No se me amanolete
Chiquil¨ªn se amanolet¨® y aunque le afici¨®n le aconsejaba que no se amanoletara tanto, cada vez se amanoletaba m¨¢s. ?No quieres caldo? Dos tazas.La sombra de Manolete acompa?¨® toda la tarde a Chiquil¨ªn. O a lo mejor era Manolete quien toreaba y Chiquil¨ªn su sombra. Eso cre¨ªan algunos aficionados mientras otros lo desment¨ªan en base a un dato esencial: nunca jam¨¢s en la vida habr¨ªa matado Manolete tan mal como lo hizo Chiquil¨ªn.
Amanoletarse para pegar derechazos y naturales est¨¢ al alcance de cualquiera. Amanoletarse en sentido estricto -es decir, asumiendo con todas sus consecuencias la categor¨ªa de aquel monstruo que fue- requiere valor a toda prueba, no dar por perdido ning¨²n triunfo, amartillarlo entrando a matar por derecho y hundiendo el estoque en el hoyo de las agujas.
Mart¨ªn / S¨¢nchez, Gonz¨¢lez,
Chiquil¨ªnToros de Mar¨ªa Lourdes Mart¨ªn de P¨¦rez Tabernero (uno devuelto por inv¨¢lido), correctos de presencia, mansos, flojos, finalmente aborregados. 5? sobrero del Conde de Mayalde, anovillado, inv¨¢lido y aborregado. Sergio S¨¢nchez: estocada trasera atravesada y dos descabellos (silencio); pinchazo hondo, pinchazo -aviso- y estocada (silencio). Cristo Gonz¨¢lez: pinchazo, bajonazo, ruedas insistentes de peones -aviso- y dobla el toro (algunos pitos); pinchazo, metisaca bajo infamante, pinchazo dobla el toro (silencio). Chiquil¨ªn: dos pinchazos -primer aviso-, dos pinchazos m¨¢s, bajonazo delantero -segundo aviso- y descabello (silencio); pinchazo -aviso-, otro pinchazo y bajonazo (palmas). Plaza de Las Ventas, 23 de junio Menos de media entrada.
Le falt¨® todo eso a Chiquil¨ªn, que no es poco. Sin embargo explay¨® algunos valores positivos muy dignos de tener en cuenta. Supo ver a su primer toro, un manso clamoroso que hu¨ªa coceando de las plazas montadas, desarroll¨® bronquedad violenta durante la brega, en banderillas se hizo el amo y cuando lleg¨® el ¨²ltimo tercio ya berreaba victoria. Pero Chiquil¨ªn le abord¨® muy muy decidido y lo dobl¨® por bajo hasta las puros medios. Esto fue fundamental. En un plis-plas -doblada va y viene, sin perderle la cara y ganando terreno-, hab¨ªa dominado al toro.
Y el toro manso se entreg¨®. Y Chiquil¨ªn pudo amanoletarse a sus anchas, instrumentando derechazos y naturales al amanoletado estilo. Habr¨ªa estado bien, mas se pas¨® de amanoletamiento y aburri¨® al p¨²blico, que ya le ped¨ªa distinto repertorio. Por ejemplo el de Arruza, para seguir en la ¨¦poca.
La escuela de Manolete tuvo muchos detractores en su tiempo, por cuanto se distanciaba del arte de torear y su canon, y en cambio casi se agradece ahora si sirve para salir de ese pegapasismo unipasista que hace estragos. El pegapasismo unipasista no hay quien lo aguante. Cristo Gonz¨¢lez ofreci¨® en el quito toro -sobrero e inv¨¢lido por m¨¢s se?as- un compendio cabal de esa ant¨ªtesis del toreo, que consiste en citar fuera cacho, descargar la suerte, perder pasos y vuelta a empezar.
Las faenas del toreo contempor¨¢neo siempre est¨¢n empezando. Las tandas de pases -el derechazo principalmente, por favor-, siempre parecen el principio aunque est¨¦n en las ¨²ltimas. Como la ligaz¨®n no existe, la gracia de ese toreo estriba en restregar las zapatillas por la arena en busca de un hoyo donde afianzarlas, ponerse fuera del pit¨®n, elegir una postura flamenca, extender la mano que no torea en actitud declamatoria.
Bueno, la otra mano tampoco torea: da el pase, que no es lo mismo. Luego el torero aprieta a correr. As¨ª tore¨® Cristo Gonz¨¢lez al quinto, en plan figura. Su faena al segundo, en cambio, result¨® menos amanerada puesto que el toro acab¨® prob¨®n y super¨® con valor y buena t¨¦cnica el inc¨®modo defecto.
Sergio S¨¢nchez estuvo muy voluntarioso con el capote, en la suerte de banderillas -que lleg¨® a intentar sentado en una silla- y pasando de muleta, frente al lote m¨¢s deslucido, dentro de una deslucida corrida, mansa e inv¨¢lida, que dur¨® una eternidad. Se amanoletaba Chiquil¨ªn por naturales en el sexto y el p¨²blico le ped¨ªa que acabara de una vez pues ya estaba harto de amanoletamientos, y llev¨¢bamos dos horas y media largas de funci¨®n, y soplaba un viento helador m¨¢s propio de la oto?ada que de la can¨ªcula. Y acab¨® Chiquil¨ªn, perpetrando un bajonazo. Ve Manolete semejante adulteraci¨®n de su imagen torera y le manda a robar gallinas.
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