Los m¨®viles alemanes retan a los piratas
Una empresa desaf¨ªa a romper el c¨®digo secreto y telefonear gratis
La empresa DeTeMobil, hija de la Telekom alemana encargada del negocio de la telefon¨ªa m¨®vil, ofrece una recompensa de 100.000 marcos (8,5 millones de pesetas) al pirata cibern¨¦tico que consiga romper el c¨®digo de seguridad de una tarjeta y telefonear gratis por el n¨²mero 0171-3289966.Todo empez¨® con la portada de esta semana de Wirtschafts Woche, la revista econ¨®mica m¨¢s seria de Aleman¨ªa. Sobre la imagen de un tel¨¦fono celular, una pregunta: "?Estafa en la red D?", y a?ade: "Un iniciado desembucha". Cuenta la revista c¨®mo el 4 de mayo de 1995 dos expertos en seguridad de DeTeMobil se encontraron en un hotel de M¨²nich con el joven de 22 a?os Kim Schmitz, un fan¨¢tico de los ordenadores y pirata cibern¨¦tico retirado que ahora trabaja para una empresa de ordenadores. Schmitz advirti¨® a los expertos sobre el peligro que corr¨ªa la red DI, a merced de piratas que pod¨ªan romper el c¨®digo de las tarjetas y telefonear gratis, a costa de cualquier usuario.
Las advertencias de Schmitz cayeron en saco roto. Ahora Schmitz ha acudido a Wirtschafts Woche y, en una declaraci¨®n jurada, asegura que puede entrar en la red y llamar por un tel¨¦fno celular gratis. Todo podr¨ªa ser una locura, pero Schmitz no es un fan¨¢tico de los ordenadores cualquiera, sino el mismo personaje que en 1994 dej¨® con las posaderas al aire a la Telekom alemana, al demostrar que era posible telefonear gratis a costa de los inocentes usuarios. Ent¨®nces, Schmitz evidenci¨® que, manipulando las l¨ªneas er¨®ticas, se pod¨ªa llamar gratis. Luego esas cuentas aparec¨ªan en la factura de honestos padres de familia. La conmoci¨®n fue tan grande, que la Telekom tuvo que ofrecer gratis la posibilidad de que la factura mensual del tel¨¦fono detallase todas las llamadas efectuadas con indicaci¨®n del d¨ªa, hora, duraci¨®n y destinatario.
Ahora Schmitz golpea de nuevo a la hija de Telelcom. En la subcultura de los fan¨¢ticos. del ordenador y piratas inform¨¢ticos la haza?a no resulta sorprendente. Andreas M¨¹ller-Maguhn, miembro del Club del Caos de los Ordenadores, de Hamburgo, declar¨® a la revista que en esos ambientes ya no es un secreto que se pueden falsificar las tarjetas de los m¨®viles. Wirtschafts Woche concluye que, si Schmitz y M¨¹ller dicen la verdad, "s¨®lo es cuesti¨®n de tiempo que ejecutivos criminales aprovechen el hueco en la red para usarla a gran escala".
El reportaje hizo sonar la alarma en la telefon¨ªa m¨®vil, que se apresur¨® a negar la posibilidad de romper los c¨®digos de seguridad de las tarjetas. Ante todo explican por qu¨¦ no se preocuparon antes del tema. Argumenta la hija de Telekom que "las informaciones de los piratas eran muy vagas". No obstante, la empresa, tras la entrevista en el hotel de M¨²nich, hab¨ªa invitado a Schmitz a ir a Bonn y demostrar que pod¨ªa llamar por tel¨¦fono a costa de un n¨²mero cualquiera, con la promesa de que no le perseguir¨ªan penalmente. Schmitz, gato escaldado, no acept¨®. Cuenta el ex pirata cibern¨¦tico que una vez tuvo una mala experiencia con la compa?¨ªa telef¨®nica norteamericana MCI, a la que hab¨ªa ofrecido facilitar nombres de algunos usuarios ilegales. Unos d¨ªas despu¨¦s de la entrevista, la polic¨ªa se present¨® en casa de Kim Schmitz y de otros 50 piratas y las registr¨®. Teme Schmitz repetir la experiencia, pero en su declaraci¨®n jurada, entregada a la revista, asegura ser consciente de las consecuencias penales, si se demuestra que miente, y afirma poder probar ante un tribunal que se pueden falsificar las tarjetas.
DeTeMobil replic¨® con una apuesta de 100.000 marcos (8,5 millones de pesetas) y ha depositado ante notario una tarjeta y desaf¨ªa a los piratas a que consigan romper el c¨®digo y llamar a costa de ese n¨²mero. Si alguien lo logra, DeTeMobil entregar¨¢ la cantidad a la entidad ben¨¦fica que decidan los derrotados piratas.
El portavoz de la empresa, Stefan Wichmann, por si acaso, admite la posibilidad "te¨®rica" de que se rompa el c¨®digo. Para ello se necesitar¨ªa que varios empleados que conozcan el c¨®digo, "desarrollasen de forma conjunta la energ¨ªa criminal necesaria para reconstruir la clave". A?ade el portavoz que los empleados con acceso a tales datos est¨¢n sometidos a un control permanente. El desaf¨ªo est¨¢ en el aire: Telelcom contra los piratas.
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