A la cola

Con la sensaci¨®n agradable de verme identificado he le¨ªdo el art¨ªculo Ponte a la cola publicado en su diario del domingo 13 de octubre.Soy holand¨¦s y hace un a?o que vivo y trabajo en Madrid, estoy casado con una madrile?a y estoy disfrutando del estilo de vida de Espa?a, y en concreto de Madrid. Hay muchas ventajas en la vida diaria espa?ola, pero tambi¨¦n hay desventajas, por ejemplo las horas perdidas en las colas, sobre todo en los organismos oficiales.

Cuando estaba leyendo el mencionado art¨ªculo, que estaba dividido en dos partes, una negativa (Tiempo perdido) y una positiva (Horas ganadas), me que de perplejo cuando le¨ª que la Escuela Oficial de Idiomas estaba incluida en la parte positiva.

Hace tres semanas me matricul¨¦ en un curso de espa?ol para extranjeros en esta escuela, para ello tuve que estar cinco horas en una cola para recoger el impreso con el que ir a pagar el importe del curso (unas 9.000 pesetas) a una oficina de Caja Postal.

Al d¨ªa siguiente ten¨ªa que entregar ese impreso sellado por esta entidad como comprobante del pago en la escuela. Esta vez s¨®lo estuve haciendo cola dos horas. Aunque considero bien la labor de la escuela de idiomas en cuanto a la ense?anza de idiomas a un precio bajo, no la tomar¨ªa como ejemplo en el apartado de Horas ganadas en estos tiempos de pago electr¨®nico, tarjetas de cr¨¦dito, Internet, superl¨ªneas, etc¨¦tera. Tal vez la modernizaci¨®n de procesos como ¨¦ste ayudar¨ªa tambi¨¦n en el problema del tr¨¢fico en Madrid; en mi caso tuve que ir personalmente ocho veces a la escuela.

De lo ¨²nico que pude informarme por tel¨¦fono fue de la fecha de inici¨® de las clases (durante el periodo de matr¨ªcula todav¨ªa no se sab¨ªa). Si esto son horas ganadas, los servicios p¨²blicos oficiales todav¨ªa tienen mucho camino por delante.-