"No me dejaban llevar cors¨¦ porque no era, est¨¦tico'
M. G Cuando lleg¨® med¨ªa 1.67 y pesaba, 49 kilos, tuvo que perder diez y sufri¨® anemia. Padeci¨® una lesi¨®n en la espalda. En mayo se march¨® a su casa en Elche. Ahora estudia BUP. Todav¨ªa lloracuando recuerda su paso por el equipo nacional.
Mar¨ªa Almela se' incorpor¨® a la concentraci¨®n' en el mes de febrero. S¨®lo aguant¨® cinco meses. "El d¨ªa de la Madre, cuando mis padres fueron a verme, les ped¨ª que me llevaran con ellos". Han pasado otros cinco meses. Ahora vive en Elche, ha dejado la gimnasia para siempre y ha retomado sus estudio de BUP.
"Todo lo que ha dicho Mar¨ªa Pardo es verdad. Leer su diario era como leer el m¨ªo. Lo que me duele es que haya tardado tanto tiempo en hablar. Cuando yo me march¨¦ nadie sali¨® en mi ayuda. Lo entiendo, cuando est¨¢s en la concentraci¨®n tienes que decir lo que ellos quieren.O aceptas las reglas del juego o, te vas. Es como una secta. Mar¨ªa todav¨ªa guarda su diario del equipo nacional "Muchas de las cosas que el cont¨® est¨¢n en mis notas. Y por ejemplo recuerdo que en cinco meses s¨®lo com¨ª un filete. Y, digo yo ?no es lo mismo comer un filete que dos salchichas?. A lo mejor es, que las salchichas nos las regalaba Campofr¨ªo, uno de nuestros patrocinadores, y eso era m¨¢s barato". La rigurosa dieta la hizo padecer anemia durante el tiempo que estuvo en la concentraci¨®n nacional. Pero Mar¨ªa establece grandes diferencias en su etapa en la selecci¨®n. "Estuvimos un mes en el CAR de Barcelona, all¨ª las cos as eran de otra forma. Hac¨ªamos r¨¦gimen, pero est¨¢bamos muy controladas por los m¨¦dicos. Para mi anemia me daban hierro y vitaminas. Luego, en Madrid me quitaron toda la ayuda. Pero eso no fue lo peor".
A Mar¨ªa le dectectaron una escoliosis torsolumbar. "El m¨¦dico me dijo que ten¨ªa que usar un cors¨¦ todo el tiempo salvo . cuando hiciera gimnasia. Emilia Boneva dijo que de acuerdo. Y, mis padres, advirtieron que si segu¨ªa el tratamiento m¨¦dico pod¨ªa seguir, pero que de lo, contrario me sacar¨ªan de la concentraci¨®n. A la hora de la verdad, Boneva no me dejo ponerme el cors¨¦. Me dijo: 'Primero- tienes que alcanzar tu peso ideal. De lo contrario es una locura ponerte un cors¨¦. Mi peso ideal seg¨²n ella estaba entre los 39 y 40 kilos, con mi altura (1,67). Llegue a pesar 40,300 gramos
Al igual que Mar¨ªa Pardo, no aguant¨® y se march¨®. "No ten¨ªamos intimidad. Eso era lo que m¨¢s echaba en falta. En el CAR de Barcelona ten¨ªamos nuestras propias habitaciones. En el chal¨¦ de Madrid dorm¨ªamos de cuatro en cuatro. Yo estaba con Marta Bald¨®, Susana G¨®mez y Patricia Elorduy Boneva estaba en otro edificio. S¨ª las cosas. hubieran sido como en el CAR de Barcelona y hubi¨¦ramos tenido el control m¨¦dico que all¨ª ten¨ªamos, habr¨ªa se guido. Pero en Madrid s¨®lo nos controlaba Emilia Boneva y no me fiaba de lo que pudiera pasar"
"Me prohibieron dar un beso a mi madre, a la que llevaba dos meses sin ver
M. G. La obligaron a adelgazar hasta quedarse en 43 kilos con sus 1.69 metros. Tuvo anemia y lesiones en la espalda, rodilla y tobillo. Ahora pesa 56 kilos. Perdi¨® dos a?os de clase. Vive en Tenerife y ha vuelto a, estudiar. Ha sido campeona de Espa?a individual cuatro veces y cinco en conjunto. Primera en los Juegos del Atl¨¢ntico, segunda en los Iberoamericanos y particip¨® en el Mundial de Par¨ªs.
"Me incorpor¨¦ equipo antes del Mundial de 1994. Me llamaron porque les hac¨ªan falta gimnastas. Los dos rimeros meses antes del Mundial fueron muy duros pero yo lo encontraba l¨®gico: la competici¨®n esta ba cerca y yo ten¨ªa que adaptar me. Lo que no me parec¨ªa normal eran otras cosas. Un d¨ªa recuerdo que Emilia se entero que mi madre y mi entrenadora, Nevall Est¨¦vez, hab¨ªan venido, a verme al hotel en el que est¨¢bamos concentradas antes de una competici¨®n. Me advirti¨® que no pod¨ªa ver a mi madre, ni tan siquiera acercarme a darla un. beso. Pero cuando la v¨ª, hacia dos meses que no est¨¢bamos juntas, me tir¨¦ a su cuello. Emilia no estaba en ese momento all¨ª, pero. alguien se lo cont¨®. Por ese motivo tuvo una discusi¨®n con mi madre a la que reprendi¨® por desconcentrarme".
Tras su participaci¨®n en el Mundial, Claudia sigui¨® en el equipo nacional. "Al volver a Madrid pens¨¦ las cosas se tranquilizar¨ªan, pero las broncas era iguales, la presi¨®n, incluso, aumentaba. en algunos momentos. Recuerdo un d¨ªa que estaba haciendo un ejercicio entero con la pelota-. Se puso delante de m¨ª en el tapiz y no par¨® de decirme: Toca, que est¨¢s como una foca. Yo no pod¨ªa concentrame si me gritaba y me dec¨ªa esas cosas. Estoy convencida de que lo hac¨ªa a prop¨®sito, pero no s¨¦ por qu¨¦".
Claudia tambi¨¦n recuerda con horror la rutina de la, b¨¢scula cada ma?ana antes de desayunar y las rigurosas dietas. "Pas¨¢bamos mucha hambre. No quer¨ªa que estuvi¨¦semos delgadas sino chupadas. Es una man¨ªa de Boneva, pero la gimnasia no es as¨ª en todo el mundo. Por ejemplo Mar¨ªa Petrova, la b¨²lgara campeona del mundo, no es tan delgada. Yo me he ido a la cama sin cenar muchas veces despu¨¦s de doce horas de entrenamiento. El control sobre la comida era excesivo. Cuando la cocinera se marchaba dejaba la puerta de la cocina cerrada con un candado. -Yo un d¨ªa me hice una foto en la puerta por si alguien no me cre¨ªa". Pero m¨¢s que el control sobre la alimentaci¨®n o las largas sesiones de entrenamientos, Claudia recuerda que nadie la ayud¨® cuando tuvo problemas. "Lo peor son las humillaciones. Recuerdo que un d¨ªa mi madre me llam¨® para decirme que mi padrino hab¨ªa muerto. Me puse a llorar, le quer¨ªa mucho. Emilia me vio y me dijo que lo de mi padrino era mentira, que lo hacia para no entrenarme y que ten¨ªa mucho cuento. Eso me hizo ver que este deporte no tiene por qu¨¦ ser as¨ª. Emilia nos daba miedo a todas. Si, quieres estar en la selecci¨®n tienes que aceptar todo y callar. Son las reglas".
Claudia tuvo una bursitis en la rodilla, contracturas en la espalda, las mu?ecas abiertas y un hueso del tobillo fuera de su sitio. "Como me quejaba mucho de la rodilla me dijeron que me iban a hacer una radiograf¨ªa, pero me march¨¦ del equipo sin que me la hicieran'.
"Dej¨¦ la gimnasia en el Campeonato de Espa?a. Qued¨¦ segunda. No me pareci¨® justa la puntuaci¨®n porque la que -gan¨® hizo m¨¢s fallos que yo, pero me call¨¦. Al d¨ªa siguiente cuando me fui a pesar me dijo: 'No te peses que t¨² ya no perteneces al equipo. Pens¨¦ que simplemente se trataba de un enfado de los suyos. As¨ª que me hice el mo?o, me pint¨¦ y me puse una malla. Cuando me vio me solt¨®: No s¨¦ porque te has puesto as¨ª si no vas a participar:. Me dej¨® tirada en el Pabell¨®n. Ni tan siquiera, a pesar de que estaba concentrada, me llev¨® al hotel con, el resto de mis compa?eras. Me qued¨¦ sola y en mallas en el pabell¨®n. Menos mal que mi madre, hab¨ªa ido a verme y me llev¨® a su hotel. Ese d¨ªa dej¨¦ la gininasia".
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