Los Quince no se ponen de acuerdo sobre las sanciones a los pa¨ªses que incumplan el d¨¦ficit
Los ministros de Econom¨ªa de los Quince, reunidos con formato informal en Dubl¨ªn, apenas lograron progresar en el proyecto de crear un r¨ªgido cors¨¦ de medidas punitivas para que los pa¨ªses que se integren en la moneda ¨²nica europea mantengan las pol¨ªticas de rigor econ¨®mico. Los ministros se limitaron a ratificar la voluntad de crear un mecanismo sancionador pero no resolvieron las grandes inc¨®gnitas: la cuant¨ªa de las sanciones, el calendario de aplicaci¨®n, la definici¨®n de cu¨¢ndo un d¨¦ficit excesivo se considera "temporal y excepcional".El encuentro de ayer en Dubl¨ªn no fue un fracaso, pero estuvo lejos de ser un gran ¨¦xito semejante al de los dos consejos informales anteriores: el de Valencia, hace Ahora un a?o, cuando se pactaron los escenarios de tr¨¢nsito hacia el euro, o el de Verona, seis meses despu¨¦s, cuando se acord¨® que el actual mecanismo de cambios del Sistema Monetario Europeo (SME) fuera sustitu¨ªdo por uno semejante que hiciera girar en torno al euro a las monedas que no accedan a ¨¦l. Ayer s¨®lo hubo progresos significativos precisamente en el dise?o de ese nuevo mecanismo y en el Estatuto legal de la moneda europea.
El Pacto de Estabilidad promete llevar la tensi¨®n a las tres reuniones oficiales que celebrar¨¢n los ministros del Ecof¨ªn antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de diciembre, tambi¨¦n en Dubl¨ªn. Ayer s¨®lo admitieron el principio de que el Pacto de Estabilidad debe dotarse de alg¨²n mecanismo sancionador que tenga el objetivo de desincentivar las pol¨ªticas de d¨¦ficit excesivos. Pero no hubo ning¨²n acuerdo sobre las cifras de las sanciones. Se sabe que una parte ser¨¢ un tramo fijo que podr¨ªa equivaler en torno al 0, 1%-0,25% del PIB del pa¨ªs infractor. Y que habr¨¢ un segundo tramo variable, que podr¨ªa aumentar en una d¨¦cima de PIB cada punto de d¨¦ficit excesivo. Se sabe que casi todos -menos Alemania- quieren que la sanci¨®n total tenga un tope del 0,5% del PIB, que para Espa?a supondr¨ªan 375.000 millones de pesetas. Pero nada de esto qued¨® ayer cerrado pol¨ªticamente.Tampoco hubo acuerdo sobre los plazos que se deben respetar desde que se incurre en d¨¦ficit hasta que se sanciona. Espa?a, el Benelux y los pa¨ªses escandinavos exigen que se tenga en cuenta los tr¨¢mites parlamentarios, porque una modificaci¨®n de los Presupuestos debe ser aprobada por el Parlamento. Alemania quiere que todo quede bendecido en seis meses y la Comisi¨®n Europea y Francia se inclinan por nueve meses.
La definici¨®n de cu¨¢ndo un exceso de d¨¦ficit es "excepcional y transitorio" tampoco suscit¨® el acuerdo del Ecofin. Alemania insiste en que se busque una f¨®rmula cifrada en base a los datos de crecimiento. Espa?a y otros pa¨ªses prefieren f¨®rmulas m¨¢s generales, que tengan en cuenta las cat¨¢strofes naturales o los ciclos econ¨®micos a largo plazo. Tampoco hubo acuerdo sobre la conversi¨®n de los actuales Programas de Convergencia en Contratos de Convergencia: "Los programas seguir¨¢n teniendo el valor jur¨ªdico actual", asegur¨® Rato. Algunos pa¨ªses quieren reforzar los programas de convergencia convirti¨¦ndoles en Consejos de Convergencia. Dejar¨ªan de ser meras intenciones de los Estados miembros para convertirse en una norma con rango legal. A juicio de Espa?a, eso supondr¨ªa alterar las condiciones de la entrada al euro para las divisas que no pueden acceder en la primer criba.
Para Espa?a, la mejor noticia fue el fracaso del ministro franc¨¦s de Econom¨ªa, Jean Arthuis, en su nuevo intento de imponer tambi¨¦n un mecanismo de sanciones para los pa¨ªses que se queden fuera de la moneda europea y se aprovechen de ello para provocar devaluaciones competitivas o para no corregir sus d¨¦ficit. Francia quiere que a esos pa¨ªses se les puedan congelar los ingresos que tienen procedentes de los fondos estructurales europeos y que el pago de esas ayudas se haga siempre en moneda nacional y no en moneda europea como consagra el Tratado de Maastricht. Arthuis puso el tema sobre la mesa, pero su iniciativa -contundemente rechazada ya por la Comisi¨®n Europea en julio- apenas suscit¨® el inter¨¦s.
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