Serra al cuadrado

El caso GAL y la industria y comercio de los fondos reservados pusieron en evidencia el uso que el poder hace de sus capacidades de actuaci¨®n secreta. La concertaci¨®n entre el pasado y el presente a trav¨¦s de la figura del ministro Eduardo Serra nos avisa del acuerdo entre el PSOE y el PP para que los peores secretos sigan siendo los m¨¢s guardados y para que en el futuro el secreto de Estado pueda seguir hecho a la medida de cr¨ªmenes, y violaciones de derechos humanos a cargo de un delincuente impune: el propio Estado. Aqu¨ª el aut¨¦ntico secreto de Estado es el se?or Serra Eduardo, guadianesco personaje que se zambull¨® en la ¨¦poca de las cloacas socialistas y reaparece para posibilitar las aznaristas. Pero hasta dentro de 50 a?os no sabremos de d¨®nde ha venido y a d¨®nde va este t¨¦cnico en navegantes de subsuelo con los cuadernos de bit¨¢cora guardados bajo siete llaves.Al lado del hombre fuerte, Serra 2 o Serra II o Serra al cuadrado, la se?ora ministra de Justicia ha demostrado que la obediencia ciega y muda no es virtud ¨²nicamente de algunos militares, sino tambi¨¦n de la se?ora ex juez, porque le ha bastado al ministro de la Guerra decirle que los papeles del Cesid no se pueden ense?ar para que ella lo convierta en dogma. ?Si lo dice un ministro! El se?or Serra al cuadrado, a la vista de los problemas pasados por sus antecesores, se ha dotado de un marco legal mayest¨¢tico para poder cometer ilegalidades. No quiere decir eso que las cometa, pero de hacerlo, ya no valdr¨ªan jueces, ni l¨ªderes de opini¨®n, ni coroneles vecinos de Mario Conde para desvelar los secretos de las cloacas del poder. Coloquemos a este Gobierno bajo las peores sospechas. Va a tapar la mierda anterior y va a patentar la propia. Centrista. Incolora, inodora e ins¨ªpida.