Trabajo ordena detener las obras del Museo del Prado por su peligrosidad

Lleg¨® Trabajo y mand¨® parar. Dicho y hecho. ?Paren las obras! Paradas est¨¢n. La reparaci¨®n de la cubierta del Museo del Prado ha quedado detenida. Y por orden de la inspecci¨®n laboral. Presentaba "riesgos graves e inminentes" para vidas humanas. Los responsables del Ministerio de Trabajo han querido atajarlos. De momento, lo han conseguido. El v¨¦rtigo ha dado paso al alivio. Los obreros subir¨¢n all¨¢, treinta metros arriba, con garant¨ªas para su integridad o no subir¨¢n. Ahora, las constructoras que reparan la techumbre tienen la palabra.En Madrid no hay precedente en adopci¨®n de una medida de esta envergadura, respecto de un edificio tan singular como el museo que trazara Juan de Villanueva. Con el tiempo, la cubierta del Prado se ha visto da?ada. Necesitaba una serie de cambios. Por ello, al Prado le fue puesto un sombrero vistoso. Se trata de un envoltorio surcado de nervios de acero. Su osamenta cubre parte del tejado. Puede deslizarse. En su desplazamiento, permite a una veintena de operarios emplomar poco a poco la cubierta, cubrir los lucemarios, recuperar la sombra interior del recinto y dejar filtrar, proporcionadamente, luz en cantidad tal que no da?e las valiosas telas de la pinacoteca.Se jugaban la vida

Pero el mimo que el Prado merece no ha de estar re?ido con la seguridad de las vidas de los que lo miman. As¨ª lo estim¨® Jos¨¦ Ignacio Dom¨ªnguez Garc¨ªa de Paredes, inspector de Trabajo de la Delegaci¨®n de Madrid, la autoridad que supervisa la seguridad de las obras en la Comunidad. El viernes, mientras inspeccionaba la reci¨¦n instalada sobrecubierta, comprob¨® el peligro que para sus operarios encerraba: sencillamente, se jugaban la vida. Sub¨ªan a treinta metros sobre el suelo en una peque?a jaula destinada al acarreo de material. Desde el ascensor de barrotes, soldaban la propia sobrecubierta, mov¨ªan pesadas planchas galvanizadas y realizaban las m¨¢s dispares y arriesgadas labores. Quiz¨¢ tubos y planchas pod¨ªan caer desde esa altura. El museo permanece abierto por otras entradas. Entonces, el inspector decidi¨® parar las obras. As¨ª se hizo.

Las obras permanec¨ªan ayer detenidas. Quedar¨¢n de tal manera mientras los riesgos no desaparezcan del todo. El plazo dura hasta el mi¨¦rcoles. La empresa, una denominada unidad temporal de empleo, UTE, formada por Entrecanales y FCC, deber¨¢ corregir de inmediato los errores. Las empresas pueden ser multadas con una suma oscilante entre 250.000 pesetas y 15 millones. Tambi¨¦n pueden salvarse de la sanci¨®n. Por el momento, seguir¨¢n pagando los jornales, sin avanzar en la ambiciosa obra en la que, temerariamente seg¨²n el parecer inicial del inspector, se han embarcado. Tienen una cita el mi¨¦rcoles en la Inspecci¨®n de Trabajo. La inspecci¨®n est¨¢ en la calle que lleva el nombre del ideador del Prado, Ventura Rodr¨ªguez. "Quiz¨¢", bromea un arquitecto, "sea una venganza p¨®stuma".