El fiscal y las defensas invocan la ley de amnist¨ªa para resolver el 'caso Ruano'
El juicio por la muerte en 1969 del estudiante Enrique Ruano qued¨® ayer visto para sentencia. La acusaci¨®n particular mantiene la petici¨®n de 30 a?os de c¨¢rcel por asesinato con alevos¨ªa para cada uno de los tres polic¨ªas procesados. Los abogados defensores solicitan la absoluci¨®n y, alternativamente, la aplicaci¨®n de la ley de amnist¨ªa de 1977. El fiscal y el abogado del Estado, que tampoco consideran probado el delito de asesinato, invocan tambi¨¦n la amnist¨ªa, dado el car¨¢cter pol¨ªtico del delito atribuido a polic¨ªas de la Brigada Social.
La petici¨®n de amnist¨ªa no prosper¨® cuando fue planteada como cuesti¨®n de previo pronunciamiento, por estimar la Secci¨®n Segunda de la Audiencia Provincial de Madrid, que juzga el caso, que no estaban acreditados los m¨®viles pol¨ªticos. Ayer, en su informe final, los abogados defensores Jos¨¦ Mar¨ªa Serret, de Francisco Luis Colino, y Julio Ferrer Sama, de Celso Galv¨¢n y Jes¨²s Sim¨®n Crist¨®bal, volvieron a invocarla.Ferrer-Sama resalt¨® que la detenci¨®n de Ruano en 1969, por su actividad pol¨ªtica, a cargo de polic¨ªas de la Brigada Pol¨ªtico Social, exige, "en caso de aceptarse la tesis del asesinato, que yo estimo monstruosa", dijo, la aplicaci¨®n de la ley de amnist¨ªa. Tambi¨¦n el abogado del Estado pidi¨® que se aplique la ley de amnist¨ªa, subsidiariamente a la absoluci¨®n. El primero en invocar "en todo caso", la ley de amnist¨ªa fue el fiscal. Record¨® que en 1969 "era moneda corriente la muerte de estudiantes y obreros que se opon¨ªan al r¨¦gimen" y que la Brigada Pol¨ªtico-Social ten¨ªa un papel predominante".
Fiscal garantista
El fiscal lleg¨® a la siguiente conclusi¨®n: "No se sabe c¨®mo muri¨® Enrique Ruano. Es posible que los polic¨ªas acusados lo mataran, pero no lo s¨¦". En consecuencia, estim¨® aplicable la presunci¨®n de inocencia. En una intervenci¨®n garantista, el fiscal consider¨® nula toda prueba derivada de los manuscritos de Ruano, obtenidos con violaci¨®n de su intimidad y se refiri¨®, entre otras irregularidades, al atestado policial ("no glorioso", dijo) y a la ausencia de un trozo de la clav¨ªcula. Jos¨¦ Manuel G¨®mez Ben¨ªtez estim¨® que el juicio ha superado la "villan¨ªa" de quienes construyeron la versi¨®n del suicidio, con la colaboraci¨®n de personas como el testigo de ayer, Manuel Jim¨¦nez Qu¨ªlez, director general de Prensa en 1969, que gestion¨® su publicaci¨®n en Abc, y "sin que el juez de orden p¨²blico Jaime Mariscal de Gante ni ning¨²n otro lo impidieran".El letrado record¨® que los acusados pertenec¨ªan a la Brigada Pol¨ªtico- Social, dedicada a hacer "el trabajo sucio en la m¨¢s negra etapa franquistra". Evoc¨® c¨®mo su jefe Juan Garc¨ªa Gelabert no cre¨ªa necesario examinar sus pistolas tras morir Ruano. El acusador se reserv¨® su opini¨®n porque el hoy juez Jos¨¦ Antonio Enrech, secretario del juzgado que instruy¨® en 1969 el caso, "no hiciera nada entonces" en relaci¨®n con los s¨ªntomas de tortura. Respecto a su testimonio en el juicio, G¨®mez Ben¨ªtez se?al¨® que, aunque Enrech "pudo confundirse de lado al se?alar la herida, describi¨® una de cuatro dedos de profundidad". Dado que los forenses excluyeron que la herida la produjera una escarpia o un objeto en el suelo, el letrado insisti¨® en que se trat¨® de una bala.
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