Qu¨¦ gran disgusto para el lunes
Manchester est¨¢ demasiado lejos de Londres como para que los ecos de la bomba que estall¨® ayer en la ciudad del norte de Inglaterra se dejaran o¨ªr metaf¨®ricamente en las gradas del estadio de Wembley. Con sus tartanes y gaitas, los escoceses hab¨ªan tomado la v¨ªspera las principales plazas y parques de Londres y no estaban dispuestos a que nada ni nadie les estropeara la fiesta. S¨®lo la selecci¨®n inglesa pod¨ªa hacerlo y, lo hizo.Los gritos de los hinchas se escucharon en el centro de la capital, donde por la ma?ana, los seguidores de una y otra selecci¨®n, hab¨ªan contemplado el desfile colorista con el que se celebra el cumplea?os oficial de la reina Isabel.
En Manchester, donde la selecci¨®n alemana se enfrenta hoy a la de Rusia, el d¨ªa fue tr¨¢gico y confuso, con miles de turistas atrapados en el caos de un atentado ajeno a la fiesta de la Eurocopa que proyecta una inquietante sombra sobre el resto del campeonato.
Pero la fiesta estaba en Londres donde los dos grandes rivales nacionales y sus respectivos hooligans se med¨ªan. Mil seiscientos millones de pesetas en apuestas, entradas vendidas a precios fabulosos en una reventa de ¨²ltima hora y una amenazadora borrasca de bronquistas cargados de cerveza que la polic¨ªa consigui¨® controlar a grandes rasgos, marcaron la funci¨®n hist¨®rica. Los locos del juego se inclinaron, sobre todo, por Inglaterra con apuestas de hasta 10.000 libras (dos millones de pesetas) a favor del conjunto de Paul Gascoigne. Los seguidores de Escocia demostraron su entusiasmo por la v¨ªa folkl¨®rica sin que ningun apostador superara la razonable cantidad de 300 libras (unas 60.000 pesetas).
Con tantas cosas en juego no hubo un momento para acordarse del dram¨¢tico atentado de Manchester. Pero qu¨¦ duda cabe de que, una vez disipados los vapores del partido, la historia de la bomba ser¨¢ un gran disgusto para el lunes.
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