"A m¨ª me ha perjudicado que el Gobierno no desclasifique los papeles del Cesid"
Luce un lazo verde en el pecho, en solidaridad con sus compa?eros que siguen entre rejas, y hace esfuerzos por controlar unos nervios sacudidos por emociones contradictorias. Pedro G¨®mez Nieto, 45 a?os, dedic¨® ayer algunas de sus primeras horas de libertad a conversar con EL PA?S en el despacho de su abogado, Jorge Argote.Pregunta. ?Era usted el topo del Cesid en Intxaurrondo?
Respuesta. En absoluto. El Cesid, no s¨¦ actualmente pero entonces s¨ª, dispon¨ªa de una fuerte infraestructura en las provincias vascas y, concretamente en San Sebasti¨¢n, ten¨ªa un grupo muy potente que era el que informaba al centro de todo lo que le interesaba. Yo me tuve que marchar del Cesid porque, cuando acab¨¦ el curso de ascenso, no me reclam¨®. En cambio, s¨ª que reclam¨® a otros compa?eros que yo consideraba menos cualificados. Era una situaci¨®n,que ya hab¨ªa vivido antes, con motivo de mi ¨²ltimo ascenso. As¨ª que el centro volvi¨® a dejarme de lado, argumentando que no hab¨ªa vacante para m¨ª y que ten¨ªa que buscarme la vida. Por tanto, sal¨ª profundamente disgustado, sin ninguna intenci¨®n de volver, aunque luego las circunstancias vinieran de otra manera. Estaba bastante dolido y mi relaci¨®n con el centro se cort¨® radicalmente.
P. ?Cu¨¢l era su misi¨®n en Intxaurrondo?
R. Mi misi¨®n era clara y la conoc¨ªan todos los que estaban all¨ª. Tengo que decir que yo no fui directamente a Intxaurrond¨®. Fui destinado al puesto de la Guardia Civil en Andoain, donde estuve varios meses como un sargento m¨¢s. Me incorpor¨¦ a Intxaurrondo a petici¨®n del capit¨¢n Vaquero, que era el jefe de informaci¨®n, porque su servicio se estaba potenciando con gente que ten¨ªa mucha voluntad y muy pocos conocimientos. El capit¨¢n sab¨ªa que yo hab¨ªa trabajado como instructor en el Cesid. Me llam¨® y me dijo que si quer¨ªa ir a Intxaurrondo, adscrito directamente a la plana mayor para dar clases al personal, y a m¨ª me pareci¨® bien porque me permit¨ªa bajar a Madrid con m¨¢s frecuencia a ver a mi familia.
P. Perote sostiene, sin embargo, que usted era su informador.
R. Le voy a decir una cosa y espero que el centro no me lo tenga en cuenta si desvelo alg¨²n dato reservado.El se?or Perote se hace cargo de la Agrupaci¨®n el 21 de enero de 1983 y en el bolet¨ªn del 20 de marzo yo ya figuro destinado en Guip¨²zcoa. Es decir, yo coincido con el jefe de la Agrupaci¨®n, dos meses, ni llega a dos meses, y el coronel Perote, para que se haga una idea de nuestra relaci¨®n, es el director general de un banco, que est¨¢ en la sede central, y yo soy un empleado de una sucursal en la, periferia de la ciudad. En aquel tiempo coincidimos un par de veces, cuando llega a mi departamento a presentarse y el D¨ªa de la Patrona. Ni siquiera me desped¨ª de ¨¦l cuando me fui. Posteriormente, a mi regreso, s¨ª que trabajo en muchas operaciones con ¨¦l
P.?Por qu¨¦ le acusa Perote?
R. Bueno, no quiero tener falsa modestia. Yo estoy considerado como un buen agente. Se me han encomendado misiones dif¨ªciles y siempre he salido con bien. Yo creo que el se?or Perote y no el se?or Perote, porque a ¨¦l tambi¨¦n le est¨¢n utilizando en cierta medida... Creo que hab¨ªa que tender un cord¨®n entre Guardia Civil en el Pa¨ªs Vasco y Cesid, entre el general Galindo y el general Manglano. Necesitaban alguien que los vinculase. Y yo soy ese eslab¨®n. A m¨ª se me abren los ojos cuando me llama por primera vez como testigo el juez Garz¨®n y s¨®lo me pregunta por las conexiones entre el general Galindo y el general Manglano. Me dice: "No, no, si de usted de momento no quiero nada, cu¨¦nteme lo que sepa de las relaciones de Galindo con Manglano". Y como yo no tengo basura que aportar y mis operaciones son secretas y si quiere saber de ellas que le pregunte a mis jefes, pues el se?or Garz¨®n se cabrea, y el se?or Garz¨®n me amenaza: "A usted le voy a estar llamando hasta el a?o 2.015, en todos los sumarios que abra, en todos va a estar implicacado, porque yo tengo muchos m¨¢s testigos que el se?or Perote y usted va por mal camino conmigo", Eso lo dice a solas. Cuando saca al fiscal y a la secretaria del despacho. Me amenaza.
P. ?Usted grab¨® una conversaci¨®n suya con Galindo?
R. ?De d¨®nde sale eso?
P. Hay un documento manuscrito en el sumario...
R.. Es una fotocopia, sin membrete, sin fecha, en la que ni siquiera figuran los nombres de los interlocutores. El Mundo dice que soy yo. Pero yo nunca he grabado al general Galindo. Es una falacia. La prueba es que, nada m¨¢s publicarse ese panfleto, me presento en la Direcci¨®n General [de la Guardia Civil] y solicito que se me haga una prueba caligr¨¢fica para demostrar que ¨¦sa no es mi letra y as¨ª lo han dictaminado dos peritos por separado. Eso se lo dije tambi¨¦n al se?or Lia?o, pero no me quiso escuchar, lo mismo que cuando le dije que en esas fechas, desde el 11 de octubre al 11 de noviembre de 1983, yo estaba a 1.000 kil¨®metros, que le pod¨ªa presentar 30 testigos y 10 documentos que lo demostraban, pero el se?or Lia?o dijo que no quer¨ªa saber nada del tema, que lo dejase para el juicio.
P.Pero usted se neg¨® a dar al juez una muestra de su escritura.
R. Porque el se?or juez no quer¨ªa saber si el manuscrito era m¨ªo. Ese panfleto est¨¢ escrito contra may¨²scula y el se?or Lia?o ped¨ªa que yo tambi¨¦n hiciera letras min¨²sculas, mi firma, n¨²meros... por si m¨¢s adelante aparece alg¨²n documento incriminatorio y lo puede comparar. S¨®lo le falt¨® pedirme muestras de pelo, sangre y semen, para utilizarlas al investigar alguna futura violaci¨®n. No se?or, si lo que hay es una fotocopia en may¨²sculas, yo hago todas las pruebas caligr¨¢ficas que usted quiera. Adem¨¢s, mi abogado ofreci¨® peritos y el juez se mosque¨®: "Aqu¨ª en la Audiencia tenemos peritos suficientes". Pero es que yo . quiero una prueba contradictoria. Y el se?or juez dice que no.
P. El fiscal pide su libertad porque el Gobierno se ha negado a entregar los papeles del Cesid, no porque le crea inocente
R. Esa es la mayor perversi¨®n de este asunto. Yo cojo una m¨¢quina de escribir, pongo la barbaridad m¨¢s grande del mundo, acuso a quien sea, y digo que es la copia de un documento que est¨¢ en una caja fuerte en el fondo del mar y hasta que no se abra esa caja no se puede saber si es verdad o mentira. Y si el que tiene la llave de la caja dice que no se puede abrir, entonces concluyen: "No, no, el documento, est¨¢ en la caja, lo que pasa es que no quieren darlo". Mire, yo estaba muy tranquilo con la desclasificaci¨®n, porque sab¨ªa que era imposible que en el Cesid exista ning¨²n documento que me implique en un acto delictivo, sencillamente porque no he participado en ninguno. Yo comprendo la decisi¨®n del Gobierno, ning¨²n servicio de inteligencia del mundo. puede hacer p¨²blicos sus documentos, pero a m¨ª personalmente me ha perjudicado esa decisi¨®n, porque da motivos para creer que no se me puede acusar, pero las pruebas est¨¢n en el Cesid. Y eso no es verdad.
P. Usted ha coincidido con Perote en prisi¨®n.
R. Por desgracia.
P. ?C¨®mo han sido sus relaciones?
R. Nulas. Ten¨ªa que haber ido al m¨®dulo de jefes y oficiales donde estaba el se?or Perote, pero ped¨ª que me pusieran en el de suboficiales para no coincidir con ¨¦l.
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