De Elgueta a Gernika
Hace ahora 60 a?os, el 1 de octubre de 1936, el mismo d¨ªa en que Franco asum¨ªa la jefatura del Estado en Burgos, las Cortes del Frente Popular, reunidas en Madrid, aprobaban por aclamaci¨®n el primer Estatuto vasco de autonom¨ªa. Algunos lo denominaron "Estatuto de Elgueta" por hallarse entonces en esa localidad la l¨ªnea del frente.Sin embargo, dicho Estatuto no fue obra de la guerra civil, pues se gest¨® a lo largo de la II Rep¨²blica y estaba a punto de nacer al estallar el conflicto b¨¦lico, que s¨®lo contribuy¨® a acelerar su aprobaci¨®n parlamentaria. Fue el principal fruto de la entente cordial entre el PNV y el Frente Popular, vencedores en las elecciones legislativas de febrero-marzo de 1936, en v¨ªsperas de la guerra civil. ?sta transform¨® tal entente en una alianza pol¨ªtica al decantarse el PNV, partido cat¨®lico ubicado en el centro del espectro pol¨ªtico vasco, en contra de la sublevaci¨®n militar del 18 de julio y a favor del r¨¦gimen republicano. La clave de este posicionamiento fue la inminente consecuci¨®n de la autonom¨ªa de Euskadi, constante reivindicaci¨®n de los nacionalistas vascos desde la instauraci¨®n de la Rep¨²blica en 1931.
En septiembre de 1936, ante la gravedad de la situaci¨®n militar al conquistar casi toda Guip¨²zcoa el Ej¨¦rcito sublevado, se consum¨® el pacto entre el PNV y el Frente Popular, que se concret¨® en tres hechos fundamentales: el ingreso del diputado nacionalista Manuel Irujo en el Gobierno republicano de Largo Caballero, la ratificaci¨®n del Estatuto vasco por las Cortes y la formaci¨®n del primer Gobierno vasco. Con ello, el curso de la guerra civil en Euskadi cambi¨® de forma sustancial pol¨ªtica y militarmente.El Estatuto de 1936 era distinto del proyecto aprobado en refer¨¦ndum por el pueblo vasco en 1933. Era mucho m¨¢s breve y ten¨ªa un nivel de competencias auton¨®micas inferior. Se sustentaba en la Constituci¨®n Espa?ola de 1931, que estableci¨® un "Estado integral" o regionalizable, y su modelo era el Estatuto catal¨¢n de 1932. El recorte del proyecto plebiscitado se llev¨® a cabo en las Cortes en la primavera de 1936, siguiendo los criterios del diputado socialista por Bilbao Indalecio Prieto, su principal art¨ªfice; de ah¨ª que haya sido calificado con raz¨®n de "Estatuto de las izquierdas".
El texto aprobado creaba la regi¨®n aut¨®noma" del Pa¨ªs Vasco con jurisdicci¨®n sobre ?lava, Guip¨²zcoa y Vizcaya (aunque de hecho s¨®lo tuvo aplicaci¨®n en esta ¨²ltima provincia por la divisi¨®n b¨¦lica) y ni siquiera mencionaba la posible incorporaci¨®n de Navarra, que hab¨ªa rechazado el proyecto en 1932. La mayor parte de su contenido consist¨ªa en la enumeraci¨®n de las facultades auton¨®micas, pues apenas regulaba los poderes Ejecutivo y Legislativo y la Hacienda regional, si bien manten¨ªa vigente el Concierto econ¨®mico de 1925-1926. Se trataba de un texto jur¨ªdico nada foralista y muy poco provincialista, a diferencia de los proyectos elaborados en la Rep¨²blica y del actual Estatuto de Gernika, lo cual obedec¨ªa a su inspiraci¨®n izquierdista. La disposici¨®n transitoria primera s¨ª fue fruto de la guerra: establec¨ªa un procedimiento excepcional y de urgencia para nombrar al presidente y al Gobierno provisional de Euskadi, dada la imposibilidad material de celebrar elecciones al Parlamento vasco, instituci¨®n que no lleg¨® a existir entonces.
Seis d¨ªas despu¨¦s de la aprobaci¨®n del Estatuto, el 7 de octubre de 1936, en la Casa de Juntas de Gernika, el diputado nacionalista Jos¨¦ Antonio Aguirre fue elegido lehendakari por unanimidad de los concejales vascos que pudieron emitir su voto. Nada m¨¢s jurar su cargo ante el gobernador civil de Vizcaya, el nuevo presidente dio a conocer la composici¨®n de su Gabinete y su programa ministerial, pactados previamente entre el PNV y el Frente Popular.
El primer Gobierno vasco de la historia se cairacteriz¨® por ser de coalici¨®n de las fuerzas pro-republicanas (s¨®lo qued¨® fuera el sindicato anarquista CNT), provisional para la guerra, presidencialista (por la concentraci¨®n de poder en manos de Aguirre) y de hegemon¨ªa nacionalista, pues el PNV ostent¨® la presidencia y las consejer¨ªas m¨¢s importantes: Defensa, Gobernaci¨®n, Hacienda y Justicia y Cultura. El Frente Popular contaba con m¨¢s departamentos, pero eran de menor entidad: los socialistas regentaban tres carteras (Industria, Trabajo y Asistencia Social); los republicanos, dos (Comercio y Abastecimiento, y Sanidad); los comunistas, una (Obras P¨²blicas), y ANV, otra (Agricultura). La declaraci¨®n de Gernika reflejaba claramente la hegemon¨ªa del PNV al ser un programa pol¨ªtico moderado, nada revolucionario en el terreno socioecon¨®mico y muy respetuoso con la Iglesia cat¨®lica, constituyendo un caso ¨²nico en la Espa?a republicana.
El Gobierno vasco concentr¨® todos los poderes en la reducida Euskadi aut¨®noma al desaparecer las Juntas de Defensa de Vizcaya y Guip¨²zcoa (surgidas en el verano de 1936 y de predominio izquierdista) y al asumir casi todas las funciones propias del Estado, incluso el mando militar del Ej¨¦rcito vasco por parte de Aguirre, que era tambi¨¦n el consejero de Defensa. Esto provoc¨® conflictos con los Gobiernos de Largo Caballero y de Negr¨ªn. En sus escasos nueve meses de vida en Euskadi, el primer Gobierno vasco cre¨® una extensa administraci¨®n auton¨®mica en todos los ¨¢mbitos, hasta el punto de construir un aut¨¦ntico Estado vasco semi-independiente como consecuencia de la coyuntura b¨¦lica, del aislamiento territorial del frente norte y de los designios pol¨ªticos del nacionalismo. As¨ª se dio la paradoja de que la aplicaci¨®n de un Estatuto de m¨ªnimos, como era el de 1936, trajo aparejada una autonom¨ªa m¨¢xima en la zona republicana y nacionalista del Pa¨ªs Vasco.
La actuaci¨®n del Gobierno de Aguirre se caracteriz¨® por su moderaci¨®n, su cohesi¨®n interna (no sufri¨® ninguna crisis, a diferencia de los Ejecutivos catal¨¢n y republicano) y la ausencia de revoluci¨®n social. En genera', ha sido elogiada por la organizaci¨®n del abastecimiento y la asistencia social, la administraci¨®n de justicia y la salvaguarda del orden p¨²blico (con la grave excepci¨®n de la matanza de presos derechistas en las c¨¢rceles de Bilbao en enero de 1937). Las mayores cr¨ªticas se han centrado en su pol¨ªtica econ¨®mica no nacionalizadora, que contribuy¨® a la ca¨ªda de la producci¨®n industrial, y en la pol¨ªtica militar por la falta de entendimiento de Aguirre con los altos mandos del Ej¨¦rcito del norte y la escasa coordinaci¨®n con Santander y Asturias.
Despu¨¦s de medio a?o con el frente estabilizado en el l¨ªmite entre Guip¨²zc6a y Vizcaya, la ofensiva desencadenada por el Ej¨¦rcito franquista en la primavera de 1937 no fue un paseo militar, sino un combate encarnizado que dur¨® casi tres meses por la tenaz resistencia ofrecida por el Ej¨¦rcito vasco a pesar de su neta inferioridad a¨¦rea y artillera. Con la conquista de Bilbao, el 19 de junio de 1937, desapareci¨® esa ef¨ªmera y extraordinaria autonom¨ªa (aunque no el Gobierno vasco, que subsisti¨® en el exilio) y el intenso pluralismo pol¨ªtico, social y cultural de Euskadi en la II Rep¨²blica. Tras cuatro d¨¦cadas de dictadura, el pluralismo vasco ha resurgido con el restablecimiento de la democracia y la autonom¨ªa, con un nuevo Estatuto, el de Gernika de 1979, muy superior a su antecesor de Elgueta, por el que murieron luchando miles de gudaris. Como sucedi¨® entonces, la autonom¨ªa vasca actual est¨¢ amenazada por los enemigos de la libertad, que ahora militan en el otro extremo del espectro pol¨ªtico.
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