Arantxa se queda con la plata
Davenport gana por primera vez a la espa?ola y obtiene la m¨¢xima medalla
MUJERES"?No puedo hacer nada!". El grito de Arantxa S¨¢nchez Vicario se oy¨® hasta en la inmensa monta?a de granito, Stone Mountain, cercana a la pista donde acababa de perder el sexto juego del segundo set con la norteamericana Lindsay Davenport. Tras el 7-6 inicial en la muerte s¨²bita (8-6), el 4-2 en el segundo era el principio del fin que se firm¨® en un rotundo 6-2.Fue el sexto partido entre las dos jugadoras y los cinco anteriores hab¨ªan sido victorias para Arantxa. S¨®lo en el ¨²ltimo, en las semifinales del torneo de Oakland, en 1994, hab¨ªa cedido un set: 6-2, 1-6 y 6-3. Han pasado dos a?os y Davenport tampoco es que haya hecho maravillas Como mucho, es una cuartofinalista nata en los torneos importantes y la n¨²mero 10 del mundo Arantxa, la n¨²mero tres. La espa?ola no supo mover el armario que ten¨ªa delante y fue literalmente machacada cada vez que se abrieron sus puertas, Perdi¨® toda una gran ocasi¨®n de oro.
Davenport es la t¨ªpica jugadora enorme, de 1,89 metros y 74 kilos, que si le dejas pegar estacazos te saca de la pista. Y Arantxa, 20 cent¨ªmetros m¨¢s baja y 20 kilos menos, s¨®lo ten¨ªa la opci¨®n de jugar con inteligencia y con precisi¨®n. Pero la Arantxa de este torneo ol¨ªmpico ha sufrido lo indecible desde Kimiko Date hasta ayer, pasando por Jana Novotna, porque se ha dedicado a pasar bolas desde el fondo de la pista sin mandar casi nunca en el juego. S¨®lo ha esperado los fallos de las rivales o su cansancio.
Arantxa perdi¨® casi siempre en los peloteos desde el fondo y como apenas sali¨® de ah¨ª, porque tampoco es una jugadora de red y quiz¨¢ le hubiera ido peor, la cosa ten¨ªa muy mala soluci¨®n. La ¨²nica que abri¨® ¨¢ngulos y movi¨® a su rival de lado a lado de la pista como una peonza, hasta encontrar el golpe decisivo, fue Daveriport.
Su triunfo fue merecid¨ªsimo. Si se lleg¨® al fle break del primer set fue porque Arantxa mand¨® m¨¢s con su servicio y no hubo roturas. Pero la ¨²nica autoridad la puso ella con su derecha poderosa, especialmente la cruzada. Arantxa no resist¨ªa los peloteos largos y su ¨²nica esperanza parec¨ªa ser que llegara la racha de fallos o el cansancio. Pero ni lleg¨® ni el d¨ªa estaba de suerte.
Quedaba la ¨²ltima carta, la del partido largo. Pero Davenport lo dej¨® pronto claro. Le rompi¨® el servicio a Arantxa en el primer juego del segundo set, y aunque ¨¦sta lo recuper¨® volvi¨® a perderlo y vino su desesperaci¨®n al comprobar que ya era imposible ganar.
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