El cuento liberal
En los ¨²ltimos a?os, tras la debacle del totalitarismo comunista, su antagonista ideol¨®gico, esto es, el totalitarismo individualista, nos viene contando el cuento de que el "no va m¨¢s" del progreso humano est¨¢ en regresar a la ley de la selva socioecon¨®mica, donde los m¨¢s fuertes no deben pensar en los m¨¢s d¨¦biles, si ¨¦stos se quedan rezagados -por circunstancias de la vida- en la carrera por la subsistencia, con tal de seguir avanzando por la senda del crecimiento econ¨®mico (no confundir con desarrollo humano). Esta ideolog¨ªa, que lo reduce todo a un mero estado contable de beneficios y p¨¦rdidas, tiene su principal valor en la creaci¨®n de riqueza, olvidando su justa distribuci¨®n. No entiende al ser humano como sujeto (persona), sino como un objeto, sea consumidor o mero factor de producci¨®n econ¨®mica (trabajo).No entiende en su ceguera provocada por la desmedida ambici¨®n, que la justicia distributiva es condici¨®n sine qua non para mantener el orden y la paz sociales, imprescindibles para que todo ser humano se desarrolle individualmente con, arreglo a su condici¨®n de tal y sea, por tanto, realmente libre.
No entiende que los impuestos no son un expolio de nadie, sino el instrumento preciso para la justicia social y que su raz¨®n de ser est¨¢ en la raz¨®n de que, quien m¨¢s beneficios -rentas del trabajo o del capital- obtiene de su pertenencia a la sociedad m¨¢s debe aportar a su sostenimiento; por no entrar en el razonamiento ¨¦tico, que eluden vergonzosamente, de que es sencillamente monstruoso -y s¨ªntoma del mal funcionamiento objetivo del mercado que tanto alaban- que haya cientos de millones de seres humanos que no pueden satisfacer necesidades b¨¢sicas, y, de hecho, mueren de hambre, mientras otros poseen exceso de rentas. No entiende que cualquier ideolog¨ªa que trate de extirpar la inalienable condici¨®n social del ser humano est¨¢ condenada al fracaso, al igual que aquellas que tratan de ahogar su desarrollo individual, porque individualidad y socialidad, al igual que ambas caras de una moneda, son partes opuestas pero necesariamente complementarias.-
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