Afganas
La teor¨ªa de la opulencia comunicacional formulada por comunic¨®logos estructuralistas franceses a comienzos de los setenta es una mierda, con perd¨®n. A la opulencia maquinaria le corresponde una miseria comunicacional equivalente, y aporto como prueba la incapacidad de soporte para mantener vivas todas las mercanc¨ªas informativas necesarias. ?Qu¨¦ se hizo de las mujeres afganas machacadas por el integrismo isl¨¢mico que durante unos d¨ªas se convirtieron en las chucher¨ªas del esp¨ªritu occidental? ?Cu¨¢nto nos durar¨¢ el espect¨¢culo de ni?os africanos moribundos? ?Ad¨®nde fueron a parar los kurdos? ?Y los ind¨ªgenas de la Amazonia? El drama de las afganas al parecer deja de producirse cuando cae de las primeras p¨¢ginas y los ni?os africanos se reaniman como supermanes en cuanto no son fotograrias. Los des¨®rdenes del mundo existen s¨®lo en el tiempo y espacio que les deja nuestra pantalla de televisi¨®n. Vienen de la nada desde la izquierda y vuelven a la nada por la derecha.Lament¨¦ no estar ni en Madrid ni en Espa?a para sumarme al coro de la comisi¨®n de mujeres de la ONG Asamblea de Cooperaci¨®n de la Paz, no s¨®lo porque me atra¨ªa, mentalmente, la posibilidad de manifestarme vestido con una burka, en Cibeles, a favor de las mujeres afganas, sino porque millones de mujeres en el mundo conf¨ªan en la energ¨ªa global de la solidaridad para poder forcejear con su condici¨®n de ganado reproductor. Frente a la fr¨ªa utilizaci¨®n de mercanc¨ªas informativas, las ONG deber¨ªan plantear una jerarqu¨ªa alternativa de valores y forzar la asunci¨®n de que todas las barbaries pendientes fueran de consumo comunicacional obligatorio y equitativo, aun corriendo el riesgo de que el espect¨¢culo o nos insensibilizara definitivamente o nos instalara en un pesimismo hist¨®rico anhelante del alivio emocional de un buen diluvio universal.
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