Menudo timo
Dieron el timo de la estampita. Menudo timo pegaron los taurinos. Anunciaban toros y sacaron novillos. Novillos chicos, fofos, mustios y aborregados. Puede que sus gu¨ªas dijeran que eran toros. Y se acepta. Pero en tal caso ser¨ªan toros chicos, fofos, mustios y aborregados.El timo de la estampita en versi¨®n C¨²chares. Se hicieron presentes los toreros y llevaban cara! de fen¨®menos. No veas la cara de fen¨®menos que pon¨ªan. Y el p¨²blico los recibi¨® con grandes ovaciones, uno a uno y por orden de aparici¨®n en escena.
Luego, se ignoran los motivos -por corresponder no ser¨ªa-, los matadores fen¨®menos no pegaron ni un pase digno de tal nombre. Se except¨²a Vicente Barrera que al sobrero le instrument¨® varios como gusta que toreen los toreros buenos.
Jandilla / Joselito, Ponce, Barrera
Toros de Jandilla (uno devuelto por inv¨¢lldo), anovIllados, impresentables, flojos, aborregados. 6?, sobrero de Antonio Ord¨®?ez, anovillado, manso, de casta noble.Joselito: tres pinchazos y estocada corta trasera (silencio); bajonazo (palmas y pitos). Enrique Ponce: estocada trasera ca¨ªda (silencio); media ladeada, rueda insistente de peones -aviso- y descabello (palmas). Vicente Barrera: dos pinchazos -aviso-, pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio); estocada, descabello -aviso-, dos descabellos m¨¢s y se tumba el toro (oreja). Plaza de Valencia, 27 de julio. 9? corrida de feria. Cerca del lleno.
Trabajo bien hecho quiere el hombre civilizado y el timo no habr¨ªa sido completo de quedarse en los novillos (vale que fueran toros) chicos, mustios, fofos y aborregados. De manera que los maestros renunciaron a lidiar, los fen¨®menos a torear, los ases de espadas a ejecutar el volapi¨¦ seg¨²n se espera lo cobre un as de espadas.
Ese Joselito as de espadas primero pinchaba donde cayera, luego meti¨® un bajonazo, y se march¨® a capotes muy digno, indiferente a las protestas de algunos que ya no pod¨ªan aguantar tanto timo. Al primer chico-mustio-fofo-aborregado de su lote le tir¨® l¨ªneas; al segundo le porfi¨® mucho para sacar tres derechazos y su maestr¨ªa no alcanz¨® a encontrar alg¨²n recurso lidiador que diera sentido, amenidad y belleza al trasteo insulso.
Ese Enrique Ponce fen¨®meno intentaba derechazos al segundo chico-fofo-mustio-aborregado y no pod¨ªa: en cuanto lo intentaba, se le iba al suelo. Trece veces cay¨®: cinco en los primeros tercios, ocho en el tercero. A la vista el peluco digital y echada la cuenta, result¨® que el animalito de Dios se estuvo cayendo una vez por minuto.
El fen¨®meno Enrique Ponce le dio unos derechazos al quinto, que tuvo a bien embestir entonces con cierta franqu¨ªa, y no se sabe si debido a la borreguez del especimen o a la superficialidad del muletero, aqu¨¦l se desencel¨® y el resto de la faena consisti¨® en un obsesivo empe?o de seguir pegando derechazos a manera de letan¨ªa. Diez minutos dedic¨® a la tarea, se dice pronto. De los fen¨®menos pegapasistas, l¨ªbranos, Se?or.
El tercer mustio-fofo-aborregado, m¨¢s que chico era diminuto. A ese lo cogen los enanitos toreros y se lo comen con patatas. Y adem¨¢s nos hacen re¨ªr. Barrera, en cambio, se puso amanoletado y le sal¨ªa la caricatura del monstruo cordob¨¦s.
El sobrero de Antonio Ord¨®?ez, otro anovillado ejemplar, huy¨® de cinco picotazos pero la casta es la casta y, pues la ten¨ªa, se fue arriba en banderillas y acab¨® embistiendo con codiciosa nobleza. Vicente Barrera le tore¨® seg¨²n gusta toreen los toreros: cruzadito, relajado; con quietud y templanza. A veces el torito de casta le alcanzaba el enga?o a Barrera mas no le descompuso nunca, imprimi¨® estilo y personalidad, fue siempre due?o de la situaci¨®n. Mat¨® mal y le regalaron la inevitable orejita. Llega a matar bien y se la gana con todos los pronunciamientos favorables.
La buena faena no pudo ocultar la magnitud del timo, sin embargo. Claro que al p¨²blico valenciano parece que le gusta. El p¨²blico valenciano lo aplaud¨ªa todo y s¨®lo protest¨® la pancarta que dos jovencitas mostraron en la naya y dec¨ªa: "Tortura no es arte ni es cultura".
La mayor¨ªa del p¨²blico la protest¨® con voces airadas e insultos varios. Los p¨²blicos son muy peculiares cuando se creen cargados de raz¨®n. Y fue un energ¨²meno e hizo pedazos la pancarta en medio de grandes aplausos. Y las jovencitas se retiraron mohinas bajo una bronca fenomenal. No es arte ni cultura... Los desprop¨®sitos, la intransigencia desaforada, la prepotencia, les dieron la raz¨®n a las jovencitas y su pancarta.
Insultaban a las animalistas, aplaud¨ªan a los timadores. Qu¨¦ pa¨ªs.
Babelia
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