Querer y no poder
La plaza de toros madrile?a, durante los calores estivales, se ha convertido en la antesala de las ambiciones. Acuden a ella los toreros sin apoderado y sin contratos, pero con un mont¨®n de ganas y de ilusiones. Vienen con la aspiraci¨®n de que, si suena la flauta en alg¨²n toro, se les abra la puerta de las oportunidades. Pero el bagaje de su oficio es tan escaso que, por m¨¢s que derrochen voluntad, es imposible que les lluevan los contratos.Si adem¨¢s de todo eso los toros ofrecen pocas garant¨ªas para el triunfo, el resultado no puede ser brillante. Los astados de Jos¨¦ Escolar, primos de los victorinos por l¨ªnea de Albaserrada, mansearon en todos los tercios, flojearon de remos y un par de ellos present¨® dificultades, que sus matadores, naturalmente, no supieron resolver.
Escolar/ Lucero, Lima, Mart¨ªn
Toros de Jos¨¦ Escolar, de presencia desigual y escasas fuerzas, mansurrones general. 3? y 4?, con dificultades. 5?, boyante. Rom¨¢n Lucero: bajonazo (silencio). Pinchazo, estocada corta delantera -aviso con retraso- y tres descabellos (silencio). Lima de Estepona: confirm¨® la alternativa. Dos pinchazos y media estocada delantera (aplausos y saludos). Pinchazo hondo y siete descabellos (silencio). Miguel Mart¨ªn: estocada ca¨ªda (algunas palmas), media estocada tendida, dobla el toro, lo levanta el puntilleo y se echa definitivamente (silencio).Plaza de Las Ventas, 7 de julio. Menos de media entrada.
El quinto se dej¨® torear por el pit¨®n derecho y Lima de Estepona lo tore¨® sin darle salida en los muletazos y con mucho barullo. Se empe?¨® en hacerle la faena-modelo: derecha, izquierda y los de pecho. Algunos aplaudieron y lo jalearon... hasta que lo ech¨® todo a perder con sus fallos con el verduguillo.
En el toro de confirmaci¨®n de su alternativa hizo una faena esforzada, apurando mucho al toro y conduciendo bien la embestida. Sufri¨® una aparatosa voltereta, con la ¨²nica consecuencia de los destrozos en la manga de la chaquetilla.
Esfuerzo y tes¨®n
Tambi¨¦n tir¨® muy bien del toro Rom¨¢n Lucero, con esfuerzo y tes¨®n. Se coloca mejor que muchas figuras e Intenta el toreo de verdad. Su enemigo, un toro apagado y amoruchado, se quedaba corto. Intent¨® hacerlo todo, abaniqueo incluido.El cuarto dio un susto morrocotudo al banderillero Jos¨¦ Ib¨¢?ez, que qued¨® colgado de un muslo y sali¨® con la taleguilla hecha jirones. Lucero quiso darle los derechazos de rigor. Se le col¨® el toro y el zamorano, a pesar de su voluntad, termin¨® asustado por los arreones y coladas del toro.
Miguel Mart¨ªn tambi¨¦n, quiso y tampoco pudo. Banderille¨® como un vulgar subalterno en su primero y de modo p¨¦simo en su segundo. No supo aprovechar las escasas facilidades de sus dos enemigos y tampoco acert¨® a resolver sus problemas. Mucha inexperiencia.
Sus buenas intenciones y su voluntad se pusieron de manifiesto cuando inici¨® la faena al tercero de la tarde sentado en el estribo. Lo hab¨ªa brindado al p¨²blico, en la creencia de que se trataba de un enemigo aprovechable, pero pronto se dio cuenta de su error. Se empe?¨® en torear y entre que se colocaba mal y que el astado era complicado, adem¨¢s de que el viento empez¨® a molestar, dieron como resultado que el de Escolar se creciera y lo buscara.
Hubo un torero en la plaza que quiso y pudo. Fue Luis Miguel Campano, en la brega del sexto toro. Pero Campano fue un novillero puntero en su d¨ªa y un matador de ciertas campanillas. Y eso se nota.
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