Cambio de sexos

Por motivos dif¨ªciles de determinar, la industria cinematogr¨¢fica es una de las m¨¢s tradicionalmente machistas. Las actrices han sido b¨¢sicas para el cine, pero siempre ha habido muy pocas realizadoras, guionistas, directoras de fotograf¨ªa, m¨²sicas o productoras. Espa?a no es una excepci¨®n a esta regla, y, por ejemplo, en el terreno de la direcci¨®n, son muy pocas las mujeres que han realizado una pel¨ªcula a lo largo de la historia del cine espa?ol. Lo curioso es que esta situaci¨®n comienza a cambiar por completo en los ¨²ltimos tiempos. De manera que si durante los primeros 90 a?os de la historia de nuestro cine tan s¨®lo hay seis mujeres directoras, en los ¨²ltimos 10, y sobre todo en los tres ¨²ltimos, han debutado m¨¢s del doble, exactamente 15. Con una larga e interesante trayectoria como realizadora de cortometrajes, Eva Lesmes es una de las ¨²ltimas mujeres que ha debutado en el terreno de la direcci¨®n, con Pon un hombre en tu vida. Una comedia en la que la ¨²nica pretensi¨®n es tener ¨¦xito, en cuyo gui¨®n tambi¨¦n ha colaborado; pero su caracter¨ªstica m¨¢s destacada es la profunda misoginia que esconde, al estar protagonizada por uno de los personajes m¨¢s simples que han aparecido en las pantallas, la m¨¢s t¨ªpica mujer con sus m¨¢s tradicionales defectos y virtudes. El punto de partida es una falsa buena idea: el hombre que durante unas cuantas horas se convierte en mujer y la mujer que durante unos d¨ªas pasa a ser un hombre y en ese espacio de tiempo se enamoran el uno del otro. Algo que ya intentaron desarrollar sin demasiada fortuna los grandes especialistas norteamericanos Vincente Minnelli en Adi¨®s, Charlie (1964), y Blake Edwards en Una rubia muy dudosa(1991). Algo similar le ocurre a Lesmes en Pon un hombre en tu vida, tanto, por culpa del gui¨®n como del trabajo de direcci¨®n. Una vez expuesta la situaci¨®n de una manera elemental, ni los guionistas ni la realizadora son capaces de ir m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente obvio para obtener unos resultados que quedan muy lejos de la comedia que intentan desarrollar. Dentro del muy desigual grupo de actores destaca Cristina Marcos, con su actuaci¨®n de recio hombre introducido en el cuerpo de una d¨¦bil mujer, que, adem¨¢s, canta un par de canciones, frente a un Toni Cant¨® que naufraga en el cometido contrario. Aunque la realidad es que tampoco pueden hacer mucho con unos personajes tan de una pieza y faltos de atractivos en una tenue historia que en su mayor parte se desarrolla dentro de un hotel.