Ken Loach defiende en su filme sobre Nicaragua a "un pueblo alzado en su propia dignidad"

La dignidad de un pueblo frente al poder del capitalismo. La destrucci¨®n de la revoluci¨®n sandinista en una guerra patrocinada por Estados Unidos centra la atenci¨®n cr¨ªtica de Ken Loach. En su nuevo filme, La canci¨®n de Carla, que estrenar¨¢ a finales de mes en el Festival de Venecia, el cineasta brit¨¢nico descubre paralelismos con su popular Tierra y libertad. Pero advierte: "En Nicaragua no hubo guerra civil, sino una guerra de intervenci¨®n".

"La canci¨®n de Carla complementa el trabajo que hicimos en Espa?a con Tierra y libertad. Ambos tratan de gente que intenta retomar el control de sus vidas, respetar la democracia y dar prioridad a los intereses de su pueblo en cuanto a educaci¨®n, vivienda y trabajo",explica el realizador a EL PA?S.Loach ley¨® el primer borrador de La canci¨®n de Carla hace m¨¢s de cinco a?os. Le emocion¨® la idea de "un pueblo alzado en su propia dignidad" que descubri¨® en el gui¨®n de Paul Laverty, un abogado escoc¨¦s que colabor¨® en Nicaragua con organizaciones de derechos humanos durante la d¨¦cada de los ochenta.

Viaj¨® m¨¢s tarde al pa¨ªs para escuchar de primera mano las experiencias del antiguo Gobierno sandinista y las an¨¦cdotas de la gente. La dignidad y orgullo de todos los que lucharon por su libertad e independencia hizo mella en el ¨¢nimo del realizador.

"Estuvimos con campesinos que llevaban toda la vida trabajando para otros. Con los sandinistas lleg¨® el reparto de tierras, el colectivismo, el trabajo en cooperativas. Entonces, la gente pudo levantarse con orgullo", recuerda.

Memorias distantes

Al mismo tiempo, Nicaragua le ofreci¨® en directo esas "memorias distantes" que desempolv¨® en Tierra y libertad. "Los campesinos sosten¨ªan los documentos de propiedad de su tierra. Nos dec¨ªan: 'Esto es nuestro y nadie nos lo quitar¨¢'. Fue como ver la Espa?a de 1936 revivir frente a nuestros ojos. Una visi¨®n emocionante", rememora en un despacho de su oficina londinense.Pero Nicaragua, advierte, no sufri¨® una guerra civil, sino una guerra de intervenci¨®n. Por ello, Loach denuncia en su nuevo proyecto el apoyo log¨ªstico, financiero y humano de la Administraci¨®n americana a la contraguerrilla. "Estados Unidos min¨® el pa¨ªs y financi¨® el terrorismo con dinero, armas y personal especializado. Estados Unidos patrocin¨® a la Contra", denuncia sin alzar el tono de voz.

El Tribunal Internacional conden¨®, en 1987, la intervenci¨®n militar e impuso a EE UU una indemnizaci¨®n de 17 billones de d¨®lares. "Pero ignor¨® el fallo y se neg¨® a pagar al Gobierno sandinista. Como es la mayor potencia de la tierra, EE UU hace caso omiso de la justicia y del derecho internacional", protesta.

Loach simpatiza una vez m¨¢s con las causas perdidas y muestra en su pel¨ªcula lo que "Ios nicarag¨¹enses eran capaces de conseguir y lo que los americanos quer¨ªan era destruir". La destrucci¨®n de "buen ejemplo" resume en dos palabras el prop¨®sito de los americanos. Estados Unidos deb¨ªa impedir la expansi¨®n del sandinismo hacia territorios vecinos para mantener su dominio en la regi¨®n.

"Nicaragua amenazaba los intereses del capital americano, que necesita mercados, mano de obra barata, recursos naturales. Este peque?o pa¨ªs reclam¨® lo que le pertenece y luch¨® para trabajar en su propio beneficio. Si esta iniciativa se propaga hacia otros pa¨ªses, cesar¨ªa el poder de Estados Unidos en la regi¨®n. Por ello se empe?aron en destruir la amenaza del buen ejemplo", explica.

Los americanos aniquilaron la revoluci¨®n. Pero las ideas sandinistas, dice Loach tras rodar en el pa¨ªs, "siguen vivas y populares porque partieron de la gente". "La iron¨ªa", contin¨²a con pesar, "es que la amenaza de la intervenci¨®n sigue existiendo".

El presente esfuerzo de la Administraci¨®n americana por frenar las inversiones en Cuba es, seg¨²n el realizador, la prueba m¨¢s reciente de que habr¨¢ otra guerra si se adoptan los programas sandinistas. "La gente sabe que Estados Unidos intervendr¨¢ si deciden democr¨¢ticamente apoyar las ideas del sandinismo", insiste.

Salvo algunas excepciones, el actual Gobierno de coalici¨®n no puso reparos a esta coproducci¨®n europea que indaga en la historia de Centroam¨¦rica. El partido Sandinista perdi¨® el poder en 1990, pero el equipo de Loach comprob¨® que sus afiliados y simpatizantes ocupan todav¨ªa puestos de relevancia.

"Nos recibieron calurosamente. La gente estaba entusiasmada y con ganas de ayudar. Tropezamos, tan s¨®lo, con la intransigencia del Ministerio de Educaci¨®n, basti¨®n del ala derecha de la coalici¨®n. No nos dejaron rodar en uno de sus edificios, a pesar de que obtuvimos un permiso previo", se?ala el realizador.

Glasgow es el punto de partida de La canci¨®n de Carla. En esta ciudad escocesa se refugia de su pasado la cantante nicarag¨¹ense Carla (Oyanka Cabezas). Conoce a George (Robert Carlyle), un empleado en la compa?¨ªa local de autobuses con quien emprende un viaje espiritual y f¨ªsico hacia Nicaragua.

"George es un conductor escoc¨¦s, sin inquietudes pol¨ªticas, que no sabe nada de la historia de Centroam¨¦rica. Carla est¨¢ traumatizada por sus experiencias de la guerra, pero encontrar¨¢ en su nuevo campa?ero la fuerza necesaria para regresar a su pa¨ªs", explica Loach. Corre el a?o 1987 y, en Nicaragua, la contraguerrilla prepara su ¨²ltima y brutal ofensiva contra el Gobierno sandinista. El retorno de Carla es penoso pero necesario porque, como dice el realizador, "para descubrir tu identidad, debes aceptar tu pasado".