Ni?os con reparos
La primera impresi¨®n que se obtiene de ver un filme como Dragonheart -aparte de la habitual y renovada urgencia de exigir que un acad¨¦mico de la lengua,y los hay bien cin¨¦filos, lleve a la real casa el tema de la brutal anglofonizaci¨®n de la exhibici¨®n cinematogr¨¢fica para acabar con desmanes como que ya apenas haya pel¨ªculas americanas con t¨ªtulo castellano-, es la contaminaci¨®n tem¨¢tica que impregna todo el filme. Con la excepci¨®n del drag¨®n parlante, y fil¨®sofo, una innovaci¨®n menguada si se ve la copia doblada -con todos los respetos para el oficio de Paco Rabal, el monstruito naci¨® para la voz de Connery-, todo lo dem¨¢s ha sido repetidamente visto en multitud de pel¨ªculas que tienen su inspiraci¨®n en las dark ages, las poco documentadas d¨¦cadas del medievo brit¨¢nico anteriores al siglo XI.Tiranos m¨¢s malos que la ti?a, heroicos caballeros incluso desencantados, doncellas en peligro, p¨®cimas m¨¢gicas, castillos inmensos y salvamentos prodigiosos se mezclan aqu¨ª con una historia algo original, la del caballero que se monta la vida como timador con drag¨®n para, nuevo circo de Buffalo Bill, sacarle el dinero a los incautos. Hay que agregar otro elemento original: el rodaje en escenarios naturales de Eslovaqu¨ªa, que aportan un aire diferente.
Dragonheart
Director: Rob Cohen. Gui¨®n: CharlesEdward Pogue. M¨²sica: Randy Edelman. Producci¨®n: Raffaella de Laurent¨²s. EE UU, 1996. Int¨¦rpretes: Dennis Quaid, David Threwlis, Pete Postlethwaite, Julie Christie, Dina Meyer, Jason Isaacs y la voz de Sean Connery (Paco Rabal en la versi¨®n doblada). Estreno en Madrid: Plaza Aluche, Canciller, Excelsior, Espa?a, Bellas Artes, Luchana, Liceo, Vel¨¢zquez, Colombia, Vaguada, Madrid, Conde Duque, Gran V¨ªa.
Tal vez no hay que pedirle a la pel¨ªcula nada m¨¢s que lo que se propone: hacer cre¨ªble. al monstruo mitol¨®gico por excelencia, hacer fiable la relaci¨®n que ¨¦ste establece con su amigo-ex enemigo y atiborrarse de palomitas. Rob Cohen, el director responsable de aquella hagiograf¨ªa a mayor gloria de Bruce Lee que, cosas del oficio, se llamaba tambi¨¦n Drag¨®n, se limita a coordinar un equipo ingente, en el que los muchachos de efectos especiales se llevan, es norma en estos casos, la palma de calle. Luego, ni la historia ni la espectacularidad menguada de los combates servir¨¢n para redimir al adulto de la tarde empleada en el filme; pero es que, conviene tambi¨¦n decirlo, la cosa no est¨¢ destinada a ¨¦l, sino a la platea menuda... Ur¨ªa verdadera l¨¢stima, en todo caso, si es as¨ª como entra en contacto con el rico, plural, fascinante mundo arturiano que, en el fondo, es la base misma de la existencia de la pel¨ªcula.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.