David, Goliat y el funcionalismo
Todos queremos la democratizaci¨®n del r¨¦gimen pol¨ªtico cubano. En ese objetivo convergen todos los pa¨ªses occidentales, que divergen, en cambio, en c¨®mo lograrlo cuanto antes y al menor coste. Estados Unidos ha elegido una opci¨®n modal dura que, si ha utilizado en rara ocasi¨®n recursos b¨¦licos, ha recurrido, sin embargo, al arma del embargo econ¨®mico durante m¨¢s de 30 a?os. La Uni¨®n Europea, por el contrari¨®, ha optado por la v¨ªa funcionalista que ha presidido desde sus comienzos todas sus actuaciones. V¨ªa que propugna la evoluci¨®n progresiva frente a los cambios radicales y privilegia los procesos econ¨®micos frente a los planteamientos pol¨ªticos. Esa modestia end¨®gena tiene perfiles a¨²n m¨¢s modestos en temas de pol¨ªtica exterior, en los que la exigencia de unanimidad en las decisiones acaba imponiendo siempre un com¨²n denominador muy m¨ªnimo.Hasta 1993 la cooperaci¨®n de la UE con la isla fue nula. Desde entonces se ha creado un programa de ayuda alimenticia y se ha estimulado la apertura de Cuba al exterior mediante medidas puntuales y una discreta incitaci¨®n a la econom¨ªa de mercado. En ese sentido, el Consejo Europeo de 1995 en Madrid pidi¨® que se preparase una propuesta de cooperaci¨®n econ¨®mica UE-Cuba a negociar en el plazo de seis meses. La posici¨®n de Cuba llev¨® al Consejo Europeo de Florencia de mayo asado a renunciar a dicha negociaci¨®n, insistiendo, sin embargo, en la necesidad de continuar el di¨¢logo y en abrir la negociaci¨®n en cuanto la actitud del Gobierno cubano lo permitiera. A partir del triunfo del PP el Gobierno espa?ol endureci¨® considerablemente su posici¨®n frente al r¨¦gimen castrista, constituyendo a Espa?a en el gran antagonista de la Cuba actual. La respuesta cubana retirando el pl¨¢cet al embajador Coderch ha fijado las posiciones de los contendientes.
La UE no ha querido alinearse con la posici¨®n espa?ola y ha dejado las cosas como estaban: presi¨®n para el cambio, s¨ª; acoso al r¨¦gimen castrista, no. La propuesta de Espa?a para que las embajadas establecieran contactos regulares con la oposici¨®n ha desaparecido por completo de la "posici¨®n com¨²n" que fue aprobada oficialmente ayer en el Consejo de Ministros de Econom¨ªa. Es m¨¢s, el que se haya elegido ese marco para tomar la decisi¨®n, y no el del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, prueba una vez m¨¢s el tratamiento funcionalista -econ¨®mico y no pol¨ªtico, gradualista y no abrupto- que la UE ha reservado a esta cuesti¨®n. No pod¨ªa ser de otra manera.
Superado este incidente, el problema sigue en pie. ?Conviene a los intereses de Espa?a la beligerancia contra el r¨¦gimen cubano? Depende de c¨®mo se entiendan esos intereses. Desde el punto de vista econ¨®mico, otros pa¨ªses, M¨¦xico a la cabeza, parece que se aprestan a ocupar el posible vac¨ªo que deje Espa?a. Alemania ha firmado ¨²ltimamente un acuerdo con Cuba para garantizar sus inversiones. Desde el punto de vista pol¨ªtico, Castro sigue despertando en los pa¨ªses del Sur una corriente de simpat¨ªa que le viene de su funci¨®n de David frente al Goliat norteamericano, que la ley Helms-Burton ha reactivado en los ¨²ltimos meses. Y Goliat no ha sido nunca buen compa?ero.
?La ofensiva anticastrista en que tan declaradamente ha entrado el Gobierno espa?ol es el mejor modo de propiciar la democracia en Cuba? La teor¨ªa de las transiciones democr¨¢ticas y las m¨²ltiples experiencias democratizadoras de los dos ¨²ltimos decenios apuntan m¨¢s bien a lo contrario. Los ataques desde fuera despiertan el nacionalismo y permiten al poder autocr¨¢tico utilizarlo en su favor. Las iniciativas tur¨ªsticas, los proyectos econ¨®micos, las aperturas al exterior, la visita al Papa o la reciente declaraci¨®n de Castro abandonando la violencia y haciendo suyo el concepto de revoluci¨®n de las conciencias, de revoluci¨®n pac¨ªfica, tal vez sean el camino m¨¢s corto. Y el m¨¢s seguro.
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