Contradicciones occidentales ante el nuevo desaf¨ªo
Sadam Husein parece, de momento, haberse salido con la suya. Al lanzar el s¨¢bado sus carros de combate sobre Arbil, viol¨® la zona de exclusi¨®n impuesta por Estados Unidos, Francia y Reino Unido al norte del Paralelo 36, y castig¨® nuevamente a un sector de la poblaci¨®n kurda. A pesar de los reiterados anuncios de Bagdad de un r¨¢pido repliegue de tropas, todav¨ªa no ha movido ni un solo soldado.La intervenci¨®n iraqu¨ª en el convulsionado Kurdist¨¢n demuestra esencialmente dos cosas: contrariamente a numerosos informes de inteligencia occidentales, Sadam Husein se mantiene fuerte en el poder y conf¨ªa tanto en su estabilidad que se atreve a embarcarse en una nueva aventura militar. Por otro, que la coalici¨®n capitaneada por Estados Unidos en el golfo P¨¦rsico no es el temible aparato dispuesto a destrozar a Sadam Husein si osa levantar la cabeza. Esta coalici¨®n tampoco -y queda ahora demostrado- constituye un elemento de contenci¨®n frente a Irak. "Es lo m¨¢s parecido a la torre de Babel", comentaba ayer un analista turco al subrayar la heterogeneidad de intereses de los pa¨ªses que participan en el asedio al r¨¦gimen de Bagdad.
Salir en defensa de la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n (UPK) de Jalal Talabani es una cuesti¨®n que los aliados ven con poco agrado. Talabani es, al fin y al cabo, el l¨ªder kurdo protegido por Ir¨¢n. ?Podr¨ªa pensarse en un escenario m¨¢s incongruente para la zigzagueante pol¨ªtica de Washington en Oriente Medio?
Poder sin fronteras
Con la bandera iraqu¨ª ondeando sobre los techos de Arbil desde el s¨¢bado, Sadam Husein puede jactarse de que su poder no reconoce las fronteras artificiales trazadas por las potencias victoriosas de la ¨²ltima guerra del Golfo. Esas potencias promovieron la rebeli¨®n de 1991, pero en el ¨²ltimo momento decidieron dejar a kurdos y shi¨ªes a merced de las implacables fuerzas gubernamentales. Cinco a?os despu¨¦s de esa traici¨®n, los kurdos leales a Talaban? piensan que todav¨ªa pueden ser ¨²tiles en cualquier proyecto contra Bagdad. Talaban? ha tocado las puertas de Washington y Teher¨¢n, los enemigos m¨¢s enconados de Sadam Husein, pero evidentemente sin resultados.Sadam se ha embarcado en una partida de p¨®quer con dos ases en la mano: la imposibilidad occidental de actuar con la rapidez y energ¨ªa que prometen sus l¨ªderes y la atomizaci¨®n de fuerzas kurdas en las monta?as. Queda claro, por tanto, que los cinco a?os de sanciones internacionales, las numerosas conjuras para derrocar el r¨¦gimen, los atentados contra el l¨ªder iraqui, el, dinero y los discursos siguen fracasando a la hora de promover un cambio en Irak.
Husein se mantiene firme como el m¨¢stil que sostiene la' bandera iraqu¨ª en Arbil y r¨ªgido como las ¨®rdenes que se han impartido para que se borre del mapa a la UPK de Talabani.
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