Bruno Roussel, de oficio 'jockey'

Llegar¨¢ un d¨ªa, y no est¨¢ muy lejos, en que los directores tocar¨¢n una tecla desde su coche y uno de sus corredores sentir¨¢ un pinchazo en el cuerpo. Sabr¨¢ que tendr¨¢ que atacar. Esta t¨¦cnica, que en una visi¨®n pesimista puede que termine con los corredores convertidos en caballos funcionando a golpe de l¨¢tigo, ya est¨¢ en marcha. S¨®lo le falta un poco de simplificaci¨®n.El cient¨ªfico Bruno Roussel, director del Festina, es uno de los pioneros en el asunto de transformarse en jockey. Todos los cardiofrecuenc¨ªmetros (puls¨®metros) de sus corredores est¨¢n conectados por medio de un emisor con el coche. "En todo momento conozco el latido cardiaco de mis corredores", dice el director de Virenque. "As¨ª s¨¦ c¨®mo marchan, qui¨¦n est¨¢ bien y qui¨¦n est¨¢ en zona roja, en la reserva. Yo controlo el recorrido y veo c¨®mo marcha el pelot¨®n, y en un determinado momento doy ¨®rdenes por el transmisor a un corredor en concreto para que ataque o ponga en funcionamiento la t¨¢ctica del equipo".

El Festina, equipo plagado de escaladores, a¨²n no ha tenido tiempo de demostrar la eficiencia del invento, pero seg¨²n se acercan los Alpes los Virenque, Herv¨¦, Garc¨ªa Casas, Dufaux, Brochard, Robin y compa?¨ªa empezar¨¢n a recibir con frecuencia las teledirigidas ¨®rdenes del jockey Roussel. Falta saber si las har¨¢n caso o decidir¨¢n por su cuenta cortar la comunicaci¨®n. Tambi¨¦n perfeccionando el camino hacia el ideal absoulutista de conocimiento y comunicaci¨®n total se encuentra Manolo Saiz, director del ONCE, quien medita un sistema de transmisi¨®n electr¨®nica individualizada, para que s¨®lo el aludido pueda enterarse de lo que su director le quiere.