Ocurrencia

Parece ser que los madrile?os usamos poco el coche y, para fomentar su uso, s¨®lo se le ha ocurrido al concejal de transportes de este Ayuntamiento reorganizar las l¨ªneas de autobuses de los diferentes barrios de Madrid, sin previo aviso, con el consiguiente desconcierto de los usuarios, y sobrecargar algunas de las ya de por s¨ª cargadas en demas¨ªa, l¨ªneas de barrios sobrepobladosSoy una usuaria del transporte colectivo en general y de la l¨ªnea 147, barrio del Pilar-plaza de Callao, en particular. Esta l¨ªnea compart¨ªa parte de su trayecto con el 42, por lo que se aliviaban mutuamente la carga, con la siguiente comodidad para los usuarios. Pero ¨¦sta era demasiada comodidad para el sufrido madrile?o y un acicate al uso del autom¨®vil particular. El concejal de Transportes pens¨® que quien vaya inc¨®modo en el autob¨²s que coja el coche, y as¨ª el tr¨¢fico en Madrid ser¨¢ m¨¢s divertido, especialmente en d¨ªa de manifestaci¨®n (l¨¦ase todos los d¨ªas del mes), y le cambi¨® el trayecto: al 42 sin avisar, no se fueran a enterar los usuarios y pudieran cambiar sus planes, impidiendo el embotellamiento de personas en autobuses y el colapso automovil¨ªstico de las calles. Si los ecologistas se quejan de c¨®mo se transporta el ganado por las autopistas europeas, que observen c¨®mo se transporta el ganado urbano por las calles madrile?as, a ver qu¨¦ dicen.

?Qu¨¦ trabajo cuesta informar? Est¨¢ lleno Madrid de paneles o chirimbolos anunciadores, ?Por qu¨¦ no se informa al ciudadano de estos cambios, para que pueda adecuar sus h¨¢bitos a la nueva decisi¨®n?

No quiero seguir porque estoy muy enfadada por la forma en que soy tratada, transportada, etc¨¦tera. Pero pienso que es tan importante cumplir con las obligaciones de ciudadana como quejarse cuando una se siente maltratada.-