Fiel a s¨ª mismo
Wini Mertens no est¨¢ dispuesto a evolucionar. Lo explicaba en la entrevista que dio el martes a este peri¨®dico y lo demostr¨® ,con los hechos: el concepto de novedad le trae al fresco. Es m¨¢s, cualquier idea de cambio en ¨¦l parece estar bajo sospecha. Su m¨²sica se sigue sustentando en aquellos mismos par¨¢metros con los que arranc¨® hace ya m¨¢s de una d¨¦cada.Mertens presenta su nuevo disco Jardin clos, en una gira que le ha de llevar a otras cinco ciudades espa?olas en estos d¨ªas. Buen t¨ªtulo para ese mundo cerrado en el que se mueve. No hay sorpresas en su obra porque lo ¨²nico que var¨ªa en ellas habitualmente es la presentaci¨®n. As¨ª, las diferencias estriban en la forma de orquestar la partitura. Y, tras sus ¨²ltimos soliloquios a base de piano y canto, se ha rodeado ahora de un cuarteto de metales: ropaje que sienta bien a sus apuntes repetitivos.
Wini Mertens Ensemble
Wim. Mertens (piano), Bart van der Strieckt (trompeta), Dirk Descheemaeker (clarinete y saxo soprano), Marc Verdonck (saxos alto y soprano) y Geert Devos (tromb¨®n). Teatro Monumental. Madrid, 15 de octubre.
El belga tiene ideas, y algunas francamente buenas. Pero el inter¨¦s fluct¨²a demasiado en funci¨®n de cada composici¨®n. Y entre temas de relevancia -que los hay como, por ejemplo, el que abri¨® la segunda parte del concierto-, se instala cierta sensaci¨®n de pesadez. El cuarteto juega con los timbres -menci¨®n a Descheemaeker, compinche desde los primeros a?os-, y se al¨ªa a los cambios de tempo indicados por el piano.
Canturreo
Si Mertens no se empe?ara en canturrear ser¨ªa mucho mejor. Cuando lo hace llega a irritar. Es algo similar a lo que podr¨ªa ocurrir si a Monica Seles le diera por dejar la raqueta y encontrar una salida art¨ªstica a sus gemidos. Adem¨¢s, a uno le da la impresi¨®n de que se le va a quebrar la garganta en cualquier momento. Su otorrino asegura que no hay nada que temer y que esa t¨¦cnica se usaba corrientemente hasta el siglo XVII.Pese a sus contadas aportaciones cinematogr¨¢ficas, la m¨²sica de Wini Mertens sugiere im¨¢genes. En realidad, busca crearlas por s¨ª misma. Y Mertens es uno de esos artistas que, al igual que buen n¨²mero de jubilados del norte de Europa, han hecho de Espa?a su segunda residencia. Cada vez que viene, se le recibe como si fuera un amigo de la familia. El mejor regalo lo guard¨® para el ¨²ltimo de los bises: Struggle for pleasure.
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