Al f¨²tbol de amiguetes

A m¨ª la que me tira es la selecci¨®n b¨²lgara. Para entrenar se fuman un cart¨®n sin filtro, juegan a grito pelado, tienen un tipo calvo en el mediocampo que le confiere a la t¨¢ctica de juego un algo de los partidos de solteros contra casados, y el seleccionador, en fin, es un general que selecciona lo que le vocifera un. delantero que, en tiempos, fue sargento. Ese pollo que corta. el bacalao, que s¨®lo admite jugar con amigotes, que -es cierto; l¨¦anle los labios- insulta en catal¨¢n y en la intimidad del estadio a los ¨¢rbitros bielorrusos, no es otro que Stoiclikov, gran ide¨®logo del f¨²tbol b¨²lgaro y, hasta hace dos ligas, estrella de uno de los dos mejores clubes del universo -el otro, en fin, debe estar en Marte- Stoichkov y sus amigotes han devuelto al f¨²tbol lo que otras selecciones le han arrebatado. A saber: su condici¨®n de juego de alta competici¨®n que practic¨¢bamos en el recreo con nuestros mejores amigotes, y que consist¨ªa en gritar, liarla, marcar y abrazarnos. Un entrenador argentino-lacaniano dijo que la esencia del f¨²tbol es el gol. Falso. La esencia del f¨²tbol es el amigote.-