Sabina

Llega de nuevo Sabina, agarra los trastos, se planta en la mitad del medio de la plaza, saluda a la afici¨®n y obsequia a los tendidos con esta chicuelina: "Yo, m¨ª, me, contigo". As¨ª se llama el ¨²ltimo disco del artista jienense-madrile?o, autor de la memorable canci¨®n Pongamos que hablo de Madrid, que el pueblo convirti¨® en himno.Yo, m¨ª, me, contigo es un retablo barroco, apasionado, golferas, dionisiaco, noctambulario, h¨²medo, melanc¨®lico, libertino, divertido, delicadamente canalla, bail¨®n y meneante. Las hetairas, las consoladoras de hotel, se pasean por aqu¨ª como lumis por la Ballesta.

Madrid s¨®lo est¨¢ presente de forma espor¨¢dica en tres canciones. Pero quiz¨¢ sea en este disco donde el de ?beda se muestra m¨¢s universalmente madrile?o. En Postal de La Habana, Caco Senante y Sabina cantan: "El s¨®ngoro cosongo / va p'a Varadero, viene de Madrid". Tama?a teor¨ªa s¨®lo puede partir de alguien que est¨¢ colado por Madrid. Cabe la sospecha de que, en boca de Sabina, tanto el s¨®ngoro como su colega el kosongo no son ritmos tropicales, sino palabras relacionadas con movimientos p¨¦lvicos, algarab¨ªa prepucial.

Aunque a algunos les moleste, Joaqu¨ªn Sabina se ha convertido con los a?os en un madrile?o emblem¨¢tico: chul¨ªn, abierto a lo que venga, dondiego de noche, solidario, antixen¨®fobo, cosmopolita.

Ahora bien, sale por los cerros de ?beda en cuestiones fundamentales como el balompi¨¦. Defiende la abolici¨®n de las ataduras, pero se ata de por vida a un club azaroso. Y en cuanto le tocan las pelotas, se transmuta en un furioso y dogm¨¢tico colchonero. Incluso participa en mascaradas neptunianas, ensoberbecido, retador y lenguaraz. Y cuando le incitan a que componga un himno a su equipo, responde con todo cinismo: "Ya lo hice. Se llama Pongamos que hablo del Madrid".

A Sabina le gusta much¨ªsimo la cama, como ha demostrado a lo largo de su carrera y como remacha sin contemplaciones en este ¨²ltimo disco que deber¨ªa llamarse Yo mim¨¦ contigo en un colch¨®n a la vera del Manzanares.