M¨¦xico saca provecho del conflicto entre Espa?a y Cuba
La diplomacia mexicana ha optado, de momento, por la discreci¨®n en el contencioso que sostienen los Gobiernos de Madrid y La Habana sobre el futuro pol¨ªtico de Cuba. Ni siquiera la retirada del pl¨¢cet al embajador Jos¨¦ Coderch ha motivado la m¨ªnima reacci¨®n oficial, si bien en voz baja se insiste en que el Gobierno de Aznar, que fue "quien arroj¨® la primera piedra", ha adoptado una actitud fuera de tono. De hecho, M¨¦xico es de los pa¨ªses que, por sus inversiones en la isla, podr¨ªa ocupar el lugar que tiene ahora Espa?a.M¨¦xico est¨¢ sacando tajada del duelo entre Fidel Castro y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. El presidente Ernesto Zedillo ya conoc¨ªa por boca del propio Aznar que Espa?a iba a endurecer su pol¨ªtica hacia Cuba. De hecho, mand¨® a su canciller, Jos¨¦ ?ngel Gurr¨ªa, que facilitara un encuentro entre- los ministros de Exteriores de ambos pa¨ªses, Abel Matutes y Roberto Robaina.
El encuentro se celebr¨® en septiembre en Nueva York y sorprendi¨® a los m¨¢s veteranos funcionarios de la diplomacia espa?ola, que se preguntaban por qu¨¦ M¨¦xico ten¨ªa que mediar para acercar a dos Gobiernos que incluso en tiempos de Franco se hab¨ªan entendido.
Zedillo decidi¨® no inmiscuirse en este asunto. "No censuramos, pero tampoco compartimos", indic¨® a este peri¨®dico un alto funcionario de Relaciones Exteriores. De hecho, M¨¦xico se viene preparando, por un lado, para evitar declaraciones que enojen al Gobierno espa?ol y, por otro, para ocupar su posible vacante como inversor privilegiado en la isla, especialmente en el sector tur¨ªstico.
El embajador Jorge Monta?o, ex representante permanente de M¨¦xico en Naciones Unidas, arremet¨ªa el lunes contra Aznar en un art¨ªculo en el diario Reforma mediante el cual advert¨ªa que la impericia de su asesores y el af¨¢n del jefe del Gobierno espa?ol por superar el peso espec¨ªfico de Felipe Gonz¨¢lez en las anteriores cumbres iberoamericanas le condujo al fracaso m¨¢s estrepitoso. "Las formas tradicionales de la diplomacia y de la pol¨ªtica, que tanto han servido en la transici¨®n que ha vivido Espa?a desde la muerte de Franco, se cambiaron por la camorra y la vulgaridad", advert¨ªa Monta?o.
Sin apoyos
Lo cierto es que a Aznar no le apoya nadie en Am¨¦rica Latina porque, por encima de las diferencias ideol¨®gicas, existe una solidaridad interregional entre los pa¨ªses latinoamericanos, como lo demuestra el rechazo absoluto a la ley Helms-Burton. No se comparte el r¨¦gimen castrista, pero tampoco la alternativa que se larva en Miami con Jorge Mas Canosa a la cabeza. Pese a que los mandatarios son conscientes de la terquedad de Castro, se apuesta por una transici¨®n pac¨ªfica que incluya la reconciliaci¨®n entre los cubanos.
Las cumbres iberoamericanas, explica un diplom¨¢tico mexicano, hab¨ªan conseguido ya sus primeros logros al empujar a Castro a un cambio est¨¦tico al sustituir el uniforme verde oliva por un traje de chaqueta. Era un primer paso, pero ahora el nuevo estilo espa?ol ha roto el delicado consenso que exist¨ªa respecto a Cuba por parte de sus otros 18 socios.
En medios pol¨ªticos mexicanos se destaca como prueba de que el estilo Aznar no va a hacer mella en Am¨¦rica Latina la prudencia con que frente a Cuba act¨²an mandatarios que sufrieron el apoyo de Castro a guerrillas que convulsionaron sus pa¨ªses, como los derechistas Armando Calder¨®n, de El Salvador, Arnoldo Alem¨¤n, de Nicaragua, o el colombiano Ernesto Samper. Como advierte Monta?o, actuar sin mesura en una regi¨®n que tiene la plena soberan¨ªa como principal bandera tiene un nombre: injerencia.
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