La tolerancia suena en un tambor
M¨²sicos senegaleses entusiasman a los escolares con ritmos de su tierra
Desde que llegan al escenario hasta que desaparecen de ¨¦l, movi¨¦ndose a un ritmo trepidante y seguidos por un tropel de 150 ni?os, no ha pasado m¨¢s de una hora, y, sin embargo, se vive como varias. No es largo, sino muy intenso. Se trata del concierto que el grupo de percusi¨®n Yambar ofrece desde hace unas semanas a escolares, a iniciativa de la Sala Cuarta Pared, que ha incluido en su campa?a de teatro para colegios un apartado de m¨²sica. Claro que no es ¨¦sta una m¨²sica cualquiera. Yambar son cuatro m¨²sicos de Senegal herederos de los tradicionales griots, una especie de trovadores africanos.Bajo el t¨ªtulo Hablan los tambores, los de Yambar muestran un apunte sobre su cultura wolof, etnia mayoritaria en su pa¨ªs. Es s¨®lo un esbozo, pero si se atiende a la reacci¨®n de los chicos se ve que basta y sobra para que se metan de lleno en lo que observan y oyen. Cabe pensar que los profesores s¨®lo tendr¨¢n que mover un dedo luego en el aula (los de Cuarta Pared les han preparado una somera ficha did¨¢ctica) para que sus alumnos hayan recibido la mejor lecci¨®n de tolerancia.Pero esa parte, la te¨®rica, vendr¨¢ despu¨¦s; la m¨¢s interesante es la pr¨¢ctica, en el teatro, donde se crea un ambiente casi m¨¢gico en el que m¨¢s de un centenar de ni?os y ni?as entre 7 y 10 a?os conecten, y de qu¨¦ modo, con cuatro personas que hablan una lengua endiablada, con un m¨ªnimo vocabulario castellano. S¨ª se comprende el idioma de los tambores, y no por el lenguaje universal de la m¨²sica, sino porque tienen un tambor que habla: la tama.Es un instrumento peque?o, con forma de reloj de arena, hecho, con madera y piel de lagarto, que se toca colocado bajo la axila. Tiene unos tensores del parche que producen sonidos muy parecidos al lenguaje hablado. Aparte de esta capacidad asombrosa, es ideal para el juego de di¨¢logo con el p¨²blico que propone Cheick Diouck, ¨²nico capaz de decir cuatro palabras en castellano. Avisa a los chavales de que la tama les va a preguntar "?qu¨¦ tal?". Cuando lo hace responden: "?Muy bien!".
Los ni?os est¨¢n preparados para la conversaci¨®n porque antes han practicado otro di¨¢logo sonoro, cuando repet¨ªan con sus palmadas la cadencia de los tambores. Es el juego del ecoun peque?o estribillo sin complicaci¨®n que se va alargando y acelerando. Al tiempo que su dificultad, crece el entusiasmo de los peque?os y la entrega de los m¨²sicos; el resultado es un vertiginoso in crescendo.Cuando interpretan la historia (musical) de los dos hermanos que tras 20 a?os de b¨²squeda se encuentran, el p¨²blico ya es todo o¨ªdos; cuando desbaratan sus cuerpos en una danza ¨¦tnica o cambian sus kaftanes por una indumentaria m¨¢s rica y colorista, es todo ojos; cuando se mezclan con los ni?os, pasan por encima de sus cabezas o tocan pegaditos a sus o¨ªdos, entusiasmo puro.
Hablan los tambores. Sala Cuarta Pared (calle de Ercilla, 17), lunes y martes a las 10.30. 500 pesetas. Reservas: 473 96 66 y 517 23 17.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.