EL CUADERNO DE ANDAR POR CASA
La t¨¦cnica como herramienta. Cuando Maradona vio venir a Bilardo por el pasillo de un hotel de Berl¨ªn, le quit¨® el bal¨®n a un chico que estaba recogiendo, aut¨®grafos y empez¨® a hacer malabarismos sobre, las lujosas alfombras. Bilardo se acerc¨®, le dio la mano seriamente y lo tom¨® como ejemplo: -As¨ª tiene que ser. Te felicito. Por eso eres Maradona. Todos tienen que hacer lo mismo: dale, y dale, y dale...-Y se fue marchando mientras insist¨ªa en el "dale".
Por la noche el mismo Bilardo apareci¨® en el restaurante haciendo jueguito con otro bal¨®n. Su personalidad obsesiva hab¨ªa tomado para ese lado y repet¨ªa sin cesar que cada jugador de la selecci¨®n argentina ten¨ªa que tener un bal¨®n y dominarlo cuando no hab¨ªa otra cosa que hacer. No era mala obsesi¨®n. Recuperada la est¨²pida, pregunta: ?qu¨¦ es jugar bien? Conviene aclarar que no significa hacer tacos, sombreros y ca?os, pero s¨ª d¨¢rsela a un Compa?ero en condiciones m¨ªnimamente favorables. Al menos de vez en cuando. De lo contrario, futbolistas, conviene seguir el consejo de Bilardo o dedicarse a otra cosa.
No olviden que... Guardo est¨¦ recuerdo de cuando Maradona estaba en Barcelona. Diego juega a meter el bal¨®n en una maceta. Su zurda tira a encestar, a enmacetar. La maceta est¨¢ en el centro de una delicada mesa del gran sal¨®n. El bal¨®n bordea la maceta, pasa cerca (nunca Iejos), cae dentro... En su recorrido ensucia, crea una alarma permanente, rompe algo. Es una locura jugar a la pelota en un sal¨®n repleto de objetos valiosos, pero sin ese amor al bal¨®n no habr¨ªa maceta, ni mesa, ni objetos valiosos ni sal¨®n. La an¨¦cdota me llega involuntariamente a la memoria cuando escucho a dos jugadores j¨®venes hablar del dinero grande que est¨¢n ganando. Est¨¢ bien si no les contamina la memoria y la pasi¨®n. El Negro Fontanarrosa (querido humorista argentino titular indiscutible de este cuaderno) recreaba un d¨ªa en una vi?eta la duda trascendental de un futbolista: "?Qu¨¦ me compro primero, el coche o la casa?"'. El personaje lo resolv¨ªa con una envidiable, capacidad de s¨ªntesis: "Ya est¨¢", dec¨ªa, "una casa rodante". En la b¨²squeda de soluciones inversionistas a los jugadores a veces se les olvida que esos agradables desvelos se lo deben al f¨²tbol. Por ah¨ª piden permiso para faltar a un entrenamiento porque tienen que firmar una escritura. No se?or, sin entrenamiento, sin f¨²tbol, no habr¨ªa escritura que firmar, por tanto, el tiempo que necesiten para cumplir con ese compromiso se lo debe pedir a otra parte del d¨ªa. La jet futbol¨ªstica debe entender que este negocio s¨®lo se defiende dentro del campo.
21 perdedores. El resultadismo no es obtener resultados, sino anteponer el resultado a todo. Yo veo un ¨²nico problema en el testarudo f¨²tbol: se juegue bien o mal, al ataque o defensivamente, al toque o al pelotazo, el campeonato s¨®lo lo gana uno. No quiero ser aguafiestas, pero les recuerdo que "el segundo es el primero de los perdedores". As¨ª las cosas, ?no ser¨¢ mejor relajarse un poco?
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