Divinas palabras
Estos cinco, argenti?os rompen, como siempre, los esquemas y las etimolog¨ªas. Al final de este nuevo espect¨¢culo se saca la conclusi¨®n de que humor viene de humus, t¨¦rmino latino que significa tierra, barro. Es decir, Dios cre¨® al hombre del humor; la mujer, en cambio, es la cosquilla de Ad¨¢n, no la costilla como se dice p¨¦rfidamente con fluidez e ignorancia. Dios estaba aburrido y ten¨ªa ganas de relajarse. En ¨¦sto, lleg¨® la risa. Desde entonces Dios es Humor. Y por eso hizo el verbo, la palabra.Les Luthiers trabajan la ingenier¨ªa de las palabras, las alborotan con absoluto desparpajo no carente de respeto. Acaba uno absolutamente perplejo y desternillado sin saber con exactitudsi es m¨¢s iniportante el papel protagonista o el papel higi¨¦nico. En todo caso es reconfortante constatar que el humor es cosa de letras, y no de letrinas, como opina la televisi¨®n.
Les Luthiers unen canto con humor
Componentes: Carlos L¨®pez Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundsstock, Carlos N¨²?ez y Daniel Rabinovich. Palacio de Congresos. Madrid, 29 de octubre
En esta nueva propuesta est¨¢n presentes toda clase de dios¨¦es, incluidos los verdaderos. San Ict¨ªcola de los Peces, una de las ocho piezas del espect¨¢culo, es una tierna y mordaz s¨¢tira celestial donde la mafia, los predicadores y el pueblo descre¨ªdo y fiel se arrejuntan para crear delirio y frenes¨ª. En este tema presentaron a uno de sus dos nuevos instrumentos, el inefable bajobarr¨ªltono: una cuba de vino sirve de caja para el contrabajo y de p¨²lpito para el predicador. Entre el p¨²blico hab¨ªa, por lo menos, dos altos dignatarios de la Iglesia cat¨®lica espa?ola; ambos se retorc¨ªan de risa. Porque Les Luthiers hacen gracia sin mirar a qui¨¦n. A nadie se le ha -currido hasta el momento ponerles querellas criminales por motivos sociales, religiosos o pol¨ªticos.
Las musas son las deidades m¨¢s asilvestradas y cachondasde la velada. Cl¨ªo, Euterpe, Erato, Terp¨ªscore y las dem¨¢s compa?eras son protagonistas durante varios minutos. En Fronteras de la ciencia, el n¨²mero final, irrumpe arrebatador otro nuevo instrumento, el ferrocal¨ªope, artilugio sublime que, aunque suena divino, parece producto de una melopea ("d¨ªcese del arte de componer melod¨ªas"): es un ingenio barroco compuesto de m¨¢quinas de tren y sonidos de feria. Los argentinos llaman caliope al organillo de los tiovivos. Pero Les Luthiers, muy cultos, saben que Cal¨ªope es la musa de la poes¨ªa ¨¦pica, madre de Orfeo y de las sirenas. Cal¨ªope ense?¨® a cantar a Aquiles, que pag¨® sus clases con un tal¨®n famoso. Ese cheque est¨¢ ahora en manos de Les Luthiers.
El humor es el tal¨®n de Aqu¨ªles para conquistar castillos y corazones. Y rebaja los humos a las palabras solemnes, a los se?ores solemnes y a todo tipo de solemnidades.
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