Samaranch: "Unos Juegos excepcionales"
El presidente del COI evit¨® declarar a Atlanta como la mejor cita ol¨ªmpica de la historia
Los Juegos de Atlanta se clausuraron con una ceremonia espectacular, que dej¨® a todos contentos por haber llegado al final del t¨²nel. A los organizadores, porque han conseguido terminar lo que se les hab¨ªa atragantado hasta t¨¦rminos de tragedia, y a los participantes porque se han acabado sus molestias. Juan Antonio Samaranch contemporiz¨® en su discurso, pero no dijo en ning¨²n momento que han sido los mejores Juegos de la historia. Hubiese sido un esc¨¢ndalo. Sin embargo, los calific¨® de excepcionales y resalt¨® el m¨¦rito de que hayan superado todos los problemas habidos. Ten¨ªa que quedar bien sin recordar los muchos fallos que existieron. A fin de cuentas, Estados Unidos, sus televisiones y sus marcas publicitarias, son el sost¨¦n del movimiento que preside y que encara el siglo pr¨®ximo en la abundancia econ¨®mica gracias a su aportaci¨®n y al mero hecho de que los canales americanos han firmado un acuerdo con el COI hasta los Juegos del 2008.Porque econ¨®micamente Atlanta 96 s¨ª ha funcionado. De hecho, Andrew Young, uno de los miembros del comit¨¦ organizador, asegur¨® ayer que la inversi¨®n de 17.000 millones de d¨®lares que supusieron los Juegos ya est¨¢ amortizada sobradamente. Y todos los patrocinadores han quedado enormemente satisfechos. Los big ten, las 10 empresas que desembolsaron 40 millones cada una por ser considerados patrones ol¨ªmpicos oficiales, incluida la criticada IBM, han mostrado su placer por la repercusi¨®n comercial de su inversi¨®n, inform¨® el COI. Nueve de entre ellas, incluso, ya han firmado nuevos acuerdos de cooperaci¨®n.
Bill Payne, por su parte, se convirti¨® en portavoz de la NBC, la cadena que pag¨® 456 millones de d¨®lares por los derechos de transmisi¨®n televisiva, al anunciar sus primeros datos positivos: un aumento en la audiencia del 25% respecto a la registrada en Barcelona 92 y unos beneficios de 60 millones de d¨®lares.
Sidney, la sede que tom¨® el relevo para el a?o 2000, tambi¨¦n lo notar¨¢, aunque es de esperar que haga mejor uso del testigo. No lo tendr¨¢ dif¨ªcil, porque Atlanta ha dejado el list¨®n organizativo por los suelos. Tras la interpretaci¨®n del himno americano y el izado de la bandera norteamericana al comienzo de la ceremonia, se celebr¨®. la entrega de medallas a los ganadores del marat¨®n. El espa?ol Mart¨ªn Fiz se tuvo que lamentar una vez m¨¢s por su falta de c¨¢lculo y haber dejado escapar una oportunidad irrepetible. Ya en la ceremonia de clausura propiamente dicha, tras los primeros fuegos artificiales y exhibiciones gimn¨¢sticas, se celebr¨® el habitual desfile de banderas final, s¨®lo con el abanderado por pa¨ªs y Michael Johnson portando la bandera ol¨ªmpica. All¨ª se reunieron numerosos campeones o medallas de los Juegos: Ferm¨ªn Cacho, Jan Zelezny, Derartu Tulu, Jefferson P¨¦rez, F¨¦lix Sav¨®n, VIado Divac, Michelle Smith, Maria Jose Perec, Svetlana Masterkova, Pennelope Heyns o Paul Tergat, entre otros.
Bill Payne, el presidente del comit¨¦ organizador, hizo su ¨²ltima pl¨¢tica justificando lo injustificable, y Samaranch tore¨® con su diplomacia habitual. la situaci¨®n utilizando la palabra excepcional, que no es una alabanza. Tras decir que el terrorismo no podr¨¢ acabar jam¨¢s con la paz que representa el olimpismo, record¨® a los dos muertos en el atentado para los que pidi¨® un minuto de silencio. A su t¨¦rmino apareci¨® la primera sorpresa musical, Steve Wonder, que cant¨® el emblem¨¢tico Imagine, de John Lennon. Samaranch condecor¨® protocolariamente a Payne, como hace incluso con los peores presidentes de comit¨¦s organizadores, pas¨® despu¨¦s la bandera de los Juegos del alcalde de Atlanta al de Sidney, Frank Sarton, y declar¨® clausurados los Juegos. Poco m¨¢s tarde, se arriaba la bandera ol¨ªmpica y se extingu¨ªa la llama en el pebetero colocado en un entramado de torre, de prospecci¨®n petrol¨ªfera y que parece una botella de Coca Cola rota por la mitad y con la chapa hacia abajo. El dise?ador, la verdad, no necesit¨® buscar muy lejos la idea.
Las actuaciones gimn¨¢sticas, infantiles y musicales, con m¨¢s alardes de fuegos artificiales, cerraron la ceremonia. Hubo ejemplos de todas las m¨²sicas del sur estadounidense, desde el blues hasta la latina que cant¨® Gloria Stefan tras haber interpretado antes su canci¨®n Puedes triunfar a los atletas. Estos, ya juntos de manera informal, pudieron ver en directo la ceremonia, a diferencia de la apertura, y acabaron entrando al centro del estadio con las ¨²ltimas actuaciones musicales. Hubo sorpresas agradables para terminar, pero ya era muy tarde.
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