La rep¨²blica real de Julio Anguita
El secretario general de los comunistas siempre ha puesto en entredicho la forma mon¨¢rquica de Estado
Un d¨ªa, Julio Anguita, secretario general del PCE y coordinador de IU, le dijo al Rey: "?Por qu¨¦ no se hace llamar Juan Carlos I, el Republicano?". No es que buscara fundir la Monarqu¨ªa y la Rep¨²blica. Bromeaba. Pero su atracci¨®n por el Monarca viene de antiguo. All¨¢ a mediados de los 80, cuando era el califa rojo, el alcalde de C¨®rdoba, confesaba: "A m¨ª este Rey me gusta. Me gustar¨ªa salir una noche de copas con el Borb¨®n..."No ha logrado salir de copas con ¨¦l, pero s¨ª que la cuesti¨®n mon¨¢rquica haya estado en la conversaci¨®n de millones de espa?oles y que alg¨²n diario se haya dedicado a mostrar la "agotadora jornada real". Sin quererlo, ha conseguido que en tomo al Rey cierren filas hasta quienes hasta ayer mismo negaron el pan, la sal y la corona a don Juan Carlos. Anguita, que ha comentado en p¨²blico y en privado que el Rey le cae bien y que le respeta, ha dicho algo de caj¨®n: que ¨¦l es republicano. Lo sor prendente ser¨ªa que se hubiera de clarado mon¨¢rquico.
En el discurso de Anguita en la fiesta del PCE, el d¨ªa 14, y en sus declaraciones posteriores hay dos. cuestiones diferenciadas: su ame naza de ruptura del consenso constitucional y las cr¨ªticas a la instituci¨®n mon¨¢rquica por opinar sobre cuestiones de gobierno como la integraci¨®n militar en la OTAN y la convergencia europea. Anguita interpreta que el Rey de todos los espa?oles no debe pronunciarse en estos temas y culpa al Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar de haberle utilizado.
Las voces y los ecos
?sas fueron las voces de Anguita. Es verdad que los ecos han amplificado seg¨²n qu¨¦ cosas. Y que, al socaire de ellas, cada uno ha arrimado el ascua de Anguita a su propia sardina. Felipe Gonz¨¢lez, por ejemplo, aprovech¨® para recriminar al PP que en tan s¨®lo cuatro meses haya puesto al Rey en estos compromisos. Vale, pero no es la primera vez que el Monarca aparece en estos rifirrafes.DeAnguita se puede decir cualquier cosa, pero no que sea inconsecuente. Corria 1985, ¨¦l era regidor de C¨®rdoba y Gonz¨¢lez presid¨ªa el Gobierno socialista. C¨®rdoba estrenaba casa consistorial y el califa rojo quer¨ªa que, aprovechando un viaje por el duod¨¦cimo centenario de la mezquita, fuera el Rey quien inaugurara el nuevo Ayuntamiento. Fue una verdadera batalla. Anguita hizo lo que ahora: se?al¨® con su dedo al Gobierno como culpable de mangonear la figura real. "S¨¦ que es el Gobierno el que decide los viajes del Rey", dijo. El viaje de don Juan Carlos fue suspendido y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria
Paz, poca. No olvid¨® Anguita. En febrero del mismo a?o reafirmaba su republicanismo y lanzaba una advertencia: el PCE aceptaba la Monarqu¨ªa, pero con un inquietante "de momento". M¨¢s adelante, en mayo, volvi¨® a la carga. "El PCE es republicano en su concepci¨®n", dec¨ªa, "y pensamos que alg¨²n d¨ªa habr¨¢ Rep¨²blica".
En noviembre de 1988 dijo ya algo muy parecido sin que se le cayeran a nadie los palos del sombrajo. "En mi proyecto estrat¨¦gico", dec¨ªa, "yo veo la Rep¨²blica. ( ... ) Creemos que la mejor forma de gobierno es la Rep¨²blica, pero nunca hemos dicho aqu¨ª y ahora, eso tambi¨¦n est¨¢ claro".
Anguita volvi¨® en 1991 a la carga por la utilizaci¨®n que el Gobierno hab¨ªa hecho del Rey con una visita a Marruecos. Cuando se le pregunt¨® si hab¨ªa cuestionado la Monarqu¨ªa, afirm¨®: "No ( ... ), lo que he dicho es que le han manejado ( ... ). Raz¨®n: el Rey no va a Cuba, asunto de derechos humanos ( ... )1- y va a Marruecos, donde hay un monarca feudal, d¨¦spota. ( ... ) Yo no creo que el Rey le imponga al Gobierno. Entonces, si el Rey viaja es porque el Gobierno lo consiente y le utiliza".
Hace escasos meses, con la formaci¨®n del nuevo Gobierno de Aznar, Anguita insist¨ªa, pero sin dejar muy claro qui¨¦n influ¨ªa en qui¨¦n. Es verdad que ¨¦l no lo dijo, pero repiti¨® una informaci¨®n period¨ªstica sobre el nombramiento de Eduardo Serra como ministro de Defensa. "Yo s¨®lo digo, y p¨®ngalo as¨ª", ordenaba al entrevistador, "que en un diario se dice que el se?or Aznar fue al palacio de la Zarzuela con. el nombre del se?or Arias Salgado para el Ministerio, de Defensa y sali¨® con el del se?or Eduardo Serra". ?Y qu¨¦ le parece? "Me parece inquietante que Serra sea ministro. Es toda una explicaci¨®n. No digo m¨¢s". No era poco.
Si un d¨ªa Anguita lograra imponer la Rep¨²blica, dejar¨ªa al Rey sin trabajo, pero con cari?o. Porque le aprecia. Eso dice. Y le respeta. Habla en t¨¦rminos elogiosos del Monarca, y, poniendo una vela al Rey y otra a la, Rep¨²blica, no renuncia a advertirle que, si por ¨¦l fuera, sus d¨ªas como instituci¨®n estar¨ªan contados. Una vez el Rey le dijo que tendr¨ªan que hablar sobre lo que iba diciendo por ah¨ª. Ni corto ni perezoso, le contest¨®: "Pues... un d¨ªa me invita, vengo encantado y hablamos".
Porque Anguita no ha negado el papel "fundamental" del Rey en la transici¨®n. "La Corona fue lo suficientemente inteligente para saber estar, a la altura de las circunstancias. Como republicano, he de reconocer el papel jugado por el Rey". Incluso ha reconocido estar equivocado en pecadillos de juventud: tres panfletos contra el Rey en 1974.
Esta manera de plantear las cosas es lo que ha irritado a quienes tienen, a la fuerza, su coraz¨®n republicano en el almario. Isabelo Herreros, de Izquierda Republicana y dirigente de IU, aplaud¨ªa que el debate salte a la sociedad, pero no que la instituci¨®n republicana sea objeto de cambalache con el consenso constitucional. Es lo que piensan otras de las cientos de asociaciones republicanas que ven en las palabras de Anguita "una utilizaci¨®n de la Rep¨²blica para otros fines". Pero de todo se puede sacar provecho: "Que se hable de la Rep¨²blica. Lo dem¨¢s vendr¨¢ luego".
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