Michael Jackson gust¨® pero no encant¨® en Zaragoza
45.000 personas llenaron La Romareda para ver al cantante norteamericano en su ¨²nico recital en la UE
Michael Jackson aterriz¨® anoche ante 45.000 personas que llenaron el estadio de La Romareda en Zaragoza para ver el ¨²nico concierto en la LTE ofrecido por el cantante de Thriller. Aterriz¨®, porque irrumpi¨® en el escenario a bordo de una c¨¢psula espacial y sali¨® de ella con un traje gal¨¢ctico ante el alarido de sus incondicionales admiradores. El bailar¨ªn y cantante hizo en esta gira, llamada History, como su ¨²ltimo disco doble, un recorrido por temas viejos y nuevos que confirmaron su poder para combinar m¨²sica, teatro, danza y efectos especiales. Hubo de todo. El escenario imitaba una enorme estructura de hormig¨®n. A la hora indicada una lluvia de fuegos artificiales anunci¨® la llegada de un ser de otro mundo. Jackson gust¨® pero no encant¨®.
Una explosi¨®n dej¨® en medio del escenario la c¨¢psula espacial de la que sali¨® Michael Jackson cubierto de pies a cabeza por un traje gal¨¢ctico. Ah¨ª empez¨® la Historia de su larga carrera. Un extenso flash back que terminar¨ªa dos horas y cuarto despu¨¦s con la revisi¨®n de sus grandes ¨¦xitos.El guerrero interespacial hizo uso de casi todos los g¨¦neros del espect¨¢culo. Desde sus tan apreciadas coreograf¨ªas de corte marcial (con despliegue de banderas norteamericana y espa?ola), pasando por Chicago a?os 30 (Smooth criminal) o el romance (subi¨® una temblorosa chica del p¨²blico al escenario a la que abraz¨® mientras ella se deshac¨ªa en sollozos). Y hasta un tema sensual (The way you make me feel) con bailarina sexy incluida, a la que persigue con escaso morbo por el escenario.
La primera parte no agot¨® el repertorio porque al ritmo de algunas de las canciones de su infancia con los Jackson Five y con la nost¨¢lgica proyecci¨®n de fotos y pel¨ªculas con sus hermanos, Michael Jackson no pudo reprimir lamentos y l¨¢grimas por el pasado perdido, aunque el sufrimiento no descabalg¨® el cronometrado espect¨¢culo. Eran inexcusables sus viejos ¨¦xitos y para abordarlos se visti¨® con su caracter¨ªstico traje, guantes y sombrero. Hubo magia, circo y realidad virtual. Desapareci¨® en un soplo y apareci¨® en otro lugar, siempre de forma sorprendente. Y siguieron las coreograf¨ªas de Thriller, Beat it o Billie Jean, con fragmentos de sus hist¨®ricos v¨ªdeos en las pantallas gigantes, que hac¨ªan las veces de entreacto.Expectativas
Las expectativas para este concierto eran muchas, aunque el p¨²blico parec¨ªa una masa quieta, quiz¨¢ porque hab¨ªa mucho, movimiento en el escenario o porque la m¨²sica que hace Michael Jackson no sacude los cuerpos de los dem¨¢s como el suyo propio. Hay que reconocer que, aunque se prodiga poco en su vida p¨²blica, ofrece a sus espectadores un espect¨¢culo MUY trabajado y conceptualmente muy completo. Su entrega es evidente, quiz¨¢ m¨¢s como bailar¨ªn que como cantante. Gust¨®, pero no encant¨® en Zaragoza.
Sin embargo, resulta dif¨ªcil desentra?ar la raz¨®n de las pasiones que despierta entre sus fans. Un mito que vive y crece m¨¢s en la imaginaci¨®n que en la realidad. Es un c¨ªrculo vicioso que se alimenta b¨¢sicamente de su persona y gira alrededor de ¨¦l en una espiral cada vez m¨¢s amplia, tal vez para algunos como el ojo de un hurac¨¢n.
Jackson juega con la idea del endiosamiento, que es uno de los pilares de su prestigio. Desde el d¨ªa en que alguien lo entroniz¨® como el rey del pop no ha querido bajar de su pedestal. Si con Thriller lleg¨® al punto m¨¢s alto de su carrera, hace m¨¢s de una d¨¦cada, y se ha mantenido en un nivel menor, pero con ventas millonarias de todos sus discos posteriores, ahora su triunfo se mide m¨¢s por el ¨¦nfasis que pone en la mitificaci¨®n de su persona que en criterios estrictamente musicales.
Si no ?a qu¨¦ viene colocar gigantescas estatuas suyas en el T¨¢mesis o en el centro de las grandes capitales? ?A qu¨¦ obedece el t¨ªtulo de su ¨²ltimo ¨¢lbum, History? Que no significa simplemente historia, sino su Historia. Es decir, la Historia- subtitulada, por si quedaran dudas, pasado, presente y futuro a trav¨¦s de su persona.
Si este personaje enigm¨¢tico, exc¨¦ntrico, psicol¨®gicamente singular (por decir lo menos), sigue creando tales expectativas, tales muestras de fanatismo, semejante buena disposici¨®n de las fuerzas vivas locales en los lugares que visita, es porque ha cultivado con mimo esa faceta de su ¨¦xito.
Pero hay algo m¨¢s en esa b¨²squeda de los porqu¨¦s de este fen¨®meno. Basta con ver cu¨¢l es su p¨²blico m¨¢s numeroso: son ni?os y adolescentes. Son chicos y chicas que no han terminado de desprenderse del todo de su ni?ez y que encuentran en Michael Jackson el enlace perfecto entre Disneylandia y el mundo del pop. De alguna manera, Jackson ha sabido situarse y mantenerse en esa franja, necesitada de un ¨ªdolo propio que la gu¨ªe hacia el camino de la m¨²sica adulta. Muchos de los ex fans de Michael Jackson reconocen hoy que los obnubilaba esa ambig¨¹edad entre el personaje de fantas¨ªa y el cantante de pop, teniendo en cuenta que definir los propios gustos musicales es el siguiente paso en el desarrollo de la personalidad juvenil, y ellos lo saben.
Posiblemente Michael Jackson sea el rey del pop, pero en el sentido que tienen expresiones como el pa¨ªs de nunca jam¨¢s, el castillo encantado o el drag¨®n de siete cabezas. Con dos ventajas adicionales: ¨¦l existe, con todo su mundo de fantas¨ªa; y, adem¨¢s, produce con ello muchos millones de d¨®lares. Michael Jackson ofrece sin duda un gran espect¨¢culo para quienes no han perdido la inocencia y para los que se lucran con ella.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.