Al natural
, Vaqueros, zapatillas deportivas y camisetas. La vestimenta menos llamativa que siempre ha defendido el grupo -a excepci¨®n del c¨¦lebre traje colegial de Angus Young- predomina entre una ansiosa audiencia. El rock duro paso por fases en las que parec¨ªan importar m¨¢s los v¨ªdeos y los abalorios que las canciones, pero AC/DC nunca trag¨®. Tan despreocupados por las modas musicales como por la imagen, esta pandilla de rudos muchachos ha sido tan tozuda en lo uno como en lo otro. El tiempo ha venido a darles la raz¨®n.
El p¨²blico del rock poderoso en este pa¨ªs ha efectuado una gran transformaci¨®n con el paso del tiempo. Ahora es raro encontrarse con alg¨²n seguidor vencido por el exceso antes de la entrada al recinto. Y la violencia que se achacaba al g¨¦n¨¦ro es pura literatura: de hecho un peque?o brote de pelea fue abucheado por todo el respetable. Afortunadamente son otros tiempos en ese sentido. Tampoco acude ¨²nicamente el fan militante a este tipo de citas, como era tradicional hace a?os, y el p¨²blico se mezcla con naturalidad.
Desde luego, eran minor¨ªa quienes tambi¨¦n asistieron al concierto del Pabel¨®n del Real Madrid en 1981, actuaci¨®n que con el tiempo ha do adquiriendo car¨¢cter casi mitol¨®gico. Aquello fue cuando a Brian Johnson le tocaba la penosa tarea de reemplazar al hombre de pelo en pecho y tatuajes, el a?orado Bon Scott. Ahora los miembros del grupo est¨¢n en sus cuarenta y pico a?os, y aunque la energ¨ªa f¨ªsica no sea exactamente la misma s¨ª se conserva intacta la potencia musical.
El p¨²blico mostr¨® especial entusiasmo en momentos puntuales del concierto. Por ejemplo, cuando el vocalista se colg¨® de la enorme campa na que precede al tema Hells bells o en el momento en que Angus Young realiza su cl¨¢sico streaptease en Boogie man. Los ca?onazos de For those about to rock cierran dos horas de uno de los espect¨¢culos m¨¢s vibrantes de la escena rockera actual.
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