Jornadas de castigo
El pelot¨®n vuelve a llegar tarde a la meta, pero empiezan a retirarse corredores significados como Gotti o Cipollini
El pelot¨®n llega irremediablemente tarde y la televisi¨®n se desespera por el desfase horario. Tiende a pensarse que todo el mundo guarda sus fuerzas y que el Tour se mueve por rutina, que las victorias se reparten por riguroso orden, hoy me toca a m¨ª ma?ana te toca a t¨ª. M¨ªrenles las caras a los corredores tras casi siete horas sobre la bicicleta y no encontrar¨¢ gestos de complacencia. La calma chicha esconde m¨¢s dureza de la prevista. El viento en contra y el tiempo variable hacen mella en el pelot¨®n. Los escaladores no est¨¢n agazapados rezando porque lleguen las cumbres; los escaladores sufren cada d¨ªa. Hay nervios y temor generalizado a que lo que no parece estar sucediendo ahora aflore luego en los Alpes. M¨¢s de uno se quedar¨¢ atrancado en una cuesta definitivamente.La presunta aton¨ªa del pelot¨®n es falsa. Aparentemente, el Tour se lleva con orden y es cierto. Incluso da la sensaci¨®n de que hay un exceso de orden. Por ejemplo, las cinco etapas han beneficiado a cinco equipos diferentes (Gan, Saeco, TVM, Telekom y Aubervilliers), han satisfecho cinco objetivos. Uno de ellos, el modesto Aubervilliers interpreta el triunfo de Saugrain como un logro definitivo, del que puede depender su continuidad como equipo. Y ayer el sprinter del TVM, BlijIevens, cumpli¨® con su parte del contrato. Esos cinco conjuntos no ten¨ªan otro objetivo por lo que pueden darse por cumplidos. Sin embargo, la marcha del pelot¨®n est¨¢ surtiendo otro tipo de efectos.
Correr contra el viento, como ha sucedido desde que comenz¨® la carrera, obliga a los corredores a tirar de desarrollo. Para los grandes no es demasiado problema, para los peque?os escaladores es mal asunto: sus rodillas o sus piernas pueden resentirse cuando llegue la monta?a. La organizaci¨®n facilit¨® ayer un parte m¨¦dico un tanto ambiguo: "Numerosos corredores han debido recibir cuidados por tener dolores en la rodilla". El parte no especifica qu¨¦ corredores ni cu¨¢ntos, aunque destaca que Gotti se ha retirado por dolores en un gemelo.
Y el tiempo. Cada jornada, los ciclistas sufren las consecuencias de un clima demasiado voluble. Lluvia, a veces aparatosa, calor, humedad, fr¨ªo. No logran sudar adecuadamente ni correr con tranquilidad, con suavidad. Ayer, un fuerte viento en contra les oblig¨® a desplazarse 26 kil¨®metros durante la primera hora de carrera. En estas circunstancia, el paso de los kil¨®metros no conduce a un buen rodaje. Corren, gastan kil¨®metros pero de forma desordenada.
Los nervios. La presencia del viento hace temer por los abanicos. Los corredores tratan de estar cerca de la cabeza. Hay empujones, demasiado p¨²blico para ocupar las primeras plazas. No hay si t¨ªo en la cuneta para ir escalando posiciones; es decir, no se puede hacer cuneta, en el argot. Los l¨ªderes se apoyan en sus equipos para abrise camino entre el pelot¨®n. Y de los nervios, las ca¨ªdas. Ayer tocaron el suelo Z¨¹lle y Riis, al tiempo que Armstrong casi provoca una pelea en la carretera.
Finalmente, el Tour ha decidido llegar a las monta?as sin referencias. La falta de una contrarreloj tiene a todos los aspirantes en un pu?o. Nadie se siente descartado, nadie tiene dudas en la cabeza. Todos quieren estar juntos, verse las caras, sentirse l¨ªderes. Naturalmente, eso significa una sola cosa: todos buscan a Indur¨¢in, que se pasea por el pelot¨®n rodeado de gran y aparatoso cortejo.
En cinco d¨ªas, los corredores han recorrido 1.125 kil¨®metros en estas condiciones. Han llegado tarde a la meta cada tarde, es cierto. Pero no ha habido descanso, ni tensa espera. La organizaci¨®n ha decidido hoy adelantar en media hora la salida de la etapa a la vista de que el mal es irremediable. Los escaladores sufren, y ellos lo saben. M¨¢s de un director ha calificado este comienzo como un pu?ado de etapas de castigo.
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