El calpit¨¢n Astiz pasa a retiro por presi¨®n de grupos de derechos humanos argentinos
![Juan Jes¨²s Azn¨¢rez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F6c0df8bd-0ff3-4468-936e-c96fafaa26b6.png?auth=b5d935e44f236e02ca04903532080bbde3883da024a5334989732c8e86c47147&width=100&height=100&smart=true)
El capit¨¢n de fragata argentino Alfredo Astiz, uno de los s¨ªmbolos de la sanguinaria represi¨®n ejercida por la ¨²ltima dictadura militar (1976-1983), pas¨® ayer obligatoriamente a retiro despu¨¦s de una fuerte presi¨®n de los grupos de derechos humanos y del Gobierno franc¨¦s. El marino, de 45 a?os, se encontraba en situaci¨®n de disponibilidad desde el 1 de marzo, un d¨ªa despu¨¦s de la visita oficial del Presidente Carlos Menem a Par¨ªs, donde fue ¨¢cidamente preguntado por las acciones adoptadas por su Gobierno contra el oficial de la Armada acusado del secuestro y asesinato de dos monjas francesas.
La vida de Astiz en democracia no ha sido f¨¢cil, pese a disfrutar del respaldo de sus compa?eros de armas y promoci¨®n, muchos de ellos implicados tambi¨¦n en la represi¨®n. "?Vos sos Astiz?". "S?, ?y vos qui¨¦n sos?". "No importa, vos sos un asesino hijo de puta",. respondi¨® Alfredo Ch¨¢vez antes de asestarle un pu?etazo que le rompi¨® la nariz y le salt¨® una pieza de la dentadura postiza. "No le pegu¨¦ de entrada, le di tiempo pregunt¨¢ndole el nombre. Le di la oportunidad que ¨¦l no le dio a Dagmar Hagelin". El agredido, acompa?ado por un guardaespaldas desde su segundo asalto callejero, se querell¨® contra Ch¨¢vez.En diciembre de 1990, un tribunal franc¨¦s conden¨® en rebeld¨ªa al despreciado capit¨¢n -Cuervo, Angel Rubio, Gustavo- a cadena perpetua -por el asesinato de las religiosas Alice Domon y Leonie Duquet. Una orden de detenci¨®n internacional emitida por la justicia francesa le impide abandonar el territorio argentino so pena de arriegarse a su detenci¨®n. Tambi¨¦n lo busca la justicia sueca por la muerte a tiros de Dagmar Hagelin, de 15 a?os de edad, a quien presuntamente confundi¨® con una activista pol¨ªtica argentina.
Alfredo Astiz, siempre chulesco, excepto durante su rendici¨®n a los ingleses en la guerra de las Malvinas (1982), se especializ¨® con ganas en la infiltraci¨®n de "movimientos subversivos" dentro de los "grupos de tareas" de la dictadura. Trab¨® amistad con las monjas fingiendo buscar a un hermano, y las Madres de Plaza de Mayo, igualmente enga?adas por el simulador; le acogieron en el movimiento que a¨²n clama por 10.000 desaparecidos. Algunas madres, se?aladas a la polic¨ªa por Astiz, cayeron en una redada.
El capit¨¢n est¨¢ amparado por la Ley de Obediencia Debida, promulgada en 1987, durante el Gobierno de Ra¨²l Alfons¨ªn, que exculpa a los militares implicados en la represi¨®n.
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