'Viva la vida' satiriza en Lisboa las dictaduras que sufrieron Espa?a y Portugal
El historiador portugu¨¦s C¨¦sar Oliveira y el director de teatro Helder Costa estrenaron el viernes en el teatro La Barraca, de Lisboa, Viva la vida, una s¨¢tira sobre las dictaduras y los avatares pol¨ªticos casi paralelos que vivieron los pueblos de Portugal y Espa?a.La obra de teatro est¨¢ basada en una ver¨ªdica historia de amor, surgida en plena guerra civil espa?ola, entre un anarquista portugu¨¦s y una libertaria vasca que, al cabo de 30 a?os separados y con un hijo fruto de aquella pasi¨®n, se reunieron en Lisboa. Esta pieza, a juicio de Oliveira, contribuir¨¢ a estrechar a¨²n m¨¢s los lazos que unen a las gentes de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica.
El historiador luso, un apasionado de Espa?a y destacado iberista, conoci¨® al anarquista portugu¨¦s Jaime Rebelo, quien le cont¨® personalmente su dram¨¢tica y bella historia. Rebelo estuvo en las c¨¢rceles salazaristas, luch¨® en el bando republicano espa?ol, se enamor¨® y tuvo un hijo de Elo¨ªsa, fue internado en un campo de concentraci¨®n franc¨¦s y regres¨® de nuevo a las c¨¢rceles portuguesas. Al quedar viudo de su esposa portuguesa, reuni¨® a su familia y les propuso restablecer una "deuda de honor". Poco tiempo despu¨¦s, Jaime y Elo¨ªsa se casaron por lo civil en Lisboa, donde vivieron hasta la muerte de aqu¨¦l.
A ra¨ªz de esta historia, el escen¨®grafo Helder Costa y Oliveira trabajaron juntos para llevar al teatro Viva la vida, que el viernes se estren¨® con la presencia de Elo¨ªsa, de 87 a?os, su hijo Jaime, y algunos miembros de la familia portuguesa de Rebelo. El presidente de la Rep¨²blica, Jorge Sampaio, y el embajador de Espa?a en Lisboa, Ra¨²l Morodo, asistieron a la funci¨®n.
Helder Costa decidi¨® abordar esta obra "no como un documental, algo que considero muy antiguo, sino para aprovechar el texto de C¨¦sar Oliveira y mezclar las memorias de la guerra civil espa?ola con los compromisos pol¨ªticos internacionales desde un punto de vista po¨¦tico y sat¨ªrico". Viva la vida pretende ser una s¨¢tira de las dictaduras y los problemas del poder. "Eso es lo que me interesa de este trabajo", dice Costa, "que no pretende ser historicista ni did¨¢ctico, pero s¨ª pedag¨®gico; no acad¨¦mico, pero culto; nada polvoriento pero s¨ª muy vivo".
El escen¨®grafo portugu¨¦s explica que la obra intenta abordar el proceso hist¨®rico y cultural de los dos pa¨ªses "a trav¨¦s de la imaginaci¨®n, porque el teatro es imaginaci¨®n; si no es as¨ª, no se debe hacer teatro".
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