Terrorismo de hoy, cuesti¨®n de Estado
Espa?a es uno de los Estados del mundo que soporta con m¨¢s gravedad y duraci¨®n la lacra terrorista. Es junto con el caso de Irlanda del Norte, en el Reino Unido- el ¨²nico pa¨ªs de la Uni¨®n Europea que, hoy, esta sacudido regularmente por atentados que siegan la vida de seres humanos y por luchas callejeras de gran agresividad. Es, probablemente, el pa¨ªs democr¨¢tico que m¨¢s est¨¢ siendo golpeado por ese tipo de violencia. Una violencia que se dice pol¨ªtica, en un Estado en el que hay cauces pol¨ªticos a trav¨¦s de los cuales se est¨¢n defendiendo todas las posiciones y planteamientos, que est¨¢n siendo sometidas a la decisi¨®n libre de las urnas.La cultura de la violencia ya nada tiene que ver con el progreso de los derechos nacionales. Las elecciones vascas reiteradamente, dictaminan que el bando de la violencia no tiene apoyo mayoritario, y la sociedad vasca reacciona cada vez con m¨¢s resoluci¨®n contra el terrorismo realmente existente. A pesar de ello, ETA sigue matando, secuestrando y extorsionando. El fen¨®meno ETA es ciertamente complejo y no cabe limitarse a la mera represi¨®n policial y judicial, pero es siempre inaceptable en sus efectos contra el derecho a la vida.
El terrorismo es, sin duda, en su complejidad, una cuesti¨®n social y de Estado en la que, por definici¨®n, las diferencias partidistas se difuminan. Que eso es as¨ª explica que, en febrero y mayo de 1988, todas las fuerzas pol¨ªticas identificadas con la democracia, en el Pa¨ªs Vasco y en Espa?a, decidieran crear las llamadas Mesas de Ajuria Enea y de Madrid. Se trataba y se trata de ofrecer un frente com¨²n de unidad pol¨ªtica en la lucha contra el terrorismo. Unidad que ha sido positiva, porque las acciones terroristas han ido disminuyendo y el grado de aislamiento de los violentos aumentando, a pesar del retroceso que ha supuesto el caso GAL.
Estos acuerdos de 1988, recordemos, se firman despu¨¦s de los atentados de los GAL; son posibles precisamente porque han desaparecido los GAL. Los GAL, por supuesto, est¨¢n en el' debe de un Gobierno socialista responsable pol¨ªtico de una guerra-sucia que se convirti¨® en terrorismo de Estado, que todav¨ªa no ha dado una explicaci¨®n pol¨ªtica de aquel vergonzoso y criminal episodio, que pesa como una losa sobre la credibilidad moral de ese partido. Sin embargo, la trama GAL no tiene vigencia f¨¢ctica ya, a pesar de que su impacto emotivo sea fuerte y produzca efectos pol¨ªticos, que se sienten con especial intensidad en el Pa¨ªs Vasco.
La trama de la guerra sucia es ahora una cuesti¨®n b¨¢sicamente judicial, porque la justicia persigue la aplicaci¨®n de la ley a quienes la violaron, aunque fuese hace una d¨¦cada. Dicha naturaleza judicial obliga a colaborar con los jueces. Por eso se exige al Gobierno que desclasifique los ya c¨¦lebres documentos del Cesid. o la cuesti¨®n GAL, repito, est¨¢ en el ¨¢mbito de la justicia, no es una amenaza a la integridad f¨ªsica de nadie, y as¨ª es percibida por los ciudadanos y ciudadanas. Tiene a¨²n la componente pol¨ªtica de lo que no ha saldado sus cuentas con la justicia, de la enorme gravedad de los delitos y de haberse perpetrado desde el poder, pero la sociedad no vive con la misma angustia las muertes producidas hace anos que las muertes por llegar.
Por todo ello, me parece una insensatez absoluta que, desde algunos ¨¢mbitos pol¨ªticos muy respetables, se haya lanzado o se pretenda introducir la idea de que la discrepancia de los partidos de Ajuria Enea respecto a la desclasificaci¨®n de los documentos del Cesid, o la puesta en libertad del general Galindo (decidida por un tribunal), tienen la categor¨ªa de ruptura del consenso en la lucha antiterrorista; de modo que, si no hubiera un acuerdo en esos temas, saltar¨ªan por los aires los acuerdos de 1988 o entrar¨ªan en una l¨®gica de crispaci¨®n y enfrentamiento entre mayor¨ªa y minor¨ªa las Mesas de Ajuria Enea y de Madrid, que las convertir¨ªa en est¨¦riles.
Eso es comparar lo incomparable. Ajuria Enea es contra todo terrorismo, pero el que existe desde 1988 es el de ETA. ETA mata o intenta matar cada d¨ªa. ETA ha intentado asesinar al jefe del Estado. Casi acaba con la vida del actual presidente del Gobierno. Comete cr¨ªmenes sistem¨¢ticamente. Desde hace meses mantiene secuestrado a Ortega Lara. Es, desgraciadamente, muy posible que mueran personas, de toda edad y condici¨®n, en el pr¨®ximo futuro por atentados del terrorismo etarra.Tratar de evitar esas muertes es una cuesti¨®n de Estado de primera magnitud, es la cuesti¨®n, y nada puede justificar -nadie lo entender¨ªa- que se cuestionase la unidad frente al terrorismo porque los papeles del Cesid no se desclasifican, en funci¨®n de una interpretaci¨®n de la Ley de Secretos Oficiales, que yo no comparto por ser preconstitucional, pero en la que han coincidido dos Gobiernos de diferente signo.
Poner en cuesti¨®n y desestabilizar los acuerdos de Ajuria Enea y de Madrid porque no se hayan desclasificado los papeles del Cesid, odebilitarlos convocando urgentemente la Mesa de Madrid en condiciones que s¨®lo servir¨ªan para escenificar la discrepancia, es no querer darse cuenta de la distinta naturaleza pol¨ªtica -y social- que tiene un asunto de guerra sucia de hace 12 a?os, sobre el que no hay ni puede haber punto final en la justicia, y un terrorismo de hoy, el que sufrimos todos los d¨ªas de nuestro presente. ?Cu¨¢l ser¨ªa nuestra actitud si la situaci¨®n fuese la inversa?
Lo mismo que la existencia de ETA no permite justificar o atenuar los cr¨ªmenes de los GAL, y todo el peso de la ley debe caer sobre sus responsables, tampoco es. tolerable que los GAL sirvan para decaer en uno de los objetivos b¨¢sicos de nuestro sistema democr¨¢tico: evitar m¨¢s muertes producidas por quienes aplican la pena m¨¢xima, sin juicio previo, sin garant¨ªas, como en la peor de las dictaduras, porque quieren, parad¨®jicamente, una "Euskadi libre".
Para conseguir aquel objetivo, los Pactos de Ajuria Enea y de Madrid, basados en el consenso, son vitales. Si un Gobierno los debilita no colaborando con la justicia (o, como los debilit¨® el PP antes del 3-M, neg¨¢ndose a la reinserci¨®n de los etarras), no le sigamos los dem¨¢s en tal camino, porque eso es meter en un callej¨®n sin salida al acuerdo pol¨ªtico m¨¢s importante que tenemos frente a la dura realidad del terrorismo de todas las estaciones.
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