Dos filmes con anzuelo abren con fuerza y pol¨¦mica el concurso
Los estrategas de la programaci¨®n de los festivales se las arreglan para que estos arranquen con fuerza, y para ello nada m¨¢s adecuado que un par de pel¨ªculas con anzuelo, de las que enganchan o crean rechazo, o ambas cosas a la vez. Este es el caso de Profundo carmes¨ª, ¨²ltima obra del mexicano Arturo Ripstein, que juega con el aguante del espectador d¨¢ndole pu?etazos en los ojos y patadas en la entrepierna, pero sin permitirle apartar un instante la mirada de la pantalla. En tono m¨¢s suave, el italiano Carlo Mazzacurati tambi¨¦n vapulea la mirada con Vesna va deprisa.
Desde que, en 1988, el director mexicano Arturo Ripstein ali¨® su imaginaci¨®n con la de la guionista Paz Alicia Garciadiego, su largo e irregular itinerario creativo precedente se escor¨® hacia una tacada de seis pel¨ªculas consecutivas de gran audacia argumental y no menos grande coherencia formal. Profundo carmes¨ª es, por ahora, la ¨²ltima entrega de esta dur¨ªsima y f¨¦rtil alianza y lleva hasta lo inimaginable la poes¨ªa del horror y de la transgresi¨®n iniciada por sus hermanas mayores, sobre todo -en orden cronol¨®gico inverso- La reina de la noche, Principio y fin y La mujer del puerto, trilog¨ªa de melodramas de estirpe tr¨¢gica que ya est¨¢n situados en la cumbre del cine en nuestro idioma.Parec¨ªa dif¨ªcil, por no decir imposible, que esta alianza creadora fuese m¨¢s lejos de donde lleg¨® en esas tres pel¨ªculas. Sin embargo, Profundo carmes¨ª atraviesa la frontera y va m¨¢s all¨¢, en un ejercicio de representaci¨®n del dolor, de la miseria mental y moral, y de la violencia que encierra la vida cotidiana, literalmente espeluznante, pero llevado a la imagen con tanto equilibrio y comedimiento que en ocasiones hay que frotarse los ojos para creer que uno est¨¢ viendo en la pantalla lo que ¨¦sta -sin estridencias formales, casi con pudor- nos pone en bandeja.
Arritmia central
La brutal historia pasional que Ripstein narra con su magistral pulso y su desconcertante -por serena- c¨®lera padece una grave arritmia en la zona central de la aventura -o desventura- representada: la contenida en el cap¨ªtulo interpretado (con gran talento) por la actriz espa?ola Marisa Paredes, donde a Ripstein se le va la mano y no logra incardinar lo que quiere decir en los personajes, de manera que parece que es ¨¦l quien monologa a trav¨¦s de ellos. Por suerte, este pegote ideol¨®gico (de feroz irreverencia esperp¨¦ntica) no dura mucho y est¨¢ situado en el centro del filme, por lo que no perturba demasiado a la zona de arranque ni a la de desenlace.Hay tambi¨¦n mucho pesimismo y amargura en la visi¨®n que Carlo Mazzacurati elabora sobre un s¨®rdido y terrible movimiento migratorio que est¨¢ ocurriendo estos d¨ªas, ahora mismo, en Europa: el de las muchachas de los pa¨ªses del Este -en este caso una campesina checa- que cruzan clandestinamente las fronteras de la Uni¨®n Europea para prostituirse y ganar un dinero r¨¢pido que les permita ser miembros efectivos de la sociedad de consumo que ahora inunda el vac¨ªo dejado por el derrumbe del estalinismo.
Vesna va deprisa narra por tanto un tr¨¢gico suceso cotidiano, verificable incluso estad¨ªsticamente en cualquier ciudad europea occidental (en este caso R¨ªmini), donde la compraventa de carne joven de mujeres checas, eslovacas, ucranianas, rusas, bosnias, h¨²ngaras, b¨²lgaras, es una parte del negro folclor nocturno de los basureros humanos que rodean las autopistas y las esquinas de la parte hedionda de nuestra (es un decir) prosperidad.
Lo que hay detr¨¢s de cualquiera de esas incontables muchachas eslavas o centroeuropeas que llaman desde los arcenes de las carreteras a los conductores de utilitarios italianos es un abismo que Mazzacurati explora con libertad, talento, generosidad y sentido del esc¨¢ndalo, en una pel¨ªcula limpia y admirablemente planteada, pero que en la zona de desenlace (tal vez a causa del exceso de tensi¨®n que antecede) desfallece y desemboca en un final corto, previsible y, si se tiene en cuenta el vasto enigma que cierra, con insuficiente fuerza metaf¨®rica, o sin suficiente sentido del misterio y del espanto que hay detr¨¢s del infierno de Vesna y sus colegas de acera.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.