El entorno presidencial duda que el esc¨¢ndalo del principal estratega de Clinton afecte a su reelecci¨®n
Con la voz cansada despu¨¦s de los m¨ªtines en el tren que le llev¨® a Chicago, Bill Clinton acept¨® en la madrugada de ayer la designaci¨®n un¨¢nime como candidato dem¨®crata para otros cuatro a?os en la Casa Blanca y tuvo que sobreponerse a la explosi¨®n pol¨ªtica y emocional de la dimisi¨®n de su estratega Dick Morris, implicado en un esc¨¢ndalo de relaciones con una prostituta en Washington. Mientras en el entorno del presidente se conf¨ªa en que el esc¨¢ndalo no tenga gran trascendencia, los analistas opinan que el l¨ªo de faldas de su estrecho colaborador erosiona a Clinton, pero no hasta el extremo de alterar la ventaja sustancial que las encuestas le otorgan sobre su rival, el republicano Bob Dole, en las elecciones del 5 de noviembre.
Sin embargo, para calibrar la repercusi¨®n real del caso Morris habr¨¢ que esperar d¨ªas o semanas. Hasta ayer, los sondeos, realizados antes de conocerse la noticia, segu¨ªan sonriendo al presidente, d¨¢ndole entre 13 y 17 puntos de ventaja sobre Bob Dole. No es muy probable que dentro de dos meses, a la hora de votar, los electores se acerquen a las urnas con un nombre en la cabeza, el de Morris, al que no conoc¨ªan hasta que estall¨® el esc¨¢ndalo, se?alan los expertos. ["Debido a que el presidente no est¨¢ implicado personalmente, no cambia la situaci¨®n ni tampoco la actual direcci¨®n de la campa?a electoral", declar¨® Steven Wayne, profesor de la Universidad Georgetown, a la agencia Reuter].De todos modos, a corto plazo el da?o es evidente, y la tarea inmediata, muy seria. El presidente tiene que demostrar que las opciones moderadas que le han dado popularidad en los ¨²ltimos meses -y que Morris, que trabaj¨® para los republicanos hasta hace dos a?os, le ha ido sugiriendo- forman parte de sus convicciones pol¨ªticas y que el vac¨ªo que el estratega Morris deja no lo ocupan asesores m¨¢s cercanos a la tradici¨®n liberal dem¨®crata, como Harold Ickes, Leon Panetta o Georges Stephanopoulos. Clinton y Al Gore telefonearon ayer a Morris "para ver c¨®mo un amigo sobrellevaba su calvario", inform¨® ayer la Casa Blanca.
?Utilizar¨¢n los republicanos el esc¨¢ndalo? Sin duda, sobre todo si pasan los d¨ªas y su candidato sigue rezagado en las encuestas. Es demasiado fuerte la tentaci¨®n de introducir en los m¨ªtines palabras y situaciones que cuestionan, en el mejor de los casos, las compa?¨ªas pol¨ªticas de Clinton, y que evocan, en el peor, episodios negativos para Clinton, como el caso de Gennifer Flowers, que denunci¨® sus supuestas relaciones con el presidente en la misma publicaci¨®n que ha originado el actual esc¨¢ndalo. Aunque la opini¨®n m¨¢s extendida es que el caso Morris pasar¨¢ y que no deber¨ªa tener repercusiones graves, el momento es malo para la Casa Blanca, porque empa?a el cierre de una convenci¨®n brillante y porque ayudar¨¢ a que los republicanos resuciten el tal¨®n de Aquiles de Clinton de los valores morales y sus pasados episodios de esc¨¢ndalos.
Clinton acept¨® la designaci¨®n del partido como candidato a la Casa Blanca en la convenci¨®n dem¨®crata de Chicago con un llamamiento a la construcci¨®n de puentes hacia el siglo XXI "para afrontar nuestros desaf¨ªos, proteger nuestros valores y prepararnos para el futuro". El presidente, que proclam¨® que la esperanza ha vuelto a Am¨¦rica", pronunci¨® un largo discurso de aceptaci¨®n de la candidatura en el que incluy¨® la lista de sus logros y las tareas pendientes, anunci¨® propuestas electorales y subray¨® sus diferencias con el candidato republicano sin entrar en una guerra sucia que no le conviene: "No atacar¨¦ a nadie personalmente ni permitir¨¦ que otros lo hagan. ?sta debe ser una campa?a de ideas, no de insultos".
Clinton fue prolijo en las consecuciones de su mandato, desde la creaci¨®n de 10 millones de puestos de trabajo hasta la situaci¨®n de la econom¨ªa y la inflaci¨®n. "Estamos en la v¨ªa adecuada", se?al¨® repetidamente, utilizando las im¨¢genes del Expreso del Siglo XXI, pero el tren podr¨ªa descarrilar, en su opini¨®n, si se pusiera en pr¨¢ctica el plan del republicano Dole de fuertes recortes fiscales. Para el presidente Clinton ese plan "catapultar¨ªa el d¨¦ficit, elevar¨ªa los tipos de inter¨¦s, traer¨ªa una nueva recesi¨®n y crear¨ªa otra monta?a de deuda". Y destac¨® dos iniciativas para su segundo mandato: exenciones para la venta de casas e incentivos fiscales para las empresas que recluten a los afectados por las demanteladas leyes de protecci¨®n social.
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