?Limp¨ªa el patio, Felipe!
Desde hace seis a?os, cada vez que un esc¨¢ndalo salta a la opini¨®n p¨²blica, los socialistas repiten, la misma cantinela: el partido no tiene nada que ver en el asunto. As¨ª, el partido no tuvo nada que ver en que el hermano de su vicesecretario general dispusiera de un despacho oficial en, dependencias del Gobierno de Andaluc¨ªa para atender sus negocios; el partido no tuvo nada que ver en las operaciones de financiaci¨®n ilegal realizadas por miembros de su comisi¨®n ejecutiva; el partido, ni el Gobierno, ni los ministros del Interior, tuvieron nada que ver en que un director de ' la Guardia Civil haya podido dedicarse al cobro, de susitanciosas mordidas durante a?os sin fin; el partido no tuvo nada que ver en las comisiones pagadas con los fastos del 92. Era de temer que el partido tampoco tuviera nada que ver, como afirm¨® su secretario de Organizaci¨®n, en las cuentas suizas de los navarros y seguro que tampoco tendr¨¢ nada que ver en este infame salto cualitativo que supondr¨ªan, de confirmarse, los sobornos de Gil, nueva p¨¢gina de una historia sin fin protagonizada por gente con la que el partido, faltar¨ªa m¨¢s, nada tiene que ver.El problema es que los responsables de estas historias son o eran miembros del partido mientras comet¨ªan los delitos. Todos ellos son criaturas del partido, en el que ascendieron con facilidad y aplauso hasta desempe?ar cargos de responsabilidad nombrados por el n¨²cleo dirigente del partido. Utilizaban recursos de poder a los que hab¨ªan tenido acceso gracias a su vinculaci¨®n con el partido y en la seguridad de que nadie en el partido les exigir¨ªa rendir cuentas. Y como los golfos no nacen, se hacen, la teor¨ªa del secretario general seg¨²n la cual "los- socialistas no est¨¢bamos preparados para recibir a tanto golfo" es un cuento para consuelo de beatos, no una explicaci¨®n para ciudadanos capaces de exigir responsabilidades.
Y ¨¦se es todo el meollo de la cuesti¨®n. Cuando Ciscar repite, como antes Benegas, como siempre Gonz¨¢lez, que el partido no tiene nada que ver con todo eso, lo que quieren decir es textualmente lo que dicen, o sea, que el partido no tiene por que meter sus narices en todo eso, que el partido no vea la basura, que no la huela, que r¨ªo hable de ella. Como, al final, lo que ha ocurrido es que unos roldanes que no merec¨ªan ser socialistas se han llevado dinero a casa, todo lo que el partido tiene que hacer es expulsarlos de sus filas. Para eso, claro est¨¢, se basta el n¨²cleo dirigente, que se dispone a bajar al patio interior pertrechado de los m¨¢s modernos instrumentos de limpieza, entre ellos, el de cortarcabezas.
Todo, antes de que el partido tenga algo que ver, y decir, en estos asuntos. No se sabe qu¨¦ nuevas revelaciones esperan las llamadas bases del partido para exigir de sus dirigentes la convocatoria de un congreso en el que vean con lupa todo lo que les ha conducido a la situaci¨®n actual. En un congreso, con la direcciones delante, sin expulsiones previas que vuelvan in¨²til el debate, s¨ª que tendr¨ªan mucho que ver las cuentas, verlas cuentas y examinarlas y pedir explicaciones de ad¨®nde ha ido a parar todo el dinero apa?ado. "La norma de conducta de los socialistas ha sido siempre afrontar las cosas, sin huir de, ellas", dec¨ªa Juli¨¢n Besteiro en el XIII Congreso del PSOE. Y as¨ª era, en verdad. Cuando surg¨ªa, alg¨²n grave problema, los socialistas de los que este PSOE dice ser la con tinuaci¨®n renovada no dudaban en convocar un congreso extraordinario para que "todos los compa?eros" conocieran los datos y pudieran pronunciarse seg¨²n lo visto y o¨ªdo.
El problema es que de delitos no se debate, ni sobre delitos: se adoptan resoluciones en los congresos de los partidos. Por eso, ante este amontonamiento ins¨®lito de basura, los socialistas perplejos piden a Felipe Gonz¨¢lez que limpie el patio. ?Limpia el patio, Felipe!, dicen que dijo uno de ellos, sin percatarse de que esa dejaci¨®n. de, la propia responsabilidad es todo el origen de la basura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.