El Espanyol tumba al Madrid
Ben¨ªtez y Francisco remontan un gol inicial de Mijatovic
El Espanyol descolg¨® al Madrid del para¨ªso de Sarri¨¤. Iba el equipo de Capello levitando por el cielo blanquiazul -m¨¢s blanco que azul- cuando dos perdigonadas le desplomaron. Cay¨® el equipo jugando con un futbolista de m¨¢s y llevando un gol de ventaja. Una derrota dif¨ªcil de digerir incluso para el t¨¦cnico m¨¢s indulgente. Los errores individuales le condenaron tanto como la falta de argumentos colectivos. Fue un equipo soso y fatigado.El desfondamiento blanco contrast¨® con el remonte del grupo blanquiazul. El colectivo de Carcel¨¦n se mostr¨® generoso, l¨²cido y disciplinado. Necesitaba el triunfo m¨¢s que su rival para ganar confianza, pues a cada derrota suena el nombre de Camacho en la grada. La suya fue una lucha contracorriente, y de ah¨ª su rostro de felicidad a la salida del choque tras una mala entrada.
El Madrid camin¨® medio tiempo c¨®modamente por un feudo que, a todos los efectos, es como su segunda casa. Tuvo el partido de cara sin necesidad de un gasto excesivo. El Espanyol se enred¨® de tal manera que acab¨® luchando en demasiados frentes: contra s¨ª mismo, contra el rival y contra el ¨¢rbitro. D¨ªaz Vega es incapaz de pasar desapercibido incluso en el pretemporada. Le perdon¨® la expulsi¨®n a Hierro, que pisote¨® a Lard¨ªn cuando encaraba a Ca?izares, y al filo del descanso mand¨® a Bogdanovic a la caseta.
Estuvo demasiado destemplado el grupo de Carcel¨¦n. Pralija no conect¨® con Ou¨¦dec, Lard¨ªn no entr¨® en juego y Arteaga y Torres Mestre dejaron campo a sus espaldas para la carrera de Secretario, Mijatovic o Suker.Hubo un momento en el que incluso pareci¨® que el partido s¨®lo se jugaba en una banda. Iba el bal¨®n por ese lado de abajo arriba sin parar. Y el gol lleg¨® necesariamente por el costado derecho del ataque blanco: Mijatovic puso el lazo a un regalo del lateral zurdo espa?olista e inclin¨® el partido del bando madridista. Muy f¨¢cil todo para el Madrid.
La suficiencia traicion¨®, sin embargo, al colectivo visitante. Sali¨® del descanso con las manos en los bolsillos y en dos acciones puntuales qued¨® boca abajo. El Espanyol remont¨® el marcador con un futbolista menos en la cancha. Un pecado mortal para un grupo manejado por Capello.
El Madrid tirit¨® largo tiempo ante el dinamismo blanquiazul provocado por la salida a escena de un jugador entre l¨ªneas como Ben¨ªtez y un acomodador como Francisco. No lig¨® nada el equipo blanco. Apartado Ra¨²l en el flanco izquierdo de la divisoria y retirado Suker, el equipo no tuvo ninguna jerarqu¨ªa. Seedorf s¨®lo absorb¨ªa con su f¨²tbol de aspiradora. Le sobr¨® recuperaci¨®n y le falt¨® conducci¨®n al plantel. Pareci¨® incluso por un momento un grupo blandengue a merced de la contra del Espanyol.
Le gusta al colectivo de Sarri¨¤ atacar a la carrera, asentado en a lectura cient¨ªfica que Brnovic asegura siempre del partido. El equipo de Carcel¨¦n ha perdido quiz¨¢ bravura colectiva -las entradas a destiempo quedan ahora al descubierto- e incluso voz. Tiene, sin embargo, un juego m¨¢s aseado. Toca m¨¢s el cuero y ayer estuvo especiamente clarividente a la hora de enfocar el marco contrario. El Madrid se lo fue mirando sin prestar atenci¨®n alguna hasta morir por inanici¨®n.
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