La primera vez de Mastroianni
Una biograf¨ªa desmitifica la vida amorosa del 'bello Marcello'
Hoy ya es seguro que el para¨ªso no existe en la tierra, pues ni siquiera Marcello Mastroianni, paradigma del Casanova moderno, sue?o ben¨¦fico del g¨¦nero femenino y envidia cruda del personal masculino debido a la cantidad de mujeres famosas que han pasado por sus manos, ha logrado tocarlo. A juzgar por el retrato que acaba de publicar Enzo Biagi, un periodista que puede competir con el c¨¦lebre actor en madurez y fama entre el p¨²blico italiano, la vida amorosa del bello Marcello parece una sucesi¨®n de desencuentros de lujo -con Faye Dunaway, Catherine Deneuve o Silvana Mangano- que, si terminaron bien, no fue por m¨¦rito suyo. "Marcello tuvo siempre la suerte de ser abandonado por sus enamoradas; si no, no s¨¦ c¨®mo se las habr¨ªa arreglado", dice en el libro Soso Cecchi d'Amico, amigo de Mastroianni.
?ste, siempre celoso guardi¨¢n de su vida privada, cuenta a Biagi que su primera vez fue tan vulgar como la de cualquier otro muchacho nacido en 1924 en un pueblo de Frosinone. "Recuerdo la primera mujer que vi desnuda; no, fueron dos", dice el actor. "Ocurri¨® en una casa de tolerancia, en el Parioli [barrio de Roma]. Alguno, m¨¢s mayor, nos pas¨® la direcci¨®n en los billares. La cosa fue tan r¨¢pida que nos pareci¨® que no hab¨ªamos hecho nada, y, desconsolados, dec¨ªamos a las se?oritas: '?Y ahora?. 'Ahora', contestaban, 'a la calle".
No es nuevo que Mastroianni se distancie de la imagen t¨®pica del rompecorazones. El maduro actor que hoy despliega toda la humanidad del Pereira de Antonio Tabucchi se ha pasado la vida -La bella vita, seg¨²n el t¨ªtulo del retrato de Biagi- explicando que el Marcello de La dolce vita, acoplado al inolvidable perfil de Anita Ekberg, fue poco m¨¢s que un sue?o de su mentor y amigo inseparable Federico Fellini. Pero aquel sue?o marc¨® la imagen de Mastroianni con m¨¢s fuerza que cualquiera de las otras 159 pel¨ªculas que ha rodado.
"Hay aparejadores que han tenido m¨¢s mujeres que yo", es una de las frases c¨¦lebres del actor, que dijo tambi¨¦n, en una entrevista de 1967 citada por Biagi: "De peque?o, me detestaba f¨ªsicamente. No soy guapo y no lo he sido nunca. Tengo una cara vulgar, an¨®nima, un poco de burro". Ahora, declara a su ¨²ltimo bi¨®grafo: "No es verdad que yo sea Casanova. Lo he interpretado bajo la direcci¨®n de Scola, pero era un Casanova de 70 a?os, con problemas de vejiga y otros propios de la edad. Un personaje muy bello, porque era melanc¨®lico".
El resto son cosas del cine, parece decir Mastroianni, que, a los 72 a?os, no expresa nostalgia por el amor de celuloide. "Como te ponen siempre alguna mujer guapa entre los brazos, cuando se termina de filmar una escena todos los trabajadores, maquinistas, electricistas, esperan a que te levantes para ver si tu as band¨¦. Hasta eso es un problema. Dicen: '?Pero c¨®mo? Ha tenido en las manos a Sof¨ªa Loren, a Ursula Andress, ?y no se ha empalmado?". Como si lo normal fuera empalmarse. Porque, entretanto, hace calor, se suda, y luego, pon la cabeza as¨ª, no le mires a los ojos porque te salen torcidos, m¨ªrale la oreja derecha, que rodamos un primer plano. Antes se rodaba en pijama, pero ahora se rueda con el culo al aire, y es horrible".
Pero no todo debi¨® ser tan malo en el plat¨®. La apasionada historia de amor entre el actor y la Dunaway naci¨® precisamente de los besos que inclu¨ªa el gui¨®n de una pel¨ªcula seguramente olvidada, titulada Amanti. "Es verdad que empez¨® as¨ª. No lo hab¨ªa pensado nunca antes", dice el bello Marcello a su bi¨®grafo. Y termin¨® en un hotel de Aguadulce, en Almer¨ªa, porque "a Marcello, profundamente cat¨®lico, ni siquiera se le pasaba por la cabeza divorciarse" de Flora Caravella, su primera mujer, ha declarado Dunaway. Fue un final traum¨¢tico. Recluido en Pompeya para un rodaje, Mastroianni "se encerraba en su roulotte con su dolor, para que no le viera nadie", y gritaba: "?Quiero morir!", cuenta Biagi.
La tierna amistad, "casi fraterna y banal", con la Loren, la admiraci¨®n por Brigitte Bardot, "de la que se dice que es tonta, cuando no lo es para nada", el desplante de Greta Garbo, que conoci¨® a Marcello y s¨®lo se interes¨® por sus zapatos, se encuentran tambi¨¦n en el libro, junto a unas pocas pinceladas sobre Ana Mar¨ªa Tat¨®, la directora de cine unida a Mastroianni desde hace 20 a?os.
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