Riis, favorito para ganar el Mundial
Si Bjarne Riis gana hoy el Mundial, y el dan¨¦s es muy capaz de hacerlo, el nuevo ciclismo habr¨¢ alcanzado, al fin, su cima, su coronaci¨®n simb¨®lica. Los hombres-guadiana mandan. Y si el sorprendente vencedor del ¨²ltimo Tour no cumple con su destino, tampoco significar¨¢ que se impone la tradici¨®n.
Ganar¨¢ un italiano, un suizo o un franc¨¦s, los pa¨ªses que han acabado con eso llamado equipos de toda la vida. Entonces, los espa?oles, la otra gran potencia, quedar¨¢n como bastiones de los viejos valores. Cerrado, con la ausencia de Indur¨¢in -una vez medalla de bronce y dos de plata- y la baja forma de Olano -defensor del maillot arco iris-, el par¨¦ntesis de los a?os excepcionales, el ciclismo espa?ol se limitar¨¢ a cumplir en Lugano -252 kil¨®metros: 15 vueltas a un circuito de 16,8 kil¨®metros, con dos subidas de unos dos kil¨®metros al 8%- un papel muy aprendido a lo largo de los a?os, el de comparsa.Antes de ganar el Tour, nadie le hac¨ªa caso al veterano dan¨¦s. Riis proclamaba: "Voy a ganar", y la gente se re¨ªa. Tres meses despu¨¦s, un par de ellos de descanso y uno de puesta a punto, el ambicioso dan¨¦s proclama: "Tengo un 100% de posibilidades de ganar el Mundial". Nadie se r¨ªe. M¨¢s bien todos se asustan. Hace un a?o o dos, aunque Riis fuera el Riis ganador del Tour, la respuesta a la fanfarronada ser¨ªa una pregunta.
"S¨ª, ?y con qu¨¦ equipo?"
Pero en 1996, el a?o del certificado de defunci¨®n de otra forma de ver las cosas, la duda suena a ofensa.
Los equipos ya no existen, y menos las selecciones nacionales. Y cuando el poderoso dan¨¦s baje un pi?¨®n en la subida a Comano o en la Crespera de Breganzona y se exhiba como en Hautacam con, el plato grande -en esa forma dicen que est¨¢ quienes vieron a Riis en la Copa Sabatini o en la Par¨ªs-Tours-, los rivales se mirar¨¢n descorazonados y le dejar¨¢n irse, cada uno pensando en sus lentejas, o sea, en su posibilidad de quedar segundo. Las circunstancias favorecer¨¢n- al sucesor de Indur¨¢in en el Tour. Los italianos har¨¢n como en la Vuelta o en todas las cl¨¢sicas: forzar¨¢n escapadas, su nuevo campo de expresi¨®n. En todas habr¨¢ uno de los suyos. Se acab¨® el catenaccio.
Y si Italia, que no tiene un Eder que ponga de acuerdo a todos sus compa?eros, circunstancia obliga, no bloquea la carrera, ?qui¨¦n lo har¨¢? No ser¨¢n los franceses, con tres l¨ªderes -Jalabert, Virenque y Leblanc- enemigos entre s¨ª. Los tres, tambi¨¦n, amigos de las fugas en terrenos dif¨ªciles.
Lo que s¨ª que pueden hacer ser¨¢ fastidiarse entre ellos: uno escapado y los otros dos tirando para cogerle. Tampoco ser¨¢n los suizos, otra selecci¨®n fuerte con el problema de los muchos gallos: Rominger, Z¨¹lle, Gianetti y Dufaux, tambi¨¦n amantes del ciclismo de ataque.
Entonces, ?qu¨¦ queda? Espa?a. Pero la selecci¨®n de Pepe Grande no piensa ni por asomo controlar la carrera. Ni aunque pudiera. Los suyos -Olano, Clavero, Jim¨¦nez, Ramontxu, Escart¨ªn, Serrano, Blanco, Maule¨®n, Zarrabeitia, Cuesta, Etxebarria, Marcelino Garc¨ªa y Aiarzaguena- bastante tendr¨¢n con adivinar la fuga buena.
Y luego, tener fuerzas para aguantarla. Visto lo visto, o previsto, quiz¨¢s Riis no sea un fanfarr¨®n. Quiz¨¢s el m¨¢s fuerte gane el Mundial y no el m¨¢s favorecido por las t¨¢cticas. Aunque no tenga equipo.
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