Negrura
Descartes fue asesinado por un monje agustino (pienso, luego alucino).Nieves Herrero amenaza con cantar a d¨²o con Jesul¨ªn de Ubrique (que Dios nos pille confesados). La Virgen se aparece en Legan¨¦s, donde el monstruo, y en un ¨¢rbol de El Escorial (los dioses est¨¢n despistados, y Pitita es inefable). El grupo europeo Women's Lobby, cual inquisitorial panda de la braga, impide poner tapones de Perrier en los pezonzuelos de las se?oritas (si las dejan, acaban con el sentido del humor y la sensualidad; algunas mujeres no saben de bromas ni entienden de brumas).Los gorriones revolotean asustados por la Gran V¨ªa (en el argot parisino, gorri¨®n se dice piaf, como Edith). Madrid prepara oposiciones al muermo (no pida usted peras a un manzano). Lo latino se impone en la m¨²sica popular (pero los poderes f¨¢cticos multiplican las hamburgueser¨ªas y pretenden acabar con la siesta, la noche y el despendole). Madrid tiene muchas m¨¢s papeleras que Par¨ªs (pero hay much¨ªsimos m¨¢s papeles por los suelos).
Rappel y sus secuaces, sin cortarse un pelo, dogmatizan con fluidez e ignorancia sobre el porvenir (pero el porvenir seguir¨¢ siendo un futuro pluscuamperfecto de subjuntivo de un verbo bastante irregular, aunque no demasiado, es decir, un cipr¨¦s y algunos crisantemos). Si te. requiebra la melancol¨ªa, no se te ocurra acercarte al Paseo de los Melanc¨®licos (nada que ver con esa vaga tristeza). En Madrid, el que no corre vuela; todo te invita a ir siempre depr¨ªsa (pero nadie te espera, tienes que hacer nada y est¨¢s ansioso por llegar cuanto antes a ninguna parte).
Cada vez m¨¢s gente se parapeta en Madrid tras unas gafas de sol oscuras como la pena e inquietantes como el destino. Las gafas negras son el reducto que te queda para reunirte contigo mismo. No se te ocurra ir al trabajo con ellas; todos sospechar¨¢n que vas borracho. No se te ocurra llevarlas por la noche, porque todos presumir¨¢n que eres un voyeur o un esp¨ªa. No se te ocurra re¨ªrte con ellas, porque todos pensar¨¢n que te est¨¢s mofando de la humanidad. A pesar de todo, ll¨¦valas siempre contigo, como el preservativo, las llaves o la pirulina. Por si acaso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.