Rafelson: "Me interesa retratar la violencia mental"
A Bob Rafelson le gustar¨ªa que el cine fuera menos importante en su vida. Director de producci¨®n escasa ha realizado nueve pel¨ªculas desde su deb¨² en 1968 y ha amenazado con hacer s¨®lo una m¨¢s-, lo que de verdad le gusta es viajar solo y hacer estudios antropol¨®gicos. As¨ª se confesaba ayer el director de Sangre y vino, que ha inaugurado la secci¨®n oficial del Festival de San Sebasti¨¢n. "Prefiero hacer otras cosas con mi vida que quedarme en Hollywood. Tambi¨¦n hay otras razones y es que mis pel¨ªculas, en su mayor¨ªa son producciones independientes y es muy dif¨ªcil encontrar financiaci¨®n. No me importar¨ªa que los grandes estudios me encargaran proyectos, pero no lo logro, quiz¨¢ porque soy un poco problem¨¢tico", declar¨®. Realizador de t¨ªtulos como Mi vida es mi vida, El cartero siempre llama dos veces o El caso de la viuda negra, la carrera de Rafelson ha estado ¨ªntimamente unida a la de Jack Nicholson, con el que ha trabajado en ocho pel¨ªculas y ha dirigido en cinco ocasiones, la ¨²ltima en Sangre y vino. "Mi ¨²nica obligaci¨®n con Jack es recordarle qui¨¦n y c¨®mo es su personaje. Yo estoy siempre a su lado para provocarle", explic¨® Rafelson, que rara vez deja caer en sus ojos las gafas de sol, siempre como suspendidas en su ancha frente.Cuando Rafelson ten¨ªa 14 a?os abandon¨® su casa familiar en Nueva York y sali¨® a recorrer mundo. Eso explica esa obsesi¨®n que confiesa tener y que retrata en sus pel¨ªculas: la familia o, m¨¢s bien, la ausencia de ella. "La violencia en la familia es cada vez m¨¢s clara e importante", dijo el director, que ha querido resaltar en Sangre y vino precisamente el lado m¨¢s malvado de los miembros de una familia aparentemente normal. "Es esa oscuridad del personaje, esa complejidad y violencia que salta de repente lo que m¨¢s me interesaba", a?adi¨® Rafelson, que se sorprende de que se tache a su pel¨ªcula de violenta, mientras que las de eso "tipejos" como Rambo o Terminator, que con un arma se cargan a 100 personas de una tacada o echan ¨¢bajo todo un edificio, pasan m¨¢s desapercibidas. "No quiero pel¨ªculas de tipos con pistolas ni violencia para conseguir taquilla. Me interesa retratar la violencia mental, ¨¦sa que sale de las tripas de un personaje cuando no tiene otra elecci¨®n".
Mucha violencia mental pero nada de sexo, olvidando las t¨®rridas escenas de El cartero siempre llama dos veces. "Prefiero el sexo impl¨ªcito y bajo de tono. Hay cierta tensi¨®n er¨®tica, pero ten¨ªa muy claro desde el principio que el sexo no fuera expl¨ªcito. Quiero que se entienda la relaci¨®n amorosa entre dos personas a trav¨¦s de un baile, sin necesidad de desnudarles y meterles en la carna", se?al¨® el realizador, para quien inaugurar San Sebasti¨¢n es algo as¨ª como "entrar el primero en un hospital". "Tienen m¨¢s tiempo para analizarte y diseccionarte", dijo con un tono divertido pero sin ocultar preocunaci¨®n.
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