La polic¨ªa belga intenta abrir el t¨²nel descubierto en una de las casas de Dutroux
La polic¨ªa belga intentaba ayer abrir un t¨²nel descubierto bajo una de las casas del pederasta Marc Dutroux, acusado del asesinato al menos de dos ni?as y del secuestro de otras cuatro. Los investigadores buscan los retos de otrs cinco j¨®venes. El t¨²nel, encontrado en el terreno de la casa de Dutroux, se cree que conecta el garaje con la vivienda y con un taller vecino, y se piensa que puede llevar al cementerio o fosa com¨²n donde fueron ocultados los cad¨¢veres de las j¨®venes v¨ªctimas de esta historia que tiene sobrecogida a B¨¦lgica.
La polic¨ªa y los servicios de protecci¨®n civil de B¨¦lgica continuaron ayer las excavaciones en una de las propiedades de Dutroux en Jumet, un barrio perif¨¦rico de Charleroi, 50 kil¨®metros al sur de Bruselas. La lluvia y las superficiales indicaciones de Dutroux complicaron las pesquisas policiales, que se centraron en cuatro untos concretos situados en el garaje, el jard¨ªn y el interior de la vivienda. Oficialmente nadie confirma que las excavaciones tengan por objeto encontrar los cuerpos de cinco ni?as y adolescentes, supuestamente asesinadas por el pederasta o sus c¨®mplices.Nada aqu¨ª recuerda a la B¨¦lica verde y f¨¦rtil. Todo es gris, triste y oscuro. Jumet, hasta anteayer un barrio an¨®nimo y feo e Charleroi, est¨¢ llamado a suceder a Gloucester en la memoria europea de la cr¨®nica de sucesos. En una peque?a propiedad de Dutroux, que m¨¢s parece n conjunto de chabolas con huerto descuidado que una casa con jard¨ªn, garaje y taller, la polic¨ªa belga rastrea tierra ayudada por las indicaciones del propio Dutroux y de su esposa, Mich¨¨le Martin, por perros holandeses especializados en localizar cad¨¢veres y por un radar manejado por John Bennett, el superintendente de la polic¨ªa brit¨¢nica famoso desde la matanza de Gloucester.
Jumet vive con discreci¨®n la presencia de los extra?os visitantes. Nadie hace demasiado caso al grupo de c¨¢maras y periodistas que espera noticias en plena calle. Apenas una veintena de lugarenos se acercan, precavidos. Casi todos son hombres. La mayor¨ªa, chiquillos. Apenas hay mujeres. Casi ninguna ni?a. S¨®lo una atraviesa el lugar a media ma?ana, acompa?ada por una madre que parece temerosa de que entre tanto desconocido se oculte un segundo Dutroux.
Llueve con suavidad y constancia en Jumet. A veces arrecia el temporal y obliga a detener por unos minutos el macabro trabajo. Hasta 10 camiones cargados de tierra abandonaron el martes el n¨²mero 63-65 de la calle Daubresse. Otros tantos lo iban a hacer ayer, al t¨¦rmino del segundo d¨ªa de b¨²squeda. Hay que excavar a seis metros de profundidad. Nadie se atreve a reconocer que lo que se busca son cinco cad¨¢veres. Probablemente entre ellos los de Ann Marchal (17 a?os) y Eefje Lambreks (19), desaparecidas en Ostende en la noche del 22 al 23 de agosto de 1995. Dutroux ha confesado ya que las rapt¨® mientras hac¨ªan auto stop, pero no admite que las haya asesinado. Nadie sabe a¨²n con certeza si est¨¢n vivas o muertas, pero casi todos temen que sus restos sean hallados en Jumet.
"Buscarnos cualquier cosa que nos ayude a resolver el caso", responde evasivo Jean-Marie Boudin, portavoz de la gendarmer¨ªa belga, quien a?ade: "No ha sido descubierto ning¨²n cad¨¢ver. Las excavaciones continuar¨¢n el jueves y probablemente el viernes". Sin embargo, los trabajos empiezan a dar sus frutos: a ¨²ltima hora de la ma?ana los excavadores detectaron una fosa que parece el inicio de un t¨²nel que se supone conecta el garaje con la vivienda y con un taller vecino. Puede ser el primer paso hacia el cementerio.
Un cementerio que parece anunciarse ya en plena calle Daubresse. En un portal apenas a 30 metros del lugar del rastreo cuelga una placa vieja, sucia, oxidada: "Pompas f¨²nebres. Dubois e hijos".
Toda B¨¦lgica es melancol¨ªa. Llueve en todo el pa¨ªs. Cada tres esquinas hay un testimonio de la tragedia. Aqu¨ª una foto de Ann y Eefje. All¨ª otra de Julie Lejeune y de M¨¦lissa Russo, las dos ni?as encontradas muertas en una propiedad de Dutroux el pasado d¨ªa 17. All¨¢ una bandera tricolor con un cresp¨®n negro. En el puente de la autopista, una pancarta fr¨ªa y terrible: "Pederastas = Pena de rnuerte".
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 16
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