse de la existencia del nuevo grupo: "?Mujeres en la pol¨ªtica? Ser¨¢ el fin de la familia". Peter Robinson, el n¨²mero dos del partido de lan Paisley, viendo en la Coalici¨®n quiz¨¢s una maniobra nacionalista, aprovech¨® para recordar que "el sitio de. la mujer del Uster est¨¢ en la cocina preparando el t¨¦".
Helena Schlindwein, que ha empezado a recuperar su nombre de soltera, el muy irland¨¦s McAleer, reconoce que la situaci¨®n no es mejor entre los partidos nacionalistas. Simplemente, sus. l¨ªderes parecen m¨¢s discretos. Al contrario que otros partidos, como el Sinn Fein o el Social Dem¨®crata y Laborista, que han criticado ¨¢speramente las elecciones por encontrar en ellas el ¨²ltimo y taimado intento anglo-unionista por retrasar la hora de la verdad, es decir las negociaciones pol¨ªticas, la Coalici¨®n de Mujeres persigue con fervor el objetivo de formar parte de ese foro. "Esperamos sacar al menos dos delegadas", dice McAleer. Nada comparado a las fabulosas perspectivas del partido de su amigo John Hume, a quien todo el mundo ve como ganador. Marc Durkarn, uno de los miembros del equipo de Hume, parece poco entusiasmado c¨®n la perspectiva."Hemos estado en contra de las elecciones hasta el final, porque promueven un clima de enfrentamiento pol¨ªtico en v¨ªsperas de las negociaciones de todos los partidos, que deben celebrarse en un clima de cooperaci¨®n y de concordia", explica.
Pese a todo, su triunfo ser¨ªa superar al Partido Unionista, de David Trimble, que siempre se ha llevado la parte del le¨®n en pasadas consultas. En las elecciones locales de 1993, el PUU obtuvo el 29% de los votos, seguido por el SDLP con un 21,9%, con los Unionistas Democr¨¢ticos de Ian Paisley, en tercera posici¨®n con el 17,2% de los sufragios, y el Sinn Fein con el 12,5%.
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